La CTAA Capital, en el marco de las actividades del Mes de la Memoria, llevó adelante un panel y posterior debate sobre el rol de las fuerzas represivas y su relación con la desaparición de personas en democracia.

Durante su exposición, Silveyra desarrolló las líneas generales de la investigación sobre la policía porteña que volcó en su libro, junto con las impresiones que fue vivenciando en el recorrido que hizo desde la idea original, hasta la concreción del proyecto: la falta de información a pesar de ser pública, las maniobras evasivas de la fuerza de seguridad ante las preguntas y pedidos de informes, el escollo de la camaradería entre oficiales, los entramados de corrupción y las formas “novedosas” de que se valió para obtener datos que institucionalmente son ocultados.

Por su parte, Mario Santucho, presentó el Mapa de la Policía: una herramienta web desarrollada con la última tecnología, que condensa toda la información sobre el actuar de las fuerzas de seguridad que funcionan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y vuelca dicha información en un mapa interactivo. Con la particularidad de que permite la denuncia sobre cualquier tipo de abuso policial, con la carga de material audiovisual de registro del hecho y la posibilidad de contactar al testigo con la victima y hasta poder brindar testimonio en instancia judicial.



La misión y los objetivos del Mapa de la Policía también fueron abordados por Santucho, quien expresó la idea de esta herramienta como parte del empoderamiento de la sociedad en tanto permite hacer visibles y mensurables estadísticamente los abusos policiales y hasta judiciales. En tanto que, como militante de Derechos Humanos, expuso la importancia de volver sobre algunos pasos en la militancia y llamar a las cosas por su nombre: “en política todos pensamos distinto, pero no solo hay adversarios, hay quienes trabajan para destruir al otro y esos son enemigos. Creo que hay que volver a llamarlos por su nombre porque es algo que fuimos perdiendo de vista pero es importante recuperar, porque no nombrarlos por lo que son hace que no los veamos”.

En su intervención, Adriana Meyer hizo un breve repaso de los casos de desaparecidos y desaparecidas en democracia, de entre los más de ocho mil que retrata en su libro y abarca los últimos 40 años de democracia argentina.

A su vez Meyer hizo un paralelismo entre el modus operandi de las fuerzas de seguridad, responsables de los hechos que relata, y lo expuesto por Silveyra en “La Gorra”, como una continuidad en la cultura represiva de las fuerzas policiales y armadas a través del tiempo y la institucionalidad, producto, según sus conclusiones, “de la falta de decisión política para implementar medidas que generen un freno real para comportamientos que, además, siempre tienen a los jóvenes pobres como víctimas u objetivos principales”.


El micrófono circuló entre los presentes y, luego de los agradecimientos del caso, Jorgelina Sosa, secretaria General Adjunta de la CTAA Capital, tomó la palabra para expresar su grata sorpresa ante la creación, utilidades y el crecimiento vertiginoso en cantidad de denuncias que presenta el Mapa de la Policía. Y recordó que, en su paso por AMMAR, junto a sus compañeras habían realizado un rudimentario mapa de lugares de explotación sexual con connivencia de autoridades policiales con el que acompañaban sus denuncias ante las fiscalías, que tampoco daban crédito a dichas denuncias por la connivencia judicial de siempre.

Compañeros y compañeras que trabajan en la Secretaría de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes también expresaron su parecer sobre la importancia tanto de los libros como del mapa, e incluso sugirieron agregar información sobre éste particular que, por distintas razones queda fuera de la estadística pero gravita en la realidad y los derechos de muchos jóvenes al ser detenidos por las fuerzas de seguridad.

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