Las compañeras de la organización territorial Somos Fuego, integrantes de la Asamblea Feminista del Barrio 31 y 31 bis, estarán participando -el próximo viernes 7 de mayo a las 18 horas- del seminario de experiencia de oficio “Territorios, antropología y feminismos, encuentros esenciales. Recupereción de la experiencia de mapeo feminista del Barrio Padre Carlos Mugica (Villa 31-Bis)”.

En esta actividad, en la que participarán militantes de la Asamblea junto a activistas feministas docentes e investigadoras, se presentará la experiencia realizada recientemente en el barrio, de construcción de un mapeo colectivo que releva tanto las problemáticas barriales desde una mirada feminista de la urbanización, como los espacios comunitarios construidos por las mujeres y disidencias sexuales orientados a la lucha contra la violencia de género.


Janet Medieta, compañera de la organización territorial Somos Fuego, parte de la FeNaT-CTA A, explicó: “En el mapa que se presenta este viernes en el marco del seminario realizado por el IDAES y su Centro de Estudiantes, se trata de mostrar la urbanización del barrio desde una mirada feminista donde plasmaron todos los problemas que esta manera de urbanizar les trajo y el endeudamiento de las mujeres y disidencias sexuales que generó.”

En relación a quienes fueron las que construyeron esta herramienta de visibilización y de producción colectiva de conocimiento, Janet contó: “La Asamblea Feminista del barrio ex 31 y 31 bis, en la que confluimos vecinas, compañeras de distintas organizaciones, trabajadoras de los CESAC, nació en el 2018 para pedir justicia por femicidios como el de Lucía Perez y durante todo este tiempo venimos sosteniendonos entre nosotras, construyendo redes, trabajando sobre las distintas problemáticas que nos tocan acá en el barrio.”

En las vísperas del último 8M, las compañeras lanzaron el mapa que construyeron entre todas junto con las compañeras del NUM, en el que no sólo visibilizaron la otra cara de la urbanización, sino también en el que ubicaron cada una de las organizaciones que luchan en el día a día en el barrio por los derechos de las mujeres y disidencias sexuales, por erradicar las violencias, por ponerle fin a la políticas de empobrecimiento y de mal vivir en la ciudad más rica del país.

En cuanto a las contradicciones entre los dichos y los hechos del Gobierno de la Ciudad, Janet explicó: “Mientras el Estado nos pone un CIM (Centro Integral de la Mujer) en una zona liberada por la misma Policía, nosotras denunciamos a la Secretaría responsable de la urbanización que las demoliciones que realizan de las casas de familias reubicadas no son completas, generando un montón de problemas, como la contaminación, la rotura de caños, dejando zonas peligrosas para transitar de noche. Hace poco ocurrió ahí un femicidio del que todavía no sabemos su nombre y qué pasó. Es evidente ese doble estándar que tienen, acompañan denuncias por Violencia de Género mientras que la SISU se encarga de espiarnos a nosotras y nos mandan a la Policía para decirnos que no nos podemos reunir en ciertos lugares.”


En línea con lo que la compañera feminista popular relató, Clarisa Gambera, secretaría de Géneros e Igualdad de Oportunidades de la CTAA Capital, planteó la necesidad urgente de construir una mirada feminista de los conflictos en la Ciudad porque: “es necesario poner de relieve que existe una desigualdad estructural que afecta a mujeres y disidencias sexuales y que esta desigualdad se suma, se complejiza, se intersecciona con otras desigualdade”.

Desde los feminismos populares se viene construyendo una lectura de la economía que está haciendo hincapié en visibilizar las desigualdades de género y cómo resultan endeudadas y precarizadas las mujeres y disidencias. En este sentido, Clarisa expresó: “La pandemia tuvo un primer momento en el que el ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligarorio) hizo caer los ingresos. ¿Quiénes son las personas que más perdieron ingresos? Aquellas que tenían trabajos menos formalizados, todo ese trabajo que se hace en la calle que quedó suspendido, trabajos en los que estamos sobrerrepresentadas. Esto impactó en nuestres hijes, teniendo en cuenta que cada vez más somos las mujeres que estamos a cargo del ingreso familiar y en muchos casos de manera exclusiva. Entonces, si hablamos de pobreza, del fenómeno de la feminización de la pobreza y de la pobreza de les niñes, hay que poder mirarla desde esta perspectiva de desigualdad estructural.”

Pensando en la problemática específica de acceso a la vivienda digna, Clarisa aportó: “Si hablamos del negocio inmobiliario y su reverso, la falta de acceso a la vivienda de las y los trabajadores, la mirada feminista permite abrir las múltiples dimensiones de este problema. Por ejemplo, que las mujeres acceden en un 50 % menos que los varones a créditos, porque son menos las que cumplen con las condiciones de formalidad salarial y montos de ingresos. Si somos las más precarias, tenemos sueldos más bajos, también eso impacta en el problema de acceso a la vivienda.”

En relación a los procesos de urbanización, tal como lo que relató la compañera Janet Mendieta, la secretaria de Géneros llama la atención sobre la crisis del cuidado de la que no se hace cargo el Gobierno de la Ciudad: “los procesos de urbanización no priorizan los servicios de cuidado, si esto no existe cada vez somos más las mujeres que nos quedamos afuera del mundo del trabajo, obligadas a cuidar”.


Por todo esto, Clarisa concluyó: “La mirada feminista es un articulador de conflictos y sectores, un territorio común para entender y organizar esa conflictividad buscando respuestas. Pensar una ciudad en perspectiva feminista debería articular los procesos de urbanización con las demandas por espacio verde y de servicios de cuidado públicos. No se puede pensar más una ciudad según dónde tengo los pies, la ciudad es un todo complejo. El proyecto de ciudad nos empuja hacia afuera porque es cada vez más caro vivir aquí. Nos encierra porque es cada vez más peligroso, genera doble estándar debilitando en todos el ejercicio de una ciudadanía que debería tener perspectiva de género. Avanza el mercado y nos segmenta. El feminismo puede integrar esas miradas y conflictividad.”


Desde la Central y desde su mirada de militancia feminista, se saludan y acompañan estas experiencias colectivas transformadoras del modelo de ciudad promovidas por las compañeras de la Asamblea Feminista del Barrio ex 31 y 31 Bis -como es este mapeo colectivo que se comparte con todas y todos- porque se entienden que son el punto de partida necesario para pelear por una ciudad más igualitaria, donde las mujeres y disidencias no sigan pagando las deudas que los poderosos les imponen, una ciudad que priorice la vida y los cuidados, una ciudad en la que criar a sus hijos e hijas dignamente.

A continuación se comparte el resultado del mapeo:

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