El resultado de las elecciones del domingo, más allá del análisis fino de las mismas y mientras esperamos las primeras definiciones y medidas concretas, nos lleva a empezar a pensar qué Argentina tendremos estos próximos cuatro años.
* Por Julio Macera, secretario General Adjunto de la CTA Capital
Por supuesto que para pensar los próximos cuatro años es imprescindible analizar cómo llegamos a estas elecciones y para eso recomiendo leer el documento que la mesa de CTA Autónoma de Capital presentó en la semana anterior al 22 de noviembre titulado «El 22 y después, los trabajadores elegimos luchar y ser protagonistas».
En coincidencia con ese documento creo no tener dudas de la orientación política de Macri y de Scioli y qué intereses económicos expresan, sin embargo, la realidad y las expectativas de los votantes y lo que seamos capaces de construir, reclamar, responder y rechazar construirá también la «agenda» de los próximos meses. La política no depende exclusivamente del producido de los gobiernos, los pueblos también la generamos en nuestros avances y retrocesos.
En este balotaje mucha gente votó por la independencia de los poderes, transparencia, diálogo y el fin de la corrupción pero muy pocos lo hicieron, creo, por la «pérdida de derechos» y una nueva versión del neoliberalismo. Esto sin olvidar, por supuesto, que el triunfo de Macri le abre las puertas a aquellos sectores de la derecha que no formaron del gobierno y se vieron afectados con algunas de sus medidas, en especial en el tema del juzgamiento a los responsables de las violaciones de los derechos humanos en la última dictadura.
Aquellas expectativas positivas del electorado (justicia independiente, transparencia, diálogo y final de la corrupción) deben formar parte de nuestros reclamos evitando caer en simplificaciones y problematizándolos en las probables contradicciones entre lo prometido en campaña y aquello que estén dispuestos a realizar efectivamente. Responder a cualquier intento en contrario y rechazar cualquier eventual avance sobre los derechos obtenidos por la lucha, también deben ser parte de nuestras acciones.
El resultado de una elección no «instala» un proceso, por el contrario, es lo ocurrido previamente lo que explica el resultado electoral.
Llegamos a una elección, después de doce años de un mismo gobierno, con dos candidatos (uno «oficialista» y el otro «opositor») que expresaban solo miradas distintas sobre una misma política y no alcanzó la honesta intención de muchos compañeros para demostrar lo contrario, por errores oficialistas y propios y «virtudes» ajenas, todo se tiñó de gobierno si o gobierno no y este es el resultado.
Algunos compañeros dicen que hay que «marcar ya la cancha», en lo personal creo que lo primero es ser capaces de construir el «lápiz» que la marque sin dejar de dar, por supuesto, las respuestas urgentes. En esto último no puede haber dudas, nosotros no aceptamos ningún paso atrás, pero para pasar a la ofensiva necesitamos construir la herramienta política que la garantice y el PJ, kirchnerista, sciolista o «renovado» en el futuro, ya demostró que no lo es.
Nada de «jugar» a la desestabilización, asumir errores y tratar de construir ese «sujeto social» capaz de encarnar nuestros sueños.
Respetar la voluntad expresada en las urnas, debatir haciendo y unir con generosidad, resistiendo. Como siempre, el futuro está en nuestras manos.