Las y los trabajadores telefónicos han sido declarados como esenciales en el marco de la pandemia, ya que de su trabajo depende la intercomunicación de toda la sociedad argentina. Aún así, al mes de noviembre de 2020 continúan trabajando con sueldos por debajo de la línea de pobreza, sin discutir paritarias y con sus salarios congelados por decisión de las empresas que a caballo del aislamiento social, multiplicaron sus ganancias vía aumento de tarifas e incremento de la conectividad.
Tomás Devoto integra la Comisión Administrativa de FOETRA Buenos Aires por la lista Granate-Blanca por parte de la agrupación Telefónicos de Pie-CTAA, la lista opositora a la conducción del sindicato que agrupa a las y los trabajadores de las telecomunicaciones: un servicio declarado esencial en el marco de la pandemia, ya que según cuenta el propio Devoto: “mantenemos el servicio activo, conectando y comunicando a la sociedad en el marco de una pandemia, cuando es más necesario que nunca”.
“Para eso somos esenciales -asegura Devoto- pero para el salario no: nuestra paritaria venció el 31 de junio de 2020 y a partir del 1 de julio empezó la nueva, pero desde esa fecha está sin resolverse; por lo que prácticamente pasamos cinco meses sin una recomposición salarial. Situación a la que se suma que las empresas Telecom y Clarín -con una clara posición dominante en el mercado- tomaron la decisión de congelar las paritarias en el momento que la actividad se declaró por decreto Servicio Público Esencial; decisión que acompañaron desde Telefónica y Claro y nos llevó a esta situación. Eso si: nos pagaron un adelanto a cuenta de paritarias de 6500 pesos por única vez que nos descontaran luego”.
Consultado sobre el contexto que atraviesan los trabajadores que representa, el dirigente de Telefónicos de Pie no dudó en responder que hay empresas super ricas, monopólicas, multinacionales, con trabajadores esenciales pobres que, en su gran mayoría, tienen ingresos de entre 34 y 45 mil pesos mensuales, muy por debajo de la línea de pobreza.
“En este momento además -continuó Devoto- nos encontramos con la paritaria suspendida por la negativa a discutir de las empresas, las conciliaciones obligatorias dictadas a partir de nuestras medidas de fuerza y una serie de estrategias dilatorias con las que pretenden llegar a fin de año sin discutir paritarias ni recomponer nada. Cumpliendo de hecho la máxima de los empresarios: congelar sueldos mientras tengan congeladas las tarifas”.
“En este contexto, después de cinco meses de negativa de las patronales, los dirigentes que conforman la Mesa de Unidad Sindical acataron las conciliaciones sin consultar con las bases. Misma estrategia empleada para proponer un magro 22% de aumento salarial para el semestre, al que las empresas contraofertan un miserable 7 por ciento. Por eso decimos que esta dirigencia sindical no quiere luchar, no quiere apoyarse en la fuerza de la gente y termina adaptándose a lo que quieren las empresas.
Durante la semana pasada, las y los trabajadores telefónico protagonizaron jornadas de lucha en pos de visivilizar este conflicto: la Mesa de Unidad Sindical llamó a un paro nacional que consistía en una retención de tareas que se realizó el martes 3 de Noviembre sin movilización, y tuvo una adhesión del 90%. Hecho que confimaría, según Devoto, que hay disposición y fuerza en la base para pelear por la recompisción salarial.
“Con esto en mente -contó el dirigente- desde la Granate-Blanca ya teníamos convocada la “Caravana por la Dignidad y el Salario” que tuvo lugar el jueves 5; contó con mucha participación física (pese al marco de la pandemia) y en las redes sociales. Salimos desde Congreso, pasamos por el Ministerio de Trabajo, tomamos Avenida Corrientes, pasamos por el edificio de Telefónica y terminamos en el bajo en el edifico de Telecom.
Consultado sobre los reclamos de la jornada, Devoto fue contundente al marcar que, como oposición a la conducción del FOETRA, llevaron otro pliego de condiciones entre las que figuran el reclamo por la democracia sindical con asambleas de edificios virtuales y plenarios de delegados virtuales para definir los pasos a seguir y discutir de cara a los compañeros y compañeras la recomposición salarial, ya que ese 22% propuesto por la dirigencia no fue puesto en discución.
“Basicamente – sostuvo Devoto- para nosotros ningún telefónico puede tener ingresos por debajo de la canasta básica familiar, que hoy es de 73.400 pesos, el equivalente a la canasta familiar elaborada por los trabajadores de ATE INDEC”.
“Las empresas mejoraron mucho sus ingresos -continua Devoto – primero porque hay más personas conectándose por necesidad de teletrabajo, estudios, etcétera. Por otro lado las tarifas siguen siendo altas por estar dolarizadas a pesar de estar congeladas. Pero además, a raíz del teletrabajo, la empresas se están ahorrando gastos operativos (alquileres, limpieza y seguridad, que no necesitan) y por otro lado cargan otros costos en las espaldas de las y los trabajadores, ya que no pagaron ni la electricidad, ni la conección a internet de los hogares, asi como tampoco le dieron a nadie computadoras, sillas, escritorios ni nada: la mayoría de quienes teletrabajan lo hacen con sus propios elementos porque desde que comenzó la pandemia, el Gobierno dispensó la obligatoriedad de las empresas de pagar esos gastos”.
“Que los trabajadores somos esenciales porque Producimos la riqueza y queremos discutir su distribución, quedó más claro que nunca -asegura Tomás Devoto – porque demostramos que los servicios siguieron funcionando, se mantuvo el funcionamiento de la economía basada en la fuerza de trabajo y las empresas siguieron facturando cada vez más. O sea, está demostrado que el trabajador es esencial, que el trabajador es el que genera la riqueza y nosotros creemos que esa riqueza está mal distribuida y por eso los telefónicos estamos reclamando una recomposición salarial que no nos quieren dar. Y una recomposición salarial real que tiene que ser que ningún trabajador tiene que estar por debajo de la canasta familiar. Y se declara esencial porque son actividades donde los trabajadores ponemos mucho de nuestro saber, en este caso en una industria como las telecomunicaciones, que tiene un desarrollo tecnológico muy importante. O sea, se va desarrollando mayor tecnología, los trabajadores nos adaptamos, también creamos, porque también el saber sale de ahí, de la capacidad del obrero de poner su conocimiento, su experiencia y su saber. Y eso se lo llevan las empresas”.
“Además, los trabajadores también tenemos que discutir -como generadores de la riqueza y la ganancia- qué modelo de empresa queremos y qué modelo de telecomunicaciones. Nosotros, particularmente desde Telefónicos en CTAA y desde la Corriente Nacional, creemos que hay que recuperar la soberanía de las telecomunicaciones, no pueden estar en manos de estas empresas que se crean, que toman las telecomunicaciones como una mercancía, cuando las telecomunicaciones son un derecho humano declarado por la ONU. Por eso nosotros creemos que la discusión de la actividad y de la soberanía de las telecomunicaciones, el Estado tiene que recuperar el control de las telecomunicaciones, garantizarlas creando una empresa pública de comunicaciones sumando a ARSAT y a las demás empresas. Creemos que hay que re estatizar las empresas y las telecomunicaciones tienen que volver a manos del Estado con una empresa con carácter pública, donde sean parte los trabajadores, los usuarios, las universidades que están en la actividad, tiene que ser una empresa gestionada desde esos sectores que son los que producen el conocimiento, el laburo y el desarrollo de las telecomunicaciones. Por eso, no es solamente es pelear la riqueza con el salario y mejores condiciones, sino discutir el problema de fondo, que tenemos que recuperar las telecomunicaciones, y eso es recuperar soberanía comunicacional. Eso es lo que pensamos desde Telefónicos de CTAA”.