En las últimas emisiones de Colectivo Porteño estuvimos hablando sobre las Comunas con varios candidatos a comuneros de la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, como la 4, la 8, vimos como está la 1, el tema de las villas, su urbanización y la inseguridad, entre otros temas. En este, hablamos con Franco Armando y María Eva Koutsovitis, del Frente Salvador Herrera (CTA) que son militantes que trabajan todos los días en los sectores más vulnerables de la provincia de Buenos Aires. Colectivo Porteño se emite los sábados de 12 a 13hs por FM la Tribu.
– ¿Qué diagnóstico hacen de lo que ven hoy en las villas?
– FA: Bueno, podemos hacer varios. Uno es el político, la intervención del Estado dentro de las villas; y el otro es el más social, como está la situación en nuestros barrios. Otro es el más técnico, que tiene que ver con la infraestructura de estas barriadas, que en realidad deriva en consecuencias sociales.
– Empecemos por el político entonces…
– FA: Nosotros hacemos una caracterización de las villas de resistencia a la Dictadura en los ’80. Después en los ’90 más con la institucionalización que se da de parte del Ibarrismo, que es donde se implementan ciertas leyes que tienen que ver con la urbanización, la Ley 148, y ahora decimos que hay como una etapa de ofensiva, que propone que esas leyes se empiecen a cumplir. Entonces, la caracterización pasa por estas tres etapas: resistencia, leyes de urbanización y la tercera, que es el cumplimiento de todas estas leyes. Lo que nosotros entendemos es que el Ibarrismo en su momento ha institucionalizado a los punteros políticos que venían de la década el ’80, y el Macrismo de alguna manera los dotó de recursos, y esos punteros políticos hoy se han transformado en grandes empresas dentro de los barrios disfrazados de cooperativas, y eso ha generado una especie de nuevos ricos, en realidad millonarios. Eso pasa en la mayoría de villas de la ciudad y trae consecuencias como la cuestión social, el hacinamiento, los manejos de los alquileres en los barrios, como se delimitan zonas que tienen que ver con el narcotráfico, como está la connivencia política con la delincuencia, y la institucional que tiene que ver con la Policía también.
– En estos últimos tiempos recorrimos la Villa 31, el playón de Chacarita, que muy poca gente conoce, y algunas más. Vimos un montón de casas con carteles de “se alquila” y “se vende”. ¿Eso tiene algo que ver con el modelo inmobiliario que recién decías de los nuevos ricos?
– FA: Sí, tiene que ver con la protección. Acá no es sólo responsabilidad del Gobierno de la Ciudad. También la hay del Gobierno Nacional, porque con lo que ha implementado en el cordón sur con su sistema de seguridad, ha hecho que todas las fuerzas como la Prefectura, la Gendarmería, el Gobierno de la Ciudad con la Metropolitana, la Policía Federal, conviven en un mismo territorio. Y uno no se explica como puede ser que el narcotráfico pueda seguir existiendo con toda esa fuerza policial. En realidad, lo que nosotros decimos es que todas ellas están ahí sólo por una cuestión de pantalla, porque el negocio sigue vigente, y no sólo eso sino que han complejizado aún más las cadenas del narcotráfico, sus sistemas de seguridad, su sistema de ejército, si se puede decir de esta manera, ya que los narcotraficantes tienen soldados, sus jerarquías, y eso lo ha logrado las presencias de la Gendarmería y la Prefectura, porque antes no era así.
– ¿Y cómo es hacer el trabajo social en las villas todos los días teniendo el antagonismo de los narcotraficantes, los vendedores de paco, que son los que sustentan también en cierta forma la economía informal de la zona?
– FA: La única manera que nosotros tenemos para trabajar de esa manera en un territorio con estas características es que nuestros compañeros y nosotros mismos somos parte de eso. Tenemos una historia ahí. Nosotros venimos de generaciones de haber vivido en la villa, y entonces, de alguna manera, eso, lo genuino, nos permite poder convivir. Pero es verdad, hay ciertas cosas que no se pueden hacer. Y hay ciertos límites, entonces, hemos sufrido amenazas, nuestros compañeros también. Es muy difícil todo esto. Y la pregunta es clave.
– Un tema del que se habla cada vez más con respecto a las villas es el tema de la urbanización para que haya más seguridad ¿De qué se trata eso?
– MAK: El proceso de urbanización es complejo e implica muchas cosas, no sólo abrir calles, llegar con servicios seguros de agua, cloacas, pluviales, sino también lograr integrar esos barrios al resto de la ciudad. Hay una ley marco, la 148, que es del año 1998, que indica que las villas deben urbanizarse. Y hay villas que tienen leyes propias específicas de urbanización. La realidad es que todos nuestros barrios siguen esperando que se lleve adelante este proceso. Hace poco se inició en la villa Los Piletones. La realidad es que lo que se está llevando a cabo es bastante pobre, y realmente tiene muchos errores. Fundamentalmente, los vecinos no están participando de ese proceso de urbanización, lo cual es fundamental porque son ellos los que viven en esos barrios hace muchos años y los que tienen que decidir como urbanizar e integrar esos barrios, o participar de ese debate y de esa discusión. La realidad es que en el barrio Los Piletones, Corporación Sur lo que está haciendo es una pintada de cara a las casas colocando un caño troncal de cloacas en donde ni siquiera conecta a los vecinos, por lo tanto, es una falsa urbanización que ha generado expectativas y que realmente después va a ser muy frustrante para todos los vecinos de ese barrio que llevan años esperando tener calles con nombre, cloacas, tener agua, y formar parte de verdad de la ciudad de Buenos Aires.
– ¿Y por qué decís que la urbanización traería mayor seguridad?
– MAK: La realidad es que hoy nuestros barrios están cercados por fuerzas de seguridad, maltratados por ellas, aislados del resto de la ciudad porque en nuestros barrios los servicios de agua, cloacas, pluviales son siempre de segunda o de cuarta, por lo tanto, muchas veces toca vivir como si fueran ghettos. Lo que nosotros queremos es urbanizarlos e integrarlos. Desde ya que eso va a mejorar la seguridad de quienes vivimos allí y también de los que viven afuera. Abrir calles va a permitir que los narcos no puedan hacer lo que les parece dentro de nuestros barrios. Quien más los padece tanto a ellos como a la delincuencia son los vecinos que tienen que vivir allí. La Policía cerca a los barrios, pero los que viven en ellos no se sienten más seguros. A mi me parece que sin duda no sólo vamos a poder ser parte de la ciudad de Buenos Aires sino que, además, en términos generales las condiciones de vida de todos los porteños van a ser mejores cuando logremos urbanizar e integrar.
– En el programa pasado, el “Tano” Nardulli nos contaba que lo que hace la Policía es agarrar al chico que está fumando un paco mientras que por al lado pasa una lujosa 4×4 repartiendo paco y no se hace nada con esa gente. Da la impresión que las fuerzas de seguridad están más para proteger a los narcos que a los vecinos…
– MAK: Sí, están medio para garantizar el negocio del narco, creo yo, porque nosotros vemos muchísimas veces alguna situación violenta en un barrio y la Policía está parada y continúa mirando. No interviene. Así como la Policía conoce donde viven los narcos, conocen sus movimientos, y a lo sumo lo que hace es perseguir a algún pibe que es adicto o que capaz tiene que vender una o dos dosis para volver a comprar otra. Ésa es la realidad, y esos son los pibes a los que persigue. Revisa los bolsos de los chicos que entran al barrio, o sea, la Policía y esas fuerzas de seguridad han ido a garantizar el negocio del narcotráfico en nuestros barrios.
FA: No existe urbanización sin integración. Sino es construir nuevos ghettos. Que se pinten de colores las casas no significa que urbanicen.
MAK: Estamos cansados de ver que van y pintan las casas de todos los colores como lo están haciendo en Los Piletones. Dicen que urbanizaron porque pusieron un caño del que no conectaron a nadie e hicieron 3 pavimentos. La urbanización es un proceso complejo.
– También hay tercer actor, que es la Gendarmería. La gente dice que sus componentes directamente disparan…
– FA: Sí, hay varios casos de gatillo fácil en nuestros barrios. Me pareció el colmo cuando llegó la Prefectura a la villa de Barracas, la Zavaleta, y de alguna manera, para acercarse a la comunidad, hacen un curso de remo para los jóvenes del barrio, en el Riachuelo. Y esto no es un mito urbano.
MAK: Eso es verdad, es impresionante. Porque además, en esos barrios, en vez de hacer remo tendrían que ocuparse de todos los chicos que viven ahí y que están contaminados con plomo. Y para eso, tendrían que ocuparse y sanear el Riachuelo en vez de hacer la payasada de poner un club de remo para que los pibes vayan a remar. Además, con lo riesgoso que es, porque se te da vuelta la canoa y te sumergía en ese río. Es algo totalmente perverso. Su agua está tan podrida que con sólo navegar ya te contaminás. Y también sólo con vivir a la vera del Riachuelo. Son esos vecinos los que tienen a sus chicos contaminados con plomo. Eso también forma parte de urbanizar: sanear los barrios de la cuenca Matanza – Riachuelo. Eso no se ha hecho.
– Es increíble la lentitud que hay en nuestro país. uno escucha una canción de Moris del año 1974 ó 1975, y habla de una realidad del Riachuelo que hoy, tantos años después, sigue sin cambiar, exactamente igual…
– FA: No sólo no cambia sino que los problemas se agudizan aún más. Que la mayoría los pibes que viven ahí estén contaminados tiene que ver con una gran ausencia del Estado. No se sabe si es cómplice, es difícil definirlo porque en las demás cuestiones que tienen que ver con los negocios de los punteros y este tipo de cosas, está bien presente.
MAK: Esto no es casual. Porque tomar la decisión de que los pibes que viven en nuestro barrios no estén llenos de plomo es algo que puede hacerse fácilmente. Urbanizar e integrar los barrios en muchos casos también. Entonces, acá hay una política que tiene como objetivo tener a una parte de la población viviendo en estas condiciones reproduciendo generación tras generación estos escenarios de miseria y de postergación. Un chico que tiene plomo no va a aprender aunque vaya a la escuela. No va a poder crecer ni desarrollarse. Por eso es sumamente perverso. Mientras tanto, ponemos el club de canoa para los pobres en el Riachuelo. Ahí el Estado está presente para poder garantizar esa perversidad.
– Claudio Lozano sostiene que con el 0,2% de lo que gana la ciudad por año, se acabaría con el hambre en Capital Federal, y que, con el 1,5% se podría terminar con la pobreza. Eso demuestra que es un tema político…
– FA: Con el tema del hambre, recuerdo en el ’89, en la época de la hiperinflación, de las ollas populares, hoy eso, de alguna manera, está un poco mejor organizado en nuestros comedores aunque siguen teniendo lista de espera. Nuestra organización tiene 22 comedores en todas las villas de Capital Federal. Y todos tienen lista de espera.
– ¿Nos podés contar que es el Frente Salvador Herrera?
– FA: El Frente está compuesto por varias organizaciones que se venían agrupando en la CTA hace bastantes años. Son más de 24 organizaciones, muchas de ellas comedores comunitarios, y decidimos hace muy poco en un plenario en un Congreso que hicimos en Mar del Plata, darle forma a una sola organización. Todos los grupos comunitarios y lo que se hacía en las villas podía ser una unión de todo esto, y transformar a ese trabajo comunitario de sólo dar de comer y dictar talleres de oficios, hacer una organización política. Entonces, todos nos constituimos dentro de la CTA como el Frente Salvador Herrera.
– Justamente, una integrante del Frente dijo que les dan viandas para 100 chicos y que la mayor parte de las veces tienen 300 para comer…
– MAK: Eso pasa siempre. Todas nuestras compañeras que tienen comedor estiran las viandas y entonces, si reciben 100 raciones, terminan dándole de comer a 150 personas entre chicos y adultos. La verdad es que es así. Es alucinante. Tienen que estar racionando el pedacito de carne para poder hacer una vianda que tenga un poco de hidratos, un poco de carne. La verdad es que el laburo que hacen esas compañeras en los barrios es de la mañana a la noche. Muchas veces la gente no sabe que detrás de un comedor comunitario que recibe 100 raciones y entrega 150, tiene el trabajo de un montón de compañeras que desde temprano empiezan a preparar la comida, a recibirla, a ver como la estiran, como arman las viandas, a entregarlas, y después a limpiar todo. es un trabajo de lunes a lunes, y de una responsabilidad enorme sin tener ninguna remuneración. Nosotros queríamos impulsar algún proyecto de ley para que las compañeras que trabajan en los comedores reciban un sueldo y que el día de mañana puedan jubilarse. Es un trabajo en el que no pueden tomarse vacaciones.
FA: También hay que pensar en los utensilios, las ollas, el gas, que el villero paga más caro que los otros porteños. Tres, cuatro o cinco veces más caro. Hay un mito de que vos vivís en la villa y todo te es mucho más fácil. En realidad, no es así. Todo es mucho más caro. La vida lo es. Desde ducharte hasta comprarte algo. La villas han aumentado de habitantes más que el resto de la ciudad, ya que allí van a parar personas que tienen un trabajo informal o no pueden conseguir una garantía. Eso también hay que verlo. A la gente no le gusta vivir así hacinados porque esto trae miles de problemas como por ejemplo, de convivencia, y otros, pero tienen que ver con eso.
MAK: También problemas de salud, porque se vive amontonados y en condiciones sanitarias sumamente precarias, por lo tanto, en todas las villas los chicos tienen diarrea, forúnculos. Si vas a un barrio porteño de los tradicionales, no es un problema un forúnculo en ningún pibe. Cuando entrás a cualquiera de los nuestros, el primero de los problemas es el forúnculo. Las salitas que están instaladas en nuestros barrios, ultra precarias, sin medicamentos, lo que te van a decir es que todos los días atienden y reciben grandes y pibes con forúnculos. Si a todo esto le sumamos que no tenemos infraestructura, imaginemos como es la situación.
FA: Y si a eso le sumás el encarecimiento de los servicios que se obtiene por la ilegalidad en la que se vive… comprar una garrafa sale 5 más caro que pagar dos meses de gas en cualquier otro barrio.
MAK: Los porteños están subsidiados en los barrios formales, mientras que los que vivimos en los informales no recibimos las mismas facilidades para un servicio tan básico como el gas.
FA: Y en nuestros comedores es lo que más se utiliza, y eso no lo tiene en cuenta ni el gobierno nacional ni el de la ciudad. Y eso es algo a lo que la organización tiene que hacerle frente. Las infraestructuras mal hechas, por otra parte, también tienen que ver con los gobiernos de turno. Lo vienen haciendo desde el Ibarrismo. Todas las obras fueron mal hechas.
MAK: Además, en aquellos lugares donde habría que prestar mayor atención para hacer las mejores obras de infraestructura, porque el mantenimiento va a ser más complejo, hacemos las peores obras. Ahí también se ve toda la perversidad de la dirigencia política. En hacer obras que ya saben que no van a funcionar. Los técnicos no son tontos. Es la desidia. Ahí sí el Estado está presente para hacerlo mal.
– ¿Y qué es lo que buscan al hacer las cosas mal?
– MAK: En algunos casos, lo que buscan es poder entregar rápidamente los títulos de propiedad a los vecinos que igualmente no van a tener un barrio urbanizado, para que terminen vendiendo su vivienda a un precio vil a algún grupo como IRSA o cualquier otro grupo inmobiliario que tiene negocios con los gobiernos nacional y municipal. Entoces esa familia, que tuvo la ilusión de acceder a la vivienda, en realidad es falsa. Y pasa que vuelve a tener sin resolver el problema de su vivienda. Es algo perfecto. Un gran negocio.
Fuente: Colectivo Porteño