Ante los anuncios del Gobierno Nacional sobre la finalización de la IFE y el ATP, desde el Bloque Organizativo Gremial de la CTAA Capital consideramos imprescindible recuperar la capacidad de organización desde la Central. Con ese objetivo fue elaborado el posicionamiento que se publica a continuación.

* Por Bloque Organizativo Gremial de CTAA Capital

Desde hace algunos años, el conjunto de organizaciones, compañeros y compañeras que conformamos la CTAA Capital, resolvimos afrontar las dificultades coyunturales a partir de la realización de encuentros de militantes, donde debatimos fraternalmente no sólo la coyuntura sino también las líneas políticas estratégicas de construcción y organización de nuestra Central.

Esta actitud, valiente y coherente con nuestra historia y trayectoria de lucha por un sindicalismo de nuevo tipo, nos permitió reafirmar con claridad nuestros principios fundantes – autonomía de los partidos, los patrones y los gobiernos; libertad y democracia sindical y solidaridad con la clase para luchar en unidad- y nuestra pertenencia a esta CTAA como eje fundamental de construcción.

Históricamente la CTA Autónoma levantó las banderas de libertad y democracia sindical como principios fundamentales para ejercer el derecho a la organización sindical, ya sea disputando al interior de sindicatos existentes, construyendo nuevas organizaciones para dar respuesta a la gigantesca masa de trabajadoras y trabajadores indefensos ante las prácticas de la burocracia sindical o propiciando la afiliación directa a la Central, como herramienta política para garantizar derechos donde no haya organización y marcar así la diferencia con el sindicalismo verticalista tradicional.

Creemos que uno de los grandes aciertos de nuestra CTAA es la afiliación directa, siendo ésta una novedad en las metodologías sindicales del mundo ya que la afiliación directa permite que se afilien a nuestra Central todas y todos los trabajadores que se sientan identificados con nuestra acción sindical, sin importar si a) su gremio está afiliado a otra organización sindical; b) no existe gremio en su lugar de trabajo; c) se encuentra sin registrar su relación laboral.

Es por esto que la afiliación directa es tan resistida por todo el sistema, desde los patrones, pasando por los gobiernos y autoridades estatales, hasta los mismos sindicalistas-empresarios.
Ahora bien, la afiliación directa como herramienta no se contrapone con la organización de la clase en cada rama de actividad, que es lo definido como fundamental para el crecimiento de la Central.
Ninguna agrupación o sector puede apropiarse de esta herramienta ya que es patrimonio de toda la CTA.

Hoy vemos con preocupación algunas formas en que se pretende aplicar la supuesta organización de la afiliación directa en un sector tan complejo de organizar como es el de los trabajadores y trabajadoras del Sector Privado.

Creemos que para implantar cualquier forma de organización del sector privado, deben impulsarse todos los debates necesarios, respetando las estrategias de construcción acordadas y la opinión de las organizaciones que desde hace años construyen CTA, con todas las dificultades que esto conlleva. Nos preocupa enormemente que en nombre de la libertad y democracia sindical se alienten estrategias que contradicen estos principios.

En primer lugar no puede confundirse a la afiliación directa con la destrucción del sindicato como herramienta de organización, con la consiguiente atomización de la clase trabajadora. Estamos convencidos y convencidas que los diferentes procesos organizativos siempre deben apuntar como norte hacia la sindicalización de las y los trabajadores en sus lugares de trabajo.
En segundo término advertimos un despropósito en que, en nombre de la libertad y democracia sindical, se pretenda que una persona se arrogue la representación de un sector o un colectivo sin que nadie, absolutamente nadie, lo haya votado para ello, nombrando de igual forma delegaciones o juntas de delegados provinciales.

En tercer lugar, ratificamos que hasta tanto y en cuanto los trabajadores afiliados directos de nuestra Central decidan cómo y dónde organizarse, son sus representantes y voceros las conducciones votadas por ellos en las elecciones de CTA, que no por casualidad se establecen con el voto secreto y directo para todos los cargos.

Por último, debemos recordar que desde la década del noventa, la precarización viene carcomiendo el mercado laboral argentino. Al crecimiento de la desocupación debe sumársele también el de la subocupación, la informalidad y la destrucción de puestos laborales en relación de dependencia. La disputa por la distribución de la riqueza ha agudizado en los últimos años los ataques del capital contra la clase trabajadora y es por esto que se vuelve fundamental el fortalecimiento de las organizaciones que las y los trabajadores han sabido construir para conquistar derechos defenderlos.

Hoy, los sindicatos son la principal herramienta de organización colectiva para resistir el avance de la flexibilización laboral y hacer cumplir las leyes en los lugares de trabajo y es por ello que deben priorizarse todas las estrategias que sirvan para su desarrollo.

Ante las nuevas profesiones y modalidades de contratación que buscan la fragmentación del mercado laboral, sostenemos nuestro compromiso en impulsar la organización gremial de los trabajadores -destinando los recursos que sean necesarios para ello- y rechazamos las prácticas de afiliación directa allí donde existan expresiones referenciadas a nuestra Central o que pongan en juego a la sindicalización como herramienta para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo.

La mejor manera de encarar las diferencias es dando el debate de manera democrática; con los protagonistas y con las discusiones políticas que sea necesario plantear sobre la mesa para salir fortalecidos a dar la disputa en un contexto por demás adverso para la clase trabajadora.

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