Compartimos este documento, producción colectiva, tejido de nuestras voces, nuestras luchas como mujeres y disidencias de nuestra CTA Autónoma, una carta abierta al Jefe del Gobierno de la Ciudad que no nos cuida.
Gracias por los aportes a las compañeras
Hebe Nelli Secre. Gremial – Clarisa Gambera, ATE, Directora de
Depto. Géneros y diversidades de ATE Nacional, Secre. Géneros CTA A Capital
-Jorgelina Sosa , Sec Administración CTA A Capital – Daniela Rodríguez, Sec.
Formación CTA A Capital- Silvia Scorza, Regional, Centro, Jubilados CTAA
capital – Nora velazco , de la Nueva organización sindical gastronómica NOS-
Claudia Rodríguez, ATE PAMI, Anaclara Frosio, Lurdes Martínez, Janet Mendieta
Somos Fuego, María Eva Koutsovitis, FOSH Salvador Herrera, Rosemary Chuquimia,
María Vilca Frente Social Migrante –
Graciela Corsico Biblioteca CTAA
Carta Abierta escrita de manera colaborativa por
mujeres y disidencias de la CTA Autónoma Capital a propósito de este 1°de Mayo
en la Ciudad:
Este 1° de mayo necesitamos decirle públicamente al
Jefe de Gobierno porteño que nosotras y nosotres, les trabajadores de esta
Ciudad nunca dejamos de trabajar. El trabajo es lo que sobra en este
tiempo. El problema es que mucho de ese trabajo no está reconocido con la
paradoja de que se declara esencial el trabajo que hacemos, sin embargo
seguimos esperando el reconocimiento salarial y condiciones de trabajo
dignas para no enfermarnos. El trabajo que hacemos, mayormente las mujeres y
disidencias, tiene poco reconocimiento social, lo que se agrava con el
desprecio en las declaraciones de quienes deberían ponerlo en valor.
Sepa usted y sus amigos, Sr. Jefe de Gobierno, que
esenciales somos las y les trabajadores pero la precariedad muchas veces nos
cuesta la vida.
Somos mujeres y disidencias de la clase trabajadora,
que en el marco de la pandemia cuidamos en el trabajo y en casa o trabajamos en
casa y también cuidamos, haciendo malabares para sostener a nuestros hijes en
jornadas extenuantes, imposibles de conciliar, mientras hacemos malabares
para pagar el alquiler con ingresos que quedaron bien lejos de la canasta
básica.
Somos trabajadoras registradas y muchas sin registrar,
lo que nos deja sin derechos; somos las trabajadoras del Estado y las del
sector privado, las que vivimos acá y las que llegamos a trabajar cada día.
Somos las migrantes que logramos la derogación del DNU 70/2017 en el
2020, porque ¡Migrar no es delito! pero lo que conseguimos es empleo precario,
discriminación y falta de derechos. Somos las y les trabajadoras trans y
travestis destinadas al desempleo y a la precariedad porque en esta ciudad
donde se concentran las mayores oportunidades no se ha avanzado con el cupo
laboral travesti trans. Somos las que no pudieron quedarse en casa, las que
hemos cuidado la vida y hecho posible la gestión de esta pandemia en cada
espacio de trabajo que siguió funcionado. Somos las que debimos quedarnos en
casa en esa otra gestión invisible de esta crisis, cuidando mientras no pudimos
dejar de trabajar de manera virtual, superponiendo así los trabajos y haciendo
de las jornadas laborales un tiempo sin tiempo. Somos las jubiladas que
seguimos siendo madres, abuelas, esposas, hijas, trabajadoras y
luchadoras.
Estamos en una crisis profunda de la que los sectores
poderosos pretenden salir con más ganancias avanzando sobre nuestros derechos.
Nosotras movemos el mundo y lo cuidamos, sin embargo no nos cuidan quienes
están al servicio de una estrategia de precarización que nos debilite.
Precarizar a la clase trabajadora es precarizar la vida y para eso hay que
precarizar también a quienes sostenemos la reproducción.
En los hospitales públicos necesitamos personal,
mejorar las condiciones de trabajo, aumentar los salarios que nos obligan al
pluriempleo, mientras las enfermeras seguimos exigiendo la inclusión a la
carrera profesional, un gesto más del desprecio. En el sector privado también
es urgente revertir la precariedad del trabajo, el avance sobre los derechos y
el deterioro del salario.
Desde la comunidad educativa estamos sosteniendo con
paros y medidas de lucha la defensa de la vida mientras vemos cómo crecen los
contagios y las muertes. ¿De qué preocupación por la educación nos hablan? Si
la falta de inversión en políticas educativas en nuestra Ciudad es preocupante:
con el 17.3% es el distrito que menos invierte en educación de todo el
país.
Las y les auxiliares de la educación, somos
pobres con trabajo en la CABA con condiciones
precarias y de todas formas hemos cuidado de las escuelas y acompañamos
a estudiantes y familias. No vamos a dejar de exigir simplemente lo que
nos corresponde por derecho: un salario digno y los cuidados elementales para
sostener una presencialidad que no nos mate.
Las y les docentes que
no dejamos nunca de trabajar ¿por qué insisten? si sabe que dimos clases
inventando formas de comunicarnos cuando se había desinvertido en tecnología y
formación durante años. ¿Será que confundir es eficaz para esconder?
Las y les trabajadores de la educación reclamamos por
el reconocimiento de nuestro trabajo en los bachilleratos populares de jóvenes
y adultxs hace años, donde las y les estudiantes, al igual que les docentes,
somos mayoritariamente mujeres y disidencias que, luego de la doble o triple
jornada de trabajo, continuamos nuestros estudios sin los derechos básicos como
el acceso a la conectividad y a dispositivos adecuados. Sin embargo usted, Sr.
Jefe de Gobierno, sigue invisibilizándonos en sus discursos o supone que
tenemos facilidades para acceder a la conectividad. En algunos barrios ni
siquiera contamos con la infraestructura que garantice los cuidados mínimos en
nuestros espacios educativos. Ese es el descuido del que hablamos y es política
de gobierno en esta Ciudad, la más ricas del país.
Exigimos la vacunación del total de trabajadoras y
trabajadores de las escuelas y la conectividad y dispositivos para lxs
estudiantes.
Exigimos dispensas de cuidado porque también tenemos
hijes.
El descuido, el descalabro sanitario, la desinversión
en políticas públicas y el desprecio son una estrategia política de
debilitamiento social y comunitario, la pedagogía de la crueldad para instalar
un modelo de ciudad donde todo es mercancía.
Larreta usted no nos cuida , por eso nos organizamos
para cuidarnos. Vemos con preocupación
que su estrategia electoral centra su éxito en el colapso sanitario y la
discrecionalidad de los recursos, que insiste en ceder una y otra vez al sector
privado en desmedro de lo público generando la Ciudad del doble estándar
pretendiendo reservar vacunatorios, respiradores y salas vip en los hospitales
públicos.
Acá, en la Ciudad que usted gobierna, el hambre se
multiplicó y nosotras las trabajadoras comunitarias, no sólo no paramos las
ollas, sino que las redoblamos con nuestro propio esfuerzo, acompañamos a las
familias con Covid, a las y les adultos mayores más vulnerados, a las personas
con discapacidades, a las niñeces: todas tareas que debería garantizar el
Estado. Y como desde el gobierno no nos cuidaron, armamos nuestros propios
protocolos batallando contra el virus que tantas vidas nos llevó. Sin
embargo, aún tenemos que seguir reclamando que se reconozca este trabajo y que
somos esenciales como el agua que falta en nuestros barrios y que es urgente
que nos llegue la vacunación.
¡Esenciales somos las y les trabajadores!
Las gastronómicas, las trabajadoras del hogar, las
cajeras de los supermercados, las trabajadoras de maestranza, las vendedoras
ambulantes. Todas perdimos ingresos, empleos y derechos en una Ciudad que sigue
amparando el trabajo no registrado.
La pandemia vuelve a incrementar la brecha de género
porque se pierden primero los puestos más precarios, allí donde nosotras
somos más, porque se hizo imposible conciliar empleo y cuidado para muchas de
nosotras, porque dejamos de percibir ingresos las trabajadoras informales
durante el aislamiento y porque sufrimos descuentos sobre nuestros ingresos
cuando definimos tomarnos las dispensas por cuidado, dado que muchos
empleadores definieron que nos daban el tiempo pero sin salario. El Gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires no atendió ninguna de estas situaciones. La única
política pública destinada a paliar nuestra situación fue a través de la
asistencia alimentaria e inclusive la misma tuvo grandes falencias que por
momentos dejaron nuestras ollas vacías o a medio llenar y a nuestros pibas y
pibes con bolsones de comida que no alcanzaban a cubrir los más mínimos
requerimientos nutricionales. En esta ciudad en la que los precios de los alimentos
se han elevado a las nubes muy lejos de nuestros ingresos, recibimos verdura
podrida en nuestros comedores.
La pandemia nos obligó a muchas a quedarnos en casa,
sin embargo las casas no siempre son un lugar seguro. El crecimiento de los
casos de violencia de género y las dificultades que supone acompañar, en
contexto de aislamiento social, incrementó el trabajo de las promotoras de
género quienes desde la escucha, el asesoramiento acompañamos a vecinas que
están en situación de violencia de género, pero ese trabajo permanece invisible
a los ojos de un gobierno que sigue sin tener políticas jerarquizadas
para abordar nuestras problemáticas, que incluyan nuestro reconocimiento como
parte de la territorialización de las políticas públicas para que lleguen y
sean efectivas. Sin autonomía económica, sin acceso a espacios de cuidado y sin
políticas que aborden la violencia no se hace más que reproducir violencias. No
queremos más visitas a las mesas de género de los barrios en las que se
promete y no se cumple. No queremos más policía que termina agrediendo a las
mujeres violentadas más de lo que ayudan.
Este modelo de ciudad reproduce las lógicas del
patriarcado de concentración y reproducción del poder en los varones blancos
poderosos de las clases pudientes y dominantes. En esta Ciudad que usted
Gobierna, la más rica del país, con un presupuesto per cápita equivalente a
importantes ciudades europeas, la brecha de desigualdad por género medida en
términos de ingreso, supera el 22%.
Quienes la habitamos somos mayormente inquilinas y no
tenemos condiciones de acceso a la vivienda. El incremento desmesurado de los
alquileres formales e informales, los desalojos fruto de un mercado
inmobiliario descontrolado, y las barreras para alquilar cuando tenemos niñes a
cargo empeoran y profundizan nuestros problemas habitacionales. La violencia
propietaria y especulativa se descarga sobre nuestros cuerpos, y las políticas
existentes son nulas o precarias -los subsidios habitacionales demoran el
tiempo que no tenemos, sus valores son magros y están desactualizados-.
Necesitamos políticas habitacionales con perspectiva
de género, y participacion en las politicas, como en las urbanizaciones de los
barrios populares en donde proponemos que esos proyectos incorporen la
perspectiva de género y feminista, en la que se respete el cupo laboral
femenino en todas las tareas de la construcción y no sólo en la limpieza,
proyectos que no nos endeuden y que no gentrifiquen la ciudad y con acceso en
igualdad de condiciones en sus servicios públicos de agua potable,
conectividad y tendidos eléctricos.
Necesitamos democratizar el espacio público para
transitarlo en igualdad de condiciones, mejorar la calidad y cantidad de
espacios verdes porque nosotras y nuestros hijes tenemos derecho a la
Ciudad
Por eso, este 1°de mayo queremos desde la CTA Autónoma
abrazar a quienes luchan todos los días y toda la vida, desde este rincón del
mundo y desde este tiempo espacial que estamos viviendo, tres generaciones y
una lucha que se hereda y se aprende caminando, que se hizo feminismo popular,
el de las trabajadoras.
Desafiadas por estos tiempos, no queremos dejar de
decir que este 1° de Mayo nos falta Tehuel, un joven trans que
desapareció hace más de 50 días cuando salía de su casa rumbo a una
entrevista de trabajo, informal y precario.
Compañeras, compañeres, no podemos esperar derrames de
copas de la abundancia capitalista, ni esperar los tiempos del sentido común
para frenar de manera urgente lo que nos está llevando a la muerte, y que no es
la pandemia, solamente. Las violencias contra las mujeres y disidencias
expresan la violencia del sistema de acumulación y exclusión, un sistema de
crueldad que esta crisis sanitaria y social ha dejado al
descubierto.
Nos toca redoblar las apuestas, proteger la vida como
un trinchera, promover el cuidado como acción política, la organización como
estrategia y el feminismo como bandera porque ¡¡esta vez el sueño es con
nosotras y nosotres!!
Mujeres y disidencias sexuales
CTA Autónoma Capital
1°de mayo del 2021