Este jueves, de Ushuaia a La Quiaca se vuelve a visibilizar el trabajo que llevan adelante cotidianamente nuestras organizaciones sociales de la Fenat para paliar el hambre.

“Este número de las mil ollas no es algo que hacemos para los medios sino que las llevamos adelante todos los días. Nuestros compañeros y compañeras le ponen el pecho al hambre todos los días y no es sólo hambre de comida sino de posibilidades, de abrazos, de futuro y en este sentido las mil ollas representan nuestra capacidad organizativa a nivel nacional”, dijo en entrevista con ACTA Omar Giuliani, coordinador de la Federación Nacional Territorial.

¿Por qué se vuelven a hacer las mil ollas este jueves?

Llevamos la voz en el marco de la protesta y de la propuesta porque para parar el hambre tiene que haber un piso de dignidad que es un salario universal. Cuando vinimos caminando de Rosario a Buenos Aires en los 2000 tenía que ver con atacar el problema estructural, poder pensar políticas públicas que den respuestas. Hoy creemos que además el Estado debe invertir de verdad y de manera igualitaria.

El hambre sigue siendo un crimen

No hay posibilidad de salir de la pandemia sanitaria y social si no hay un Estado que invierta en políticas públicas (trabajo digno y soberano, viviendas, educación para todos y todas). Todos los días nuestros compañeros y compañeras son esa trinchera para resistir al hambre. Desde la Quiaca a Tierra del Fuego podemos construir este número de las mil ollas, que no es algo que lo hacemos para los medios sino que las llevamos adelante todos los días. Nuestros compañeros y compañeras le ponen el pecho al hambre todos los días y no es sólo hambre de comida sino de posibilidades, de abrazos, de futuro y en este sentido las mil ollas representan nuestra capacidad organizativa a nivel nacional.

El reclamo es al Estado y a la sociedad, ¿no es cierto?

Sí, siempre tiene dos aristas el llamado: uno es al Estado, al Gobierno Nacional, provinciales y municipales, pero también a la sociedad porque necesitamos ponerle un freno al hambre que es inmoral y es inviable un país con 7 millones de pibes y pibas bajo la línea de pobreza menores de 14 años. Es la hipoteca de nuestra sociedad.

También sabemos que se puede conseguir esa reinversión

Claro, hay regalías de nuestros bienes comunes que se podrían reinvertir. Necesitamos decisión política sobre quienes son aquellos que deben pagar la deuda, la principal deuda es con el pueblo.

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