Durante las jornadas del 21 y 22 de diciembre, en el marco de una nueva Cumbre de Presidentes del MERCOSUR y en el contexto de una alta conflictividad por la persecución y la criminalización de la protesta social en Paraguay, la CTA Autónoma se hizo presente para tomar contacto con los protagonistas y dar apoyo a la protesta.
Nicolás Honigesz, asesor de la Secretaría de Relaciones Internacionales, se trasladó hasta Asunción para recoger el testimonio de la segunda huelga general organizada en contra del gobierno de Cartes, por parte de campesinos, estudiantes y centrales sindicales. Y dar lugar a un documental sobre la libertad sindical y la situación que atraviesa el Paraguay junto al Compañero Comunicador Leonardo Wexell de la CUT de Brasil. en el contexto de la red sindical de Comunicación (SINDCOM) de la Confederación Sindical de las Américas CSA.
Luego del intento de destrabar la propuesta de huelga general para el 21 y 22 de diciembre a través de una frustrada reunión tripartita el día 15 del corriente, recogimos el testimonio de Bernardo Rojas, presidente de la Central Única de Trabajadores Auténtica (CUT – A), quien afirmó que tras varias horas de diálogo «no pudimos llegar a ningún acuerdo, ya que los reclamos planteados no fueron respondidos». El dirigente criticó que el Ministerio del Interior no tenga una respuesta positiva sobre la libertad sindical establecida en la Constitución Nacional y los convenios internacionales para los registros de los sindicatos.
La huelga que tuvo su inicio en la Plaza de la Democracia, nació de la necesidad de dar a conocer la preocupante situación que se está viviendo en Paraguay bajo el gobierno de Horacio Cartes, de modo que las delegaciones de los países hermanos del MERCOSUR sean concientes de las luchas que están teniendo lugar actualmente en el país. De otro modo, la reunión resultaría una pantomima que discute de espaldas a los pueblos.
La masiva iniciativa fue encabezada por las tres centrales obreras con el apoyo de organizaciones campesinas y estudiantiles. También se sumaron a esta gran huelga otros sectores sociales tales como taxistas, funcionarios públicos, cooperativistas, músicos, artistas e intelectuales, trabajadores del transporte público y camioneros, ciudadanos sin techo, entre otros.
Los principales reclamos que amalgamaron a aquellos sectores para la medida de fuerza fueron la exigencia de un aumento salarial del 25%, una rebaja del pasaje en el transporte público, inscripción de sindicatos en el Ministerio del Trabajo, créditos blandos para taxistas, eliminación del doble peaje, el cese en el uso de agrotóxicos, un impuesto a la soja, mejoras en el sistema de salud y de jubilación, una partida presupuestaria del 7% del PBI para educación, reposición de choferes de la Línea 49 y una reforma universitaria.
El gobierno decidió desconocer las demandas e intentar maquillar la situación mediante su recurso habitual, un refuerzo de la seguridad sumado a una apuesta por la criminalización de quienes se manifiesten: el ministro del Interior, Francisco De Vargas, había anunciado que “triplicarían” los mecanismos de seguridad durante la Cumbre del Mercosur y la huelga general. Sobre los posibles cierres de rutas, el ministro amenazó con detenciones a los huelguistas, mostrando abiertamente su intento de criminalizar la protesta social como solución a los conflictos. En los distintos puntos de concentración de trabajadores que tuvieron focos en las ciudades más importantes del Paraguay, las zonas estuvieron “custodiadas” por una exagerada y provocativa cantidad de efectivos con armas con balas de plomo y sin identificación ademas de los camiones hidrantes y el ejército en alerta de salir a reprimir si gobierno así lo dispusiese.
En línea con sus pares del gobierno, Guillermo Sosa, Ministro del Trabajo aseguró días atrás que la huelga no guardaba relación con reclamos laborales sino más bien tenía una raíz política. “Los reclamos no tienen una raíz laboral, es algo que no cierra con las legítimas reivindicaciones de trabajadores, se trata de una huelga de carácter político”, sentenció. A su vez, Sosa desconoció el carácter general de la huelga al decir que lo que hay es un “99% de participación de gente que quiere trabajar”. Explicó que sólo tres líneas, la 111, 242 y 59 no prestarían servicios. La CUT-A denuncio millonarias sumas de dinero como soborno para los gremios que no plegaran a la huelga. Sin embargo y pese a todos los intentos por desconocerla, la huelga fue un hecho y comenzó a la medianoche del 21 de diciembre en la plaza de la Democracia con un festival de Artistas reconocidos. Por su parte en la universidad los estudiantes y docentes universitarios hicieron lo propio.
