El gremio textil fue mayoritariamente femenino y se registran denuncias sobre las deficientes condiciones laborales y sus efectos en la salud, desde principios de siglo XX, canalizadas a través de los informes de la Inspectora de fábricas de la Ciudad de Buenos Aires, primero y luego desde el Departamento Nacional del Trabajo, Gabriela Laperriére de Coni.
Por Ester Kandel, * Escritora. Egresada de la carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Asimismo fueron reiteradas las denuncias realizadas por la Comité Pro-reglamentación del trabajo de mujeres y menores, a través del Control obrero en el período que rigió la Ley Nº 5291.
Los reclamos por igual salario por igual trabajo y los pedidos de días retribuidos en los días correspondientes al pre y pos-parto y las 8 horas de trabajo se remontan a fines del siglo XIX. Así se testimonian en los reclamos realizados en 1890, 1907, 1908, 1910, 1919.
En todos los países del mundo, las mujeres han luchado y luchan por sus derechos, chocando con una fuerte resistencia y una rotunda oposición de sus propios gobiernos burgueses. Las mujeres han luchado en muchos países de una manera heroica por sus derechos; pero a pesar de todo, en ninguna parte del mundo han podido lograr lo que toda mujer goza de una manera natural en cualquiera de las repúblicas soviéticas. Una particularidad de la Unión Soviética consiste en que no son las mujeres quienes exigen del gobierno el derecho al trabajo, la enseñanza y la protección de la maternidad, sino que es el propio gobierno el que las incorpora a todas las esferas laborales a las que las mujeres no tienen el menor acceso en la mayoría de los países burgueses y, además, protege los intereses de la mujer como madre.
Estos planteamientos figuran en la Constitución Soviética. El mundo no había conocido hasta entonces nada semejante. p.372
Las palabras de Lenin (1921) con motivo del Día internacional de la mujer trabajadora, apuntaban en esa dirección. En nuestro país tuvieron eco y es así que las medidas organizativas implementada en el movimiento obrero por el Partido Comunista, tenían un profundo sentido político.
En nuestro país, también existen registros de participación en protestas de mujeres, aunque siempre dentro de los límites que les imponía sus condiciones de vida en las que se tenían que hacer cargo de la doble jornada laboral (remunerada y no remunerada) y de una cultura que descalificaba dicha práctica.
Un papel importante jugó la iniciativa de implementar el control obrero por parte del Comité Pro-Reglamentación de la ley de trabajo de mujeres y menores (5291).
Sin embargo, debemos reconocer que fue una acción dirigida desde afuera sin dar lugar a la organización de trabajadores y trabajadoras en el lugar de trabajo pues como señala María Cristina Torti sobre el Partido Socialista, y su modo de operar en el movimiento obrero, citando a Juan B. Justo:
El partido socialista no debe inmiscuirse en la organización gremial. Colectivamente sólo puede y debe servirla desde afuera, en cuanto a las leyes, el gobierno y la administración pública atañen a la organización gremial.
Las mujeres en el gremio textil
Existen numerosos documentos que hacen referencia a distintos aspectos de la participación de las mujeres en el gremio textil, mencionados como parte de otros análisis. En este texto ubicaremos la participación de las mujeres en el contexto nacional e internacional donde primaba la perspectiva revolucionaria.
Lo nuevo, en la década de 1930, fue la participación gremial de las mujeres, a través de comisiones especiales. Esta participación no fue espontánea, sino parte de una orientación nacional e internacional de los comunistas.
Asimismo, cabe señalar en la industrial textil el gremio estaba dirigido por los socialistas y como señala H. Camarero:
El P.C. tuvo una competencia efectiva y debió librar una confrontación en la que no obtuvo una ventaja decisiva durante los años veinte. (…) A pesar de la competencia, el P.C. emergió en los años treinta como codirección de ambos gremios (sastres). (…) Tuvo el control de la dirección del gremio desde mediados de 1926, cuando llegó a nuclear un millar de adherentes. (…)
Se produjeron otros conflictos en relación a la USA y a la división interna del partido, motivo por el cual por un período perdió la dirección del gremio.
Se promovía la incorporación a los gremios, aunque con distintas orientaciones políticas, una de frente único, con la consigna: ¡Por la unidad sindical, por la organización, por la conquista de mejoras! En el año 1929 hubo un cambio, hacia “una concepción extremadamente sectaria: todo el esfuerzo del P.C. comenzó a girar en torno al planteo de constituir sindicatos clasistas y revolucionarios, que se fueron agrupando en el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC), existente hasta 1935”.
En 1935 en consonancia con la internacional comunista empezó a definir el frente popular, con excepción del período neutralista (1939-1941) con un programa antifascista, cristalizada en la Unión Democrática.
Aprendiendo de los bolcheviques
Eran épocas que conmovían al mundo y las perspectivas revolucionarias se articulaban con las necesidades internas y la incorporación de las mujeres a la lucha, era un objetivo a lograr. Para comprender la profundidad del tema que hasta la actualidad perduran debates en torno al sentido del trabajo con las mujeres en los sindicatos, ofrecemos parte de la experiencia de los bolcheviques.
La idea de la incorporación de las mujeres a la lucha, no fueron meras declaraciones, sino que fueron posteriores a intensos debates en 1917, previo a la toma del poder, tal como lo relata en sus memorias Alejandra Kollontay. El extenso intercambio de ideas debates sobre la necesidad de una organización especial u órgano responsable que plantee el tema de la carestía, entre Lenin, Nadiezhda Konstantinovna y luego con otras militantes, se puede resumir en estas cuestiones centrales:
Dada las resistencias, Lenin le encomendó a A. Kollontay que continuara con su experiencia:
– conquistar a las madres y esposas de los soldados y que lean Okopnaya Pravda;
– dirigir el movimiento de las lavanderas de una empresa privada por mayores salarios, reglamentación de la jornada de trabajo y municipalización de las lavanderías. Con la militante bolchevique Sajarova organizan mítines en toda la ciudad, en las que se describen las terribles condiciones de trabajo: piernas hinchadas, reumatismo, invalidez en la flor de la vida, inaguantables salarios de hambre. En los mítines se aprueban resoluciones bolcheviques sobre la guerra, los Soviets y los traidores-conciliadores
– Sugerencia de Lenin: “Sepa usted separar a los elementos pequeñoburgueses de las obreras y esposas de proletarios y apoyarse en éstas. Tras ellas irán las demás”.
– Si, Lenin tiene razón; las mujeres odian la guerra imperialista, particularmente las obreras fabriles. Se forman dos campos: las igualistarias-defensistas burguesas están con el gobierno provisional por la guerra hasta la victoria de la Entente (…);
– llamamiento a las trabajadoras contra la carestía en el mes de mayo de 1917;
– manifestación de las mujeres trabajadoras contra la guerra, bajo la bandera del internacionalismo y con la participación de camaradas extranjeras;
– resolución aprobada por el congreso de los sindicatos sobre la protección y reglamentación del trabajo de la mujer y el seguro de maternidad, a base de un informe mío, en el que había utilizado tesis de mi libro La sociedad y la maternidad.
– fundamentos: todo esto eran jalones para la actividad futura del partido entre las mujeres trabajadoras, encaminada a atraerlas a la política y elevar su conciencia, pero también planteaba ante el propio partido y en el futuro, ante el poder de los soviets, problemas referentes a las necesidades específicas de las mujeres…(276-279).
Desde octubre de 1917, estas propuestas se transformaron en organización y formación de millones de mujeres, organizando la protección de la maternidad.
Por aquella época, las trabajadoras apenas tenían actividad en los Soviets. Pero, desde los primeros días del poder soviético, supieron aportar a la labor de los Soviets una viva creatividad para aliviar a las mujeres del peso de la maternidad. Las medidas de protección y asistencia a la maternidad eran aplicadas, en los primeros meses del poder soviético, por los Comisariados del pueblo: el de Auxilio Estatal y el de Trabajo. (…)
El poder soviético fue el primer poder del mundo que reconoció oficialmente, legislativamente, la maternidad como función social de la mujer, y partiendo del hecho de que en una república trabajadora, siempre recaerá sobre la mujer una especie de obligación laboral, respecto de la sociedad, enfocó desde este nuevo punto de vista la solución del problema la asistencia a la maternidad. (p-.353-354).
En otoño de 1918, el partido envió a un grupo de militantes bolcheviques a distintos lugares para trabajar entre las mujeres. (…)
El grupo de iniciativa de mujeres bolcheviques –unas 20 ó 25 en total- del que, entre otras, formábamos parte Nadiezhda Konstantinovna, Inessa Armand y yo, redactó informes y resoluciones sobre distintos puntos. A mi me correspondió redactar un informe y una resolución sobre los métodos de trabajo entre las mujeres y la organización de un aparato adecuado dentro del partido, es decir, organización de las secciones femeninas. Esta resolución fue aprobada por nuestro congreso y sirvió de base, durante diez años, para la actividad y el trabajo de las secciones femeninas en el partido; además, fue aprobada en la II Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas, celebrada en 1921, como línea maestra de la labor de todos los partidos que constituían la Internacional comunista. P.373
En nuestro país en diciembre de 1922, el Partido Comunista creó la Comisión Central Femenina cuyas principales figuras fueron la emigrada rusa Ida Bondareff, Angélica Mendoza e Itala Mari de Codovila.
Estas experiencias internacionