El jueves 8 de junio, una delegación del Ministerio de Mujeres y Diversidades de la Nación, compuesta por su Ministra, Elizabet Gómez Alcorta; la Directora de Políticas Contra la Violencia de Género, Laura Malacalza y su equipo, asistió al local de Somos Fuego, en el Barrio Padre Carlos Mujica (Villa 31), para firmar el convenio celebrado entre ambas instituciones en el marco del programa “Producir”, dirigido al emprendimiento “Pan Ancestral”: una experiencia protagonizada por mujeres del barrio, integrantes de la organización y estudiantes del Bachillerato Popular Alberto Chejolán, que realizan distintos panificados y servicios relacionados.

Anaclara Frosio, integrante de Somos Fuego, las describió como “compañeras que trabajan en la organización realizando tareas comunitarias en el merendero, en el comedor, pero que también, desde un tiempo a esta parte, con sus saberes vinculados a la elaboración de alimentos y sobre todo ante la necesidad de generar ingresos, se unieron para trabajar en esta estrategia productiva que, con este programa del Ministerio de la Mujer, tiene garantizada una serie de herramientas de trabajo que permiten pensar y proyectar otra escala de trabajo y producción”.


Clara Tapia y Brenda Barrera, integrantes e impulsoras de “Pan Ancestral”, compartieron su recorrido destacando cómo la organización feminista fue modificando su percepción acerca de distintas circunstancias que se iban presentando en el camino y cómo hoy se sienten a gusto trabajando con otras compañeras como ellas que generalmente acceden sólo a los trabajos más precarios, menos remunerados y menos reconocidos, atravesados a su vez por las tareas de cuidado que afectan en gran medida la posibilidad de sostener los trabajos fuera de sus casas.


De la misma manera, las compañeras destacaron la importancia de la red comunitaria entre mujeres y cómo fortaleció la posibilidad de llevar adelante este proyecto, ante el cual las necesidades económicas las puso a construir herramientas y disponer de sus saberes gastronómicos para “ganarse el pan” y cómo se convirtió en una estrategia organizativa que podría abarcar a otras mujeres.


Amalia Aima, referente del barrio y del Movimiento de Villas y Barrios Germán Abdala, puso al corriente a la delegación ministerial sobre el trabajo que vienen realizando desde la Casa “Delia Irusta”, al tiempo que reconstruyó y puso en valor los saberes y tareas que generalmente llevan adelante las mujeres y que ganaron mucha visibilidad durante la pandemia porque “fueron fundamentales para sostener el tejido social en los momentos más difíciles: en la asistencia alimentaria, enfrentando situaciones de violencia de género, en la relación con el sistema de salud en los casos de Covid, etcétera”.


En el mismo sentido, Amalia junto con su compañera Yésica Aguilar, imprimieron una perspectiva histórica, al reflexionar que “desde siempre las mujeres de los barrios populares estuvieron trabajando en las tareas de cuidado, invisibles hasta para ellas mismas que pensaban que su trabajo no tenia valor cuando en realidad no sólo lo tiene, sino que es fundamental”.


Clarisa Gambera, secretaria de Géneros de la CTAA Capital, abordó las distintas estrategias colectivas elaboradas desde la Central en relación a la formación de promotoras contra la violencia de género desde la Casa Ñanderoga, y desarrolló junto a la comitiva y el resto de las compañeras, un balance de la estrategia transformadora del feminismo y el arraigo de sus consignas que se vienen tejiendo hace tanto tiempo y hoy representan derechos conquistados y otros por conquistar.


Macarena Barrera, integrante de Somos Fuego, comentó que “la experiencia que vivimos el jueves en el comedor con la Ministra fue algo maravilloso porque fue la primera vez que pudimos compartir un momento en nuestro espacio con una autoridad tan importante para nosotras. Fue muy lindo poder compartirlo con la compañeras de Pan Ancestral y poder entre todas generar el intercambio que se fue dando casi como en un encuentro feminista, con la misma sororidad”.


Mientras se desarrollaba la reunión, el comedor estaba funcionando, por lo que también intervinieron otras compañeras como Ruth Sabanes, que compartió distintas estrategias abordadas desde el dispositivo de promotoras de género durante la pandemia, la articulación con Ñande Roga, las dificultades que tuvieron durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) y como transcurre la etapa actual, trabajando en el acompañamiento a situaciones de violencia y en estrategias de promoción de derechos, construyendo espacios entre compañeras y vecinas del barrio, apostando a la recreación y el derecho al ocio.


Cerca del final de la actividad, Epifania Galindo compartió su historia de vida y reivindicó la vitalidad de construir redes entre mujeres para salir del aislamiento, de la vulneración de derechos y poder construir otros proyectos de vida


Además, junto al equipo ministerial se hizo un repaso de la agenda del feminismo y el avance en la conquista de derechos que hace tiempo parecían impensados, como la Ley del Aborto Seguro, Legal y Gratuito, y la necesidad de seguir sosteniendo los derechos en la calle.


Se compartió la visión del momento presente como un contexto de avance y la necesidad de apostar a la organización feminista en todos los ámbitos sociales.


En ese sentido, las compañeras pusieron en discusión la complejidad que encierran emprendimientos como “Pan Ancestral” en el contexto de una ciudad donde se acaba de aprobar una ley conocida en el barrio como “Ley Farmacity”: una política del Gobierno de la Ciudad destinada a habilitar espacios en los barrios populares para que grandes empresas y multinacionales se instalen con beneficios económicos e impositivos, favoreciendo una estrategia de gentrificación y expulsión de vecinos y vecinas mediante el ahogo económico.

Fotos: Ministerio de la Mujer y Diversidades de la Nación

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