Y ahora le tocó a Daiana, pero la sensación es que nos tocó a todas. Esta frase es la que más se escucha entre las mujeres en estos días, tras encontrarse un nuevo cuerpo de una mujer asesinada. Y la mayoría de esos cuerpos encontrados son de mujeres jóvenes. Y la mayoría de las mujeres que desparecen, presumiblemente por trata con fines de explotación sexual, son mujeres. Y no sólo desaparecen por la Trata. También desaparecen porque en sus casas sufren violencia, no son escuchadas o están sumergidas en la sinrazón de no poder desplegar sus alas.
* Por Secretaría de Género de la CTA Capital
Hace pocos días, La Casa del Encuentro, presentaba el informe 2013 sobre femicidios en la Argentina, que cuenta que ocurrieron 277 en todo el país, 10 en la Ciudad de Buenos Aires y que 405 hijos e hijas quedaron sin su mamá. Un 16% más que el año anterior. Por las noticias, sabemos que en 2014, fueron más. Digo que por las noticias, porque no existe ningún organismo estatal que realice estadísticas ni recabe información. Tanto en el país como en la ciudad, dejan en manos de las organizaciones de mujeres, es decir en manos privadas, esa tarea. Son las organizaciones de la sociedad civil, al parecer, las que se preocupan. Y eso nos preocupa, ya que si no hay estadísticas oficiales, difícilmente pueda haber políticas públicas certeras para avanzar en el combate de la violencia hacia las mujeres.
La violencia hacia las mujeres es un fenómeno que requiere de respuestas que procuren de-construir las estructuras y normativas que organizan a la sociedad y que habilitan respuestas violentas tanto desde las instituciones como en los vínculos entre las personas.
Aún no contamos, en el país y en la Ciudad, con todos los servicios necesarios que garanticen los derechos y promuevan acciones socio-comunitarios, familiares y personales que prevengan y atiendan las múltiples dimensiones que adquiere la violencia hacia las mujeres. No advertimos en el conjunto de las acciones desarrolladas una apropiación adecuada de la perspectiva de género en las intervenciones, ni en la formación del personal responsable, que permita afrontar las causas y consecuencias de la violencia hacia las mujeres. Falta asignación específica de recursos en el presupuesto de la Ciudad y nacional para la prevención, atención y eliminación de toda forma de violencia hacia las mujeres.
Sabemos que hay avances en el reconocimiento de la problemática, mayor sensibilización y preocupación. Esto es fruto de la incansable lucha y tarea diaria del movimiento de mujeres. Pero aún nos encontramos con importantes prejuicios y un concepto restringido de los derechos humanos de las mujeres, a través de mensajes antagónicos y contradictorios.
La justicia está dada vuelta: A los asesinos de Rosana Galliano, su marido Arce y su suegra, los beneficiaron con volver a su casa y criar a los hijos.
Desde un canal de TV quisieron responsabilizar a Daiana de su muerte, por ponerse un short corto para andar por la calle.
No queremos más Daianas, Lolas, Candelas, Wandas. No queremos más mujeres muertas.
Queremos que la problemática de la violencia de género sea tomada por todos y todas. Que los sindicatos, partidos políticos, organizaciones de mujeres y de hombres, los defensores de los derechos humanos luchemos para acabar con esto.
Exigimos al estado nacional, provincial y a la Ciudad de Buenos Aires, a que se pongan al frente y de una vez por todas pongan presupuesto e iniciativas para que Nunca más muera una mujer por violencia de género.