Ricardo Peidro, secretario Adjunto de la CTA y secretario General de la Asociación Agentes de Propaganda Médica (AAPM-CTA), explica el informe que elaboró su gremio para advertir sobre los peligros de la venta publicitaria de medicamentos. El reclamo por un mercado ético, denuncias y controles.
Como secretario general de la Asociación Argentina de Propaganda Médica (AAPM-CTA), la entidad que nuclea a quienes la gente conoce como visitadores médicos, acaba de elaborar un informe advirtiendo sobre los daños gravísimos a la salud producidos por distintos medicamentos publicitados en radio y televisión.
Drogas que «no explican sus contraindicaciones», y «son promocionadas como si fueran caramelos», podrían, según el organismo, originar ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, conclusión a la que llegó recientemente la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Para Ricardo Peidro, las grandes multinacionales farmacéuticas se cubren «sólo aclarando que ante cualquier duda, la gente debe consultar a su médico».
Y subraya: «Lo único que falta es que ya con una hemorragia estomacal avanzada, quieran solucionar el problema devolviendo la plata.» Si bien los controles de la comercialización se ajustaron en los últimos tiempos,
Peidro advierte: «En la actualidad, el mercado de medicamentos de venta libre representa el 30% de la facturación total de fármacos, una cifra altísima y peligrosa.»
–¿Cómo definiría la publicidad de medicamentos en radio y televisión?
Como un atentado contra la salud colectiva. Si se habla de prevención y promoción de la salud, tratar al medicamento como un artículo de consumo masivo es grave. Ninguna droga puede ser incentivada desde una pantalla o un spot radial como si se tratara de una pócima milagrosa. Además, las corporaciones cuentan con distintas herramientas para cubrirse legalmente ante un problema posterior: que el paciente no consultó al profesional, o que equivocó la posología. Si a eso le agregás que en los avisos, una figura pública que hasta te parece simpática te «vende» la pastilla prometiéndote que es el comprimido de la felicidad, o una pócima milagrosa, el tema se hace incontrolable.
–En el informe, ustedes explican medidas tomadas por organismos extranjeros contra fármacos que aquí circulan libremente.
Sí, sobre todo lo dicho por la Administración de Alimentos y Medicamentos norteamericana (FDA), que instó a los médicos a no recetar medicamentos con más de 325 mg de paracetamol. La fórmula del Next, por ejemplo, tiene 500 mg.
–¿Aumentaron los controles en general?
Hay más, pero tampoco estamos en un paraíso. Una investigación del Hospital Fernández explicó hace poco que el consumo indiscriminado de medicamentos representa la segunda causa de intoxicación en Argentina. Y hablo tanto de los de venta libre como de los recetados. Los laboratorios siempre buscan la rentabilidad, y la lucha contra la publicidad se hace difícil.
–¿Por qué?
No tenemos nada contra el locutor o el artista que participa. Lo que se debe cambiar es el mensaje, y no comparar una cápsula o un blíster medicinal con un limpiador de muebles. Ahora mismo el PRO estudia mandar un proyecto para volver a exhibir medicamentos en las góndolas, y que la gente pueda servírselos con lo que compra para comer. Frente a eso, nosotros trabajamos por un control profesional cada vez más responsable.
–¿Existen estadísticas para determinar si las campañas publicitarias aumentan la comercialización?
Por supuesto. Es increíble cómo las empresas levantan la venta con una publicidad. Lo que quieren es eliminar cualquier intermediario, los médicos, las farmacias y nosotros, y que la droga llegue a las manos de la gente en forma directa.
–¿Qué papel juegan en esta pelea los visitadores médicos?
Siempre fuimos los que impulsamos las principales denuncias contra esta comercialización. Se nos hace difícil advertir estas cosas, porque la gente nos identifica como la «cara visible» de la industria farmacéutica cuando, en realidad, somos empleados de esa industria. Es más, cada vez que denunciamos estos temas, las multinacionales amenazan con despidos masivos de trabajadores. Hemos promovido leyes en todo el país para que los medicamentos vayan por carriles éticos y científicos. Y en cuanto a la publicidad, es conveniente aclarar una cosa: la autoridad reguladora, el ANMAT, ejerce los controles una vez que el aviso está en el aire, y fue visto por miles de personas. Cuando en realidad, ese control debería llevarse a cabo antes. Sólo de esta manera los medicamentos formarán parte de un mercado ético.
Fuente: Daniel Enzetti; www.tiempo.infonews.com