La CTAA Capital expresa dolor y bronca por la muerte de Víctor Avila, trabajador del programa Juegotecas Barriales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y vecino del Barrio Padre Mugica, ex Villa 31, quien falleció el pasado viernes 29 de mayo infectado por Coronavirus.
A continuación se difunde un comunicado elaborado por compañeros y compañeras de la CTAA Autónoma Capital:
¡Compañero Víctor presente! Se multiplican los contagios por Covid 19 y la precariedad nos cuesta la vida en la Ciudad de las desigualdades
Expresamos nuestro dolor y bronca por la muerte de Víctor, trabajador de niñez del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La emergencia sanitaria dejó al desnudo la precariedad en las barriadas y de las políticas públicas.
Desde la CTA Autónoma de Capital presentamos el 27 de marzo, a una semana del aislamiento social preventivo y obligatorio, una nota al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta porque sabíamos que no podíamos quedarnos en casa quienes éramos trabajadoras y trabajadores esenciales. Expresamos entonces que era «fundamental generar condiciones de trabajo que puedan cuidar la integridad de las/los trabajadores, reconocer sus tareas y la criticidad que afrontan ante esta emergencia, establecer protocolos para evitar que se agreguen situaciones de riesgo a las que ya se están asumiendo, entendiendo que de esta manera cuidamos también a las familias de cada uno de las/los agentes del Estado en funciones.”. En esa nota pedíamos que se conforme un comité de crisis dejando sentado que teníamos “la voluntad y el compromiso las y los trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires de sumar nuestro esfuerzo para transitar esta emergencia” con el resto de las organizaciones sociales que nos encontramos en cada territorio. Pero no obtuvimos respuesta integral.
El 7 de abril presentamos junto a otras organizaciones una acción judicial porque en la Villa 31 había dificultades con el agua. En medio de la pandemia que tiene cómo únicas defesas lavarse las manos y mantener aislamiento social no garantizaron el agua siendo uno de los barrios con mayor hacinamiento de la Ciudad donde la tan anunciada y sobre todo presupuestada urbanización no llegó tampoco a tiempo. La Justicia porteña nos dio la razón y resolvió que es el Gobierno de la Ciudad quien debe garantizar el acceso al agua a todos los habitantes de la CABA en igualdad de condiciones. Esto se replicó en otros barrios de la ciudad con falta de agua. En la villa 31 fueron más de 12 días sin este servicio después del primer caso positivo.
El 6 de mayo, cuando la velocidad de multiplicación de contagios daba señales claras de lo que se venía, exigimos en una conferencia de prensa, con organizaciones sociales un protocolo integral para la ex Villa 31 – refuerzo alimentario y artículos de higiene para comedores comunitarios y merenderos. Pero no pasó. Llegaron tarde los testeos y cuando se decidió hacerlos se expuso a las personas a traslados masivos que las exponían a contagios con sus niñes. Con poca información, en algunos casos aislando y en otros retornando al barrio sin condiciones mínimas.
No llegaron a tiempos los elementos de desinfección y cuidado personal tampoco a los lugares de trabajo. Mientras las organizaciones sociales y sindicales lo denunciamos y exigimos protocolos de cuidado, nos pusimos a generar instancias de capacitación propias dotando a nuestras compañeras y compañeros de lo necesario para cuidarse en una Ciudad que tiene recursos pero no aparecen.
El 15 de mayo estuvimos en las puertas del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano con vecinas y vecinos de villas y barrios de la Ciudad junto a organizaciones territoriales para denunciar el incumplimiento del Gobierno de la Ciudad al Fallo Judicial que ordena proveer 150 litros de agua potable por persona a habitantes de las barriadas populares.
El 26 de mayo la villa 31 estaba en todos los medios. Había muerto Ramona y Agustín referentes de organizaciones sociales que venían denunciando y poniendo el cuerpo a la emergencia. Recién entonces nos recibieron, cuando ya no se podía frenar lo que anticipamos. Entonces le exigimos al Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, la renuncia de Diego Fernández-Secretario de Integración Social y Urbana – por considerarlo responsable de la emergencia humanitaria en la villa 31.
El 30 de mayo murió Víctor, siguen multiplicándose los contagios con sectores de salud que se saturan porque la llegada de vecinos y vecinas es incesante, también en programas de cuidado y promoción social, en espacios comunitarios. Víctor tenía 32 años era trabajador de niñez en el Programa Juegotecas Barriales y vivía en la Villa 31 con su compañera y 4 hijes. Comprometido con su tarea y querido por sus compañeras y compañeros. A él también lo mataron por desidia.
Este gobierno ha tenido gestos de mucho desprecio por la falta de cuidado hacia sus trabajadoras y trabajadores y con los barrios populares y fundamentalmente ha demostrado su ineficiencia para cuidar la vida porque solo sabe de negocios a costa de esta precariedad que nos cuesta la vida.
Junio 2020. Compañeras y compañeros de la CTA Autónoma de Capital