Además de las tres centrales convocantes (CNT, CUT-A y Cesitp), los adherentes que comunicaron la medida de fuerza son: Federación Paraguaya de Trabajadores del Transporte (Fepatrat), Corriente Sindical Clasista (CSC), Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (FENAES), Federación Nacional Campesina (FNC), cooperativistas, Federación de Taxistas, Federación de Transportistas de Carga, federaciones ambientalistas y la Coordinadora de Organizaciones Sociales y Comunitarias de los Bañados (Cobañados).
Compañeros de las centrales obreras de Paraguay y Brasil, entre los cuales se encontraba Nicolás Honigesz, visitaron Radio Nacional de Paraguay y Radio 1000 promoviendo el paro general, a la expectativa de una movilización histórica con la unión de trabajadores, estudiantes y campesinos, en favor de la dignidad del pueblo y la renuncia del presidente Cartes.
También acudieron a dialogar con los campesinos y presos políticos por los incidentes de Curuguaty. Adhiriéndose al pedido por su libertad, junto al delegado de la Central Única de Trabajadores de Brasil (CUT), Leonardo Wexell Severo, hicieron oír la voz de los campesinos de Curuguaty, de los presos políticos bajo arresto domiciliario en la víspera de la huelga general. Expresaron su apoyo indeclinable a la manifestación contra el «desgobierno» de Cartes y denunciaron que según el último censo, el 85,5 % de las tierras del país están en manos del 2 % de los propietarios.
Otro punto crítico de las problemáticas sociales en Asunción lo constituyen los humedales. Allí se hizo presente la representación de la CTA Autónoma para registrar las imágenes de la crecida de los humedales que lleva ya 7,70 metros y es una las mas grandes de la historia de Paraguay. Su avance a diario actualmente afecta a mas de 40.000 familias con consecuencias de contaminación y muertes de niños y ancianos. Familias enteras deben abandonar sus casas y son armadas casillas de madera terciada en cualquier lugar publico; Plazas, veredas calles y bulevares que convierten a la pintoresca ciudad en la “Asuncion del terciado” como consecuencia de un Estado «ausente» que ademas pretende administrar dichas tierras de los bañados con un genocidio premeditado para ser entregadas a sector empresarial.
Una mención especial merece la vigilia firme en la huelga de la esposas de los choferes de la Linea 49, crucificados 136 días para hacer oír la voz de sus reclamos por libertad sindical y derechos de los trabajadores que fueron desoídos hasta alcanzar condiciones inhumanas de salud. En esa línea, la representación de la CTA Autónoma se hizo presente frente al Ministerio de Trabajo del Paraguay para denunciar los crímenes cometidos por el gobierno de Horacio Cartes contra la soberanía y la democracia, reivindicando el reclamo de los trabajadores del transporte crucificados para exigir que el gobierno reconozca su sindicato.
La constante durante las 48 horas de huelga nacional fue la presencia de la policía, que sin identificarse se hizo presente para «controlar» las manifestaciones armada con balas de plomo, exhibiendose en forma forma intimidatoria, especialmente durante el acto frente al Ministerio de Trabajo. Una estrategia de la derecha en el continente y sus viejas practicas que se repiten una y otra vez.
La huelga general contra el ajuste fiscal, las privatizaciones, el atropello salarial y el desempleo paralizó Asunción y las principales ciudades paraguayas. La unidad de trabajadores, campesinos, estudiantes e indígenas hizo oír su voz a pesar de la intensa represión y la coordinación de los medios de comunicación monopólicos comprados (la familia de Cartes compro 7 medios en el ultimo año) y otros cooptados por el gobierno para ignorar los pedidos por un país libre y soberano que rugía en las calles.