Durante el mes de febrero de 2018, en medio de un clima cada vez más caliente en lo que respecta a lo laboral, lxs municipales de Capital recibíamos el anuncio del magro aumento ofrecido para el año que iniciaba.
El Gobierno porteño acordó con SUTECBA y UPCN un incremento remunerativo del 8% para abril y un 4% para agosto, lo que alcanzaba un total de un 12% anual.
Estupor.
Si bien anticipaban que el acuerdo era firmado sin cláusula gatillo se esperaba, decían esperanzadamente, una revisión en el mes de septiembre para hacer correcciones en base a un análisis de la evolución de la inflación.
A fin de “mejorar los números”, el anuncio fue planteado anexando el 5% que representaría para el bolsillo de lxs municipales la reconfiguración y puesta en marcha de la “nueva carrera administrativa” a implementarse a partir de julio de este mismo año. No hace falta remate, si alcanza al lector hacer la cuenta de lo que representa un 5% en el sueldo promedio de un/a trabajador/a municipal que hoy se encuentra muy por debajo de los 20 mil pesos.
La evolución de las especies
Si bien meses atrás desde sectores de ATE se exigía un 25% con cláusula gatillo, la suba del dólar y el incremento del costo de vida han dejado muy atrás ese posible parche a la grave situación que atraviesa hoy la clase trabajadora.
En pocas palabras en el primer semestre del año, con el 15% de aumento en tres cuotas, y con una inflación del 27%, lxs estatales perdimos el 12% del salario.
La jornada de hoy y las tapas de los diarios anuncian el estado de alerta y movilización decretado por el gremio de camioneros quien busca de manera urgente la reapertura de la negociación teniendo en cuenta las proyecciones oficiales que admiten que la inflación rondará este año un 42%, con una recesión del 2,4%.
Las palabras sobran, el sueldo no.
No todo lo que sube, baja
Mientras el gobierno nacional y local celebra la baja del salario real como indicador de buenas noticias económicas; lxs trabajadores del INDEC en su informe periódico actualizado al 31 de julio calculan que el salario mínimo para que una familia (hogar constituido por una pareja con dos hijxs) no caiga en la pobreza, debería ser de $31.878. Según explicaron, “este valor se compone de $9.994,3 por gastos en canasta alimentaria mínima, y $21.884,5 en otros bienes y consumos mínimos”.
A la vista del transeúnte el estado de situación grita a quien quiera oir, que la inflación no logra ser controlada, el aumento de tarifas, combustibles y alimento es impagable, golpeando diariamente el bolsillo de todxs lxs trabajadores.
Quien quiera oír que oiga.
Lo que también sube, son los sueldos de lxs funcionarixs de la ciudad. Según la última información publicada en el portal de datos de la Ciudad, correspondiente a diciembre del 2017, el sueldo de los ministros de la ciudad de Buenos Aires es de $166.308, algo más de $100.000 con los descuentos. El de los secretarios, de $151.000 en bruto, los subsecretarios $116.000 y los directores generales $102.000.
En este contexto de marcada disparidad, en el día de la fecha, el gobierno anuncia y SUTECBA ratifica, la revisión pautada a comienzo de este año.
Se presenta un 3% remunerativo con los sueldos de septiembre, 5% con el sueldo de Octubre y 5% con fecha 1 de Diciembre.
Todos estos aumentos serán calculados sobre la base del mes de marzo del corriente año, es decir la base salarial anterior al encasillamiento, lo cual implica una base menor a la que cobran actualmente lxs trabajadores. Y como si fuera poco el letargo, este nuevo aumentó será total y efectivo en Enero de 2019.
Huelga decir que son inciertos los caminos que nos conducen a Diciembre y tal vez estas cifras queden aún muy por debajo de lo que representan actualmente.
Los trabajadores y trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires, sabemos lo que el gobierno del Cambio ha significado no solo en lo vinculado a la precarización laboral ( y por lo tanto de la vida de lxs trabajadores), sino también en lo concerniente al retroceso en la calidad y alcance de las políticas públicas en áreas como educación, salud, desarrollo social, urbanización, entre otras, que afectan a la calidad de vida de quienes viven en la Ciudad más rica del país.
Pelear por salarios dignos, por aplicación de políticas públicas, por la salud y la educación públicas es parte de un mismo proceso.
Ana Romero| Frente Gremial Salvador Herrera