Cada 12 de mayo se celebra en el mundo entero el Día Internacional de la Enfermera, con motivo del aniversario del nacimiento de Florence Nightingale, británica, creadora del primer modelo conceptual de enfermería. En los últimos meses la pandemia de Coronavirus dejó en evidencia la necesidad de un sistema de Salud Pública fuerte y de la importancia del rol de médicos, enfermeras y enfermeros.
Luisa Ayala, es enfermera, trabajadora del Hospital Aeronáutico Central y miembro de la Mesa Ejecutiva de la CTAA Capital. En el Día Internacional de la Enfermera cuenta cómo es trabajar en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires, en plena pandemia.
– ¿Cómo se está trabajando en los centros de salud, hoy por hoy, frente a la pandemia?
– La concientización del profesional está, nunca ha dejado de estar. Lo que no hemos tenido es una respuesta rápida del Gobierno de la Ciudad en cuanto a la entrega de elementos de protección personal, que son los elementos necesarios para cuidarnos nosotros y cuidar a los demás.
La profesionalidad siempre va a estar. Hay algunos lugares que ya tienen los elementos y hay otros en los que todavía faltan. En un comienzo la necesidad de esos elementos fue escandalosa porque nuestro sistema de salud no está preparado para esto, en estos cuatro años vino en devaluación y se agravó con esta síntesis.
– ¿Qué cosas ves que se modificaron?
– Yo creo que los compañeros empezaron a concientizarse de que había que organizarse con una respuesta inmediata, por eso es que se han parado en las puertas de los hospitales, han ido a través de los gremios, e incluso los compañeros trabajadores se organizaron entre ellos para conseguir sus máscaras, para ver dónde la podían comprar, han dado la respuesta desde ahí también. Es decir, las y los trabajadores a veces han salido desde la organización sindical para organizarse entre ellos mismos al ver la necesidad abrumante que tenían para dar esa respuesta ante la falta de elementos.
En algunos hospitales las mismas guardias se organizaron para poder tener elementos que en algunos casos les ha llegado como donación y se los han tenido que repartir entre ellos, con una convicción profesional, sin misquindades.
– ¿Cómo se lleva el día a día dentro de los espacios de salud?
– Se va aprendiendo sobre la marcha, porque la enfermedad es dinámica – lo que se va descubriendo- y también para nosotros que estamos improvisando el conseguir el material.
– ¿Cómo viven esta situación? ¿Están contenidos de alguna manera?
– A mi me ha tocado contener compañeros por su angustia. Nos encontramos con mamás que son cabeza de familia y que tienen hijos muy chiquitos a los que no pueden abrazar o que tienen mucho temor porque son enfermeras en un hospital donde hay pacientes con Covid. Yo creo que después de todo este tiempo va a haber un antes y un después para las y los trabajadores de la Salud.
Para los enfermeros, por ejemplo, no hay una distancia óptima entre él y el paciente que atiende, por más que se cuide, por ende está más expuesto y desde mi punto de vista como enfermera creo que eso lo está padeciendo el personal. Las enfermeras se hacen cargo de los pacientes y de sus enfermedades, pero también se hacen cargo de las situaciones sociales de sus pacientes, de conseguirles pañales, de hablar con una persona para que venga algún familiar, es muy amplia la tarea que realizan y es muy dificil en el transitar de este virus que nos impide a todos desenvolvernos con la naturalidad que quisiéramos.
– ¿Cómo está el ánimo del personal de enfermería, teniendo en cuenta que por un lado reciben aplausos todos los días y por el otro son discriminados por los vecinos?
– Sí, lo asocio con lo que dije antes y pienso que esto es lo peor que le puede pasar al ser humano. La falta de empatía y de reconocimiento para con el otro. Porque nuestra sociedad me parece que no está preparada para situaciones límite como éstas. Sale a florecer la falta de humanidad. En lo personal, si me llegaran a llamar para trabajar en Terapia Intensiva, yo voy a estar, pero voy a pedir que se me asigne un lugar dónde quedarme, porque también es querer a mi familia. Porque por más que yo cumpla todos los protocolos de prevención, lo haría para darle seguridad a los seres que yo quiero.
Yo creo que la sociedad no estaba preparada para esto, pero creo que cuando pase vamos a crecer. Ya nos dimos cuenta de que tenemos que hacer todos los recorridos lógicos pacíficos para que la Salud Pública sea de primera y que todo se vuelque sobre esa salud pública que necesitamos todos.
– ¿Qué pasa con sus familias frente a esta situación?
– Todos los enfermeros y enfermeras tratamos de cuidar a nuestras familias, porque en cada enfermero hay una entrega total hacia el bienestar de la humanidad. Yo no me podría identificar con otra cosa que no fuese dar vida y a mi me parece que eso nos corre de no temerle tanto a la enfermedad. Sí tenemos miedo, pero nos cuidamos porque también entendemos cómo nos tenemos que cuidar y esto nos brinda seguridad para hacer la tarea que corresponde que hagamos.
Por otro lado, por supuesto que también las y los compañeros están sufriendo. Como algunas enfermeras mamás que quieren volver a sus casas y poder abrazar a sus hijos chiquitos, pero tienen que hacer todo un protocolo al llegar. Cuando un enfermero es puesto en cuarentena tiene que cumplir un aislamiento especial, con el miedo de haber metido el virus adentro de su casa.