“Desde la economía y las leyes que rigen el mercado de trabajo, el tiempo libre se toma como el tiempo que no le dedicamos al trabajo, por el que nos pagan”, explicó la economista Carolina Zanino en una entrevista con Graves y Agudas (Radio Sur).
“Pero”, cuestionó, “si a las 24 horas del día le descontamos las ocho en que realizamos un trabajo asalariado y las que dormimos, y nos preguntamos qué hacemos el resto de la jornada, las mujeres encontramos poco de este ‘tiempo libre”.
Ahí empiezan todas las tareas de reproducción, las que tienen que ver con lo doméstico, con satisfacer necesidades personales básicas, etc. “El tiempo libre entendido como ‘ocio’ queda muy reducido en un día hábil”, sumó Zanino, que es coautora del documento Uso del tiempo y economía del cuidado, publicado por el Ministerio de Economía de la Nación en agosto de 2015.
“A medida que la mujer ha ido accediendo al mercado de trabajo, la cuestión del tiempo libre empezó a ser un problema más que nada social y empezó a demandar ciertos servicios”, señaló la economista. “Se empezó a ver que las tareas domésticas que antes realizaban las mujeres comenzaron a ser una doble carga de trabajo para quienes pudieron acceder al mercado laboral y continuaron también con las tareas domésticas y de cuidado de los niños, entre otras”.
El estudio analiza una encuesta del INDEC sobre el trabajo no remunerado realizada en todo el territorio nacional. “Este trabajo es aquel que no es considerado como tal pero que tiene un valor social, para la reproducción”, definió Zanino. Incluye por un lado el trabajo doméstico (los quehaceres dentro del hogar), el cuidado de terceros (sea de niños o de adultos) y también el apoyo escolar de los chicos.
Los resultados de la encuesta indican con claridad que las mujeres dedican el doble de horas que los varones al trabajo doméstico, “sin importar la clase social, el nivel educativo alcanzado, ni si tienen trabajo remunerado o son inactivas o desocupadas”, afirmó la economista. “Esto ayuda a reafirmar relaciones de poder al interior del hogar”, agregó.
De acuerdo al estudio de Zanino, Analía Calero y Rocío Dellavalle, en todas las actividades las mujeres dedican más horas que los hombres a estas tareas. De hecho, las mujeres casadas dedican más tiempo todavía que las viudas o solteras. Es decir, al estar en pareja tienen más tareas domésticas que cuando eran solteras. “Hay un ‘relajo’ de los hombres respecto a las tareas del hogar que recae sobre las mujeres”, indicó la entrevistada.
Esta situación también se refleja en el mercado de trabajo con la división sexual que hay del mismo: “Las mujeres están más concentradas en trabajos que tienen que ver con lo que en nuestra cultura está asociado a lo femenino: hay más enfermeras que enfermeros; más mujeres docentes que hombres, etc”.
Las causas son sociales. “Vivimos en una cultura patriarcal que todo el tiempo nos intenta disminuir y descifrarnos como el sexo débil y obviamente parte de eso genera culpas y estos ‘muros’ que tenemos que empezar a atravesar las mujeres para tener los mismos derechos que los varones y distribuir equitativamente las tareas del hogar, el cuidado de los hijos, etc.”. Además, Zanino aseguró que “existe una condena social sobre el uso del tiempo libre de las mujeres”, porque está vinculado al disfrute y al placer en las mujeres.
El Estado también juega un rol. “La escasez de tiempo, sobre todo en las grandes ciudades, es un tema que afecta a todos y a las mujeres los afecta más que a los hombres”. “Que los varones sigan teniendo dos días de licencia por paternidad habla de que no se avanzó nada”, afirmó la economista. Los avances existen pero son pocos: “En el nuevo Código Civil, por ejemplo, se empieza de a poco a valorizar este trabajo doméstico, como en el caso de separaciones donde las mujeres son amas de casa y el marido es el único que cobra”, analizó Zanino.
Pero a pesar de esos pequeños elementos que se han modificado en la legislación en el último tiempo, al analizar la distribución del trabajo al interior de la casa “está lejos de ser lo deseable, de ser una organización familiar democrática”.
“La encuesta de 2014, es algo clave. Es una herramienta que nos ayuda a visibilizar algo que ya veníamos viendo, pero con datos duros. Esto realmente puede ser un incentivo para el sector público para aplicar políticas y generar otro tipo de concientización”, declaró Zanino que manifestó preocupación porque la nueva gestión del INDEC vuelva a realizarla periódicamente, según lo previsto, para “ver la película y no quedarnos con la foto”.