Luis-campos-2El pasado miércoles desde Estación Central (Radio Sur, FM 88.3) se comunicaron con Luis Campos, responsable del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, para hablar sobre alguna de las conclusiones alcanzadas en el último Informe de Coyuntura elaborado por dicha área, que corresponde al cuarto trimestre del año 2014.

– Una de las conclusiones a las que llega este informe es que durante los últimos años la cúpula empresarial del país logró niveles de utilidades muy superiores a los registrados durante la década del 90. ¿Cómo se explica esto Luis?

Hay una encuesta del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) denominada ‘La encuesta a grandes emprestas’, destinada a las 500 empresas más grandes del país, que son prácticamente los dueños del capital en Argentina. Lo que muestra esta encuesta, que es lo que nosotros volcamos luego en nuestro Informe, es que a lo largo de la última década los niveles de ganancia de la cúpula empresaria han sido en promedio muchos más altos que los niveles de ganancia que mostraban durante los años 90.

Esto se explica fundamentalmente por la caída estrepitosa del salario real durante el año 2002. Recordemos que luego de la devaluación, la crisis del régimen de convertibilidad y la pérdida del salario real ese año, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional cayó a los mínimos históricos y a partir de ahí, si bien ha habido una recuperación, año tras año –hasta el año pasado-, esa recuperación que se dio a lo largo de la última década de manera paulatina, no llega en promedio a recuperar los niveles que tenía la participación del salario en el ingreso total, en el conjunto de lo que produce la economía en el país durante la década del 90.

Con lo cual insisto, para ponerlo bien claro, la recuperación de los últimos años a penas logró recuperar en términos generales el salario que los trabajadores teníamos antes del año 2001; pero como efectivamente la economía produce mucho más, porque la economía sí creció mucho en comparación con la situación de hace 10 años atrás, ese crecimiento, esa mayor producción, dado un mismo salario, implica mayores niveles de ganancia.

Por otro lado, digo ‘recuperación hasta el año pasado’, porque una de las cuestiones interesantes que muestra el Informe es que esta recuperación, que venía siendo prácticamente una constante durante todos los años de la última década, se frenó el año pasado. El año 2014 muestra una estabilización, es decir, los niveles de ganancias y de participación de los salarios en las ganancias de la cúpula son similares a los que tenía un año atrás. Y esto es fundamentalmente por el comienzo de un sendero decreciente del salario real de los trabajadores, que el primer año que lo registra de los últimos años es el 2013, donde hubo una caída muy leve, pero caída al fin del salario real. En el año 2014 el salario real del conjunto de todos los trabajadores cayó aproximadamente un 5 por ciento.

– Hablás de salario. Otro punto dentro del informe es que de acuerdo a la información brindada por el INDEC, quienes padecieron una mayor reducción del salario real fueron los trabajadores registrados en el sector privado. Se habla de un 5,5 en comparación con el año 2013; mientras que los trabajadores del sector público tuvieron un retroceso del 3,1. Por el contrario, para quienes trabajan en el sector informal, o sea, los no registrados, hubo un crecimiento del 0,7. ¿Cómo se explica esto?

Acá está bien que digas ‘de acuerdo a los datos del INDEC’ porque efectivamente esto solo se explica por la manipulación de las estadísticas oficiales que publica en materia también de salarios, no solo la EPH (Encuesta Permanente de Hogares), no solo en materia de precios, sino también en materia de salarios nominales.

Es decir, en cuanto varía el número del salario, los datos del INDEC también están efectivamente adulterados. No hay forma de que en un contexto donde el salarios de los trabajadores registrados del sector privado, es decir, los que tienen cobertura de los Convenios Colectivos de Trabajo, los que están en mejor situación en términos generales del conjunto de los trabajadores, no hay forma de explicar si esos trabajadores están mal, por el contrario, los trabajadores no registrados estén teniendo incrementos del salario real. Eso fundamentalmente se explica por la adulteración de los datos.

Lo que pasa es que el dato sobre los salarios de los trabajadores registrados es más difícil de adulterar porque eso se puede contrastar con otras bases, como por ejemplo, la de las declaraciones que brindan los empleadores al sistema previsional, a los aportes previsionales. Entonces, si uno mira la serie de salarios que brinda el INDEC y mira la serie de salarios que se desprende del sistema de aportes previsionales, lo que va a encontrar es una evolución parecida y esto da una caída del casi 6 por ciento. En el caso de los trabajadores no registrados, como no hay con qué contrastar la serie, el INDEC informa cualquier cosa y da este crecimiento del 1 por ciento del salario en términos reales, durante el año pasado, cifra que insisto, solo hay que tomarla como válida en los papeles del INDEC. Por cierto que la situación de los trabajadores no registrados es muchísimo peor que la que muestra estos números del INDEC.

– Otra de las afirmaciones del Informe es que en la Argentina la mano de obra femenina es más barata y más precarizada…

547Lamentablemente nuestro país no es la excepción. Esto es una situación que se da en general, en la mayoría de los países, pero en nuestro país presenta, por ejemplo en materia salarial, una brecha de casi 25 por ciento. Es decir, los trabajadores varones cobramos un 25 por ciento más, en promedio, que las trabajadoras, haciendo la misma tarea. Pero además, no solo la brecha se da en materia salarial, sino que también, por ejemplo, en acceso a puestos gerenciales, a puestos directivos.

Cuando uno mira también los datos que hay disponibles sobre la brecha en materia de igualdad de posibilidades, también uno va a encontrar que los puestos jerárquicos son ocupados principalmente por trabajadores varones, y las trabajadoras mujeres son más propensas a ser contratadas para realizar tareas manuales, tareas directamente relacionadas con el proceso de trabajo y no tanto con los ámbitos de dirección.

Lamentablemente estas estadísticas solo están disponibles hasta el año 2013. El Estado Nacional no ha seguido produciendo este tipo de información, como para poder ver como ha evolucionado en los últimos 2 años, pero lo que sí se ve es que a lo largo de la última década no ha habido mayores diferencias en materia de brecha entre trabajadores varones y trabajadores mujeres. Estas distancias se han mantenido y nuevamente es una deuda pendiente del mercado del trabajo y por qué no, de las propias organizaciones sindicales, retomar este tipo de debates, porque no solo hace a una cuestión de igualdad entre trabajadores varones y mujeres, sino que fundamentalmente, hacen un problema de competencia. La fragmentación entre los trabajadores es una estrategia de las empresas, es una estrategia del Capital para que los trabajadores nos peleemos entre nosotros.

Y esta idea de fomentar el individualismo y fomentar las diferencias, también se ve en materia de distribución del trabajo por género. Con lo cual no es solo un problema de moral o un problema de igualdad entre hombres y mujeres, sino fundamentalmente un problema de limitar la competencia.

– Otro de los datos en este informe de coyuntura del Observatorio de Derecho Social tiene que ver con la informalidad laboral, con la precarización y efectivamente el dato es que el trabajo no registrado sigue alcanzando alrededor de un tercio del total de los asalariados en nuestro país. O sea, uno de cada tres trabajadores está precarizado.

Exactamente. Y aquí cabe aclarar que no están incorporados dentro de ese 33 por ciento de trabajadores no registrados los cuentapropistas, por ejemplo, los trabajadores monotributistas que si bien realizan trabajo asalariado, su empleador los obliga a inscribirse en el monotributo. Para las estadísticas oficiales este trabajador no es un trabajador asalariado, sino que es un cuentapropista, no entra dentro de ese 33 por ciento. Tampoco entran los trabajadores que realizan tareas de subsistencia o tareas por cuenta propia como, por ejemplo, un plomero, un albañil o mismo los trabajadores que están limpiando vidrios en las esquinas de las calles, que para las estadísticas oficiales figuran como ocupados, pero no como asalariados, o sea que no reciben un salario, sino que figuran como cuentapropistas.

Si uno considera a estos cuentapropistas como parte del trabajo no registrado o el trabajo que no tiene aportes, que no tiene cobertura de la seguridad social, hay algunos datos de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) que llevan esta proporción de trabajadores a casi el 50 por ciento del total. Sin contar, por cierto también, a los desocupados, que también sumarían otro tanto, en este caso, un 7 o un 8 por ciento, depende también de cuestiones estadísticas. Lo que da cuenta que incluso, la situación de la precariedad del mercado de trabajo, va mucho más allá de este 33 por ciento que marca la estadística oficial en materia de trabajo asalariado, no registrado.

– El Informe comienza diciendo que durante el cuarto trimestre del 2014 se registraron 283 conflictos, de los cuales 141 correspondieron al sector público, 117 al privado, 11 a ambos sectores y 14 fueron impulsados por trabajadores del sector informal –léase cooperativistas, trabajadores y desocupados-. Y aquí va el dato también, que es central, en total, de 1207 conflictos anuales, que fueron los que sucedieron en 2014, se vio este año como el de mayor cantidad de conflictos desde 2011.

Exactamente, y decimos desde 2011 porque es desde el año que hacemos este relevamiento  y que podemos comparar. Seguramente, si tuviéramos datos anteriores al 2011 encontraríamos que el año pasado fue el año de mayor cantidad de conflictos desde hace muchos años, tal vez, si me hacen arriesgar, les diría 2002 o 2003, posiblemente.

De todas maneras hay una cuestión a aclarar, que es que, si bien el año pasado presentó los mayores niveles de conflicto de toda la serie, lo cierto es que la mayor cantidad de conflictos se produjo durante los primeros meses del año. Si uno divide por trimestres, la mayor cantidad de conflictos estuvo en el primer trimestre del año. Recordemos, el año pasado, ya el cuarto trimestre de 2013 había sido un trimestre muy conflictivo, fundamentalmente en el sector público. El primer trimestre de 2014 tal vez el conflicto más simbólico, más relevante, fue la huelga docente en la provincia de Buenos Aires, que se prolongó durante casi 20 días. A lo largo del año la conflictividad fue mermando, en términos absolutos, fue cayendo levemente, tampoco fue una caída muy significativa, y lo que produce es que efectivamente este año haya sido el año más conflictivo sin perjuicio de que el cuarto trimestre del 2014 registró menos conflictos que el cuarto trimestre de 2013. Que había sido el trimestre donde se presentaron la mayor cantidad de conflictos.

Pero sí, efectivamente estamos instalados en un escenario de altos niveles de conflictividad laboral y de cara a lo que viene, posiblemente y esto va a depender mucho también de nosotros, de nuestra propia organización como trabajadores. La forma de recuperar esta caída del salario real, de revertir la precarización no va a ser sino de la mano de mayor organización y también de mayor conflictividad laboral.

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