El jueves 1 de octubre, en el marco de la Carpa de la Soberanía que, entre otras organizaciones populares promovió y organizó la CTA Autónoma, se llevó a cabo la segunda parte de un panel que trató el tema del extractivismo, denominado “Resistencias y Alternativas”.
Consistió en una mesa–debate de la que participaron, entre otros, el diputado nacional de la CTA, Claudio Lozano, Presidente del bloque de Unidad Popular (UP); Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, Alfredo Grande así como también miembros de diversas comunidades de pueblos originarios. De la jornada también participaron diversos colectivos de artistas.
Claudio Lozano, fiel a su estilo, encaró el problema de las alternativas desde el punto de vista económico y en franca contraposición a las políticas gubernamentales.
“En realidad, si uno piensa en alternativas, la verdad es que la alternativa está en la formulación no muy compleja. Lo que hay que asociar acá son las necesidades del pueblo con el patrón productivo. Esto es lo que hay que juntar: necesidad popular y patrón de producción. En realidad, hoy, en una sociedad profundamente desigual como la nuestra, donde buena parte del consumo está sostenido en sectores de altos o medianos ingresos altos, que, en realidad, son los que demandan consumo importado, producción automotriz y negocio inmobiliario».
Shock distributivo
Lozano agregó: «Si nosotros pusiéramos como prioridad otro tipo de consumo, como el popular, las prioridades productivas, serían otras. Nosotros tenemos hecho un ejercicio. Lo que se necesita en términos de inversión de ingresos para que no haya ningún pobre en la Argentina, equivale al 2,5% del total del producto del país. 2,5% de la masa necesaria de ingresos para que no haya ningún pobre. Si nosotros invirtiéramos eso, tendría un rápido impacto en el ámbito de la alimentación, en la demanda de indumentaria, salud, educación, de transporte, y de construcción. Y eso produciría un impacto de crecimiento del Producto de más del 6%, con una generación de empleo de 1.300.000 puestos de trabajo».
«Ahora, para hacer esto, yo tengo que cambiar el esquema de distribución del ingreso, tengo que poner en marcha un shock distributivo, planificar una estrategia productiva diferente que me modifique la perspectiva agropecuaria, pasando de la sojización a la diversidad de un sector que debe producir alimentos, y tengo que replantear la orientación del perfil productivo industrial. Para eso, tengo como Estado que tener control sobre el proceso de inversión. Y esto implica, por lo tanto, un conjunto de regulaciones institucionales, un papel del Estado totalmente diferente al que tenemos y al que, en todo caso, hoy se está discutiendo”, finalizó.
«No se habla de la megaminería»
El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, trazó un panorama que dista mucho de ser alentador aunque dio pistas sobre la posible solución: “Dentro de los candidatos con posibilidades de llegar al gobierno, no hoy propuestas sobre esto. No se habla de la megaminería, de los monocultivos, de los agrotóxicos. Y entonces estamos en un estado de indefensión. La única forma de revertir esto, es unirnos. Es pensar juntos y empezar a articular políticas que puedan cambiar la situación nacional. Pero esto no pasa sólo en la Argentina. Está pasando en todo el continente latinoamericano, en Asia, en África, y hoy, si ustedes vieran como han aumentado las zonas en peligro ecológico, verían como hoy está en peligro la vida planetaria. Y no únicamente los pobres. Aquellos que provocan esto también lo están. Porque les va a llegar esto. Más tarde, lógicamente, porque los pobres van a sentir el efecto de toda esta situación más rápidamente. Las tierras áridas, la falta de agua cada vez mayor, está desplazando grandes contingentes humanos, animales, y está causando la destrucción de los vegetales. Entonces, ¿cómo recuperamos los bosques? Yo diría ¿cómo reestablecemos el equilibrio con las necesidades del ser humano y el respeto a la Madre Tierra? ¿Cómo lo hacemos? Porque si no tenemos la capacidad de hacerlo… ¡claro que esta Sociedad necesita de minerales. No neguemos eso, pero una cosa es la explotación y otra es el desarrollo. No tenemos que confundir una cosa con otra. Y tenemos que comenzar a repensar, es un desafío muy grande, que podemos hacer concretamente”.
El Capitalismo serio es una estafa
Alfredo Grande, por su parte, y no exento de cierto fino sentido del humor, explicó que “tenemos que sacarnos los mantras que la democracia restitutiva inoculó en nosotros para quitarnos soberanía. Voy a citar dos y después me callo, pero no para siempre. Primer mantra: con la Democracia, se cura, se educa y alguna cosita, se come, y algo por el estilo. Eso lo dijo el padre de la Democracia. Pero yo creo que su padre no fue Alfonsín. El padre y la madre de la Democracia fueron los 30 mil desaparecidos. Esa Democracia es hija de esta lucha, de la que no pocos han renegado. De los ’60 y de los ’70. Esta Democracia nace ahí. Y no fue una concesión graciosa del Poder. Hubo que arrancársela a los genocidas civiles y militares. Ahora, ¿a mí me va a conmover investigar los crímenes de la Dictadura para tapar la corrupción del presente? No me conmueve en lo más mínimo, porque durante la Dictadura, esos que hoy quieren investigar estaban escondidos. Hay muy pocos que hoy investiguen los crímenes de la Dictadura y que hayan tenido la dignidad de haber luchado contra ella en ese momento. Entonces este truco, que es el otro mantra, del Capitalismo serio con Derechos Humanos, ha sido una estafa monumental. Porque si algo no puede haber en el Capitalismo –sobre todo si es serio- son Derechos Humanos. Y esto ha organizado el campo de la subjetividad hace más de una década. Y esta es la contaminación subjetiva que tenemos, y creo que la única alternativa es barrer con todo eso. A partir de profecías y utopías socialistas, libertarias, anticlasistas. Para mí, la política es el movimiento real de la lucha de clases. Hay que recuperar este concepto. Lucha no es exterminio. Los que niegan la lucha de clases son los que justamente nos exterminan. A los pueblos originarios y también a los que no lo son. Hay que hacer una revolución cultural, política, y por supuesto, económica”.
Premisas de los pueblos originarios
Finalmente Siquito Flores, de la Comunidad Aynhi, en forma pausada y tranquila, digno de la sabiduría de su pueblo, expuso que “las comunidades originarias desde siempre planteamos nuestras premisas. Simples, sencillas, pero valiosas al fin. Y después siempre se acude a ellas, como en la crisis del 2001. Ejemplo: nos llama el Gobierno y nos pregunta qué tienen los pueblos indígenas para proponer ante esta crisis. Le dijimos “hay que volver a arar los rastrojos, hay que volver al tejido. Nuestras mujeres tienen que volver a tejer”. Y señores, ustedes saben que miles y miles de familias se salvaron gracias al tejido. De las grandes ciudades y de todos lados. Que todas las escuelas en todo el país tienen hoy una huerta orgánica donde los niños pueden comer verduras y hortalizas. O sea, quiere decir que ese planteo de los pueblos originarios valía. Una propuesta sencilla”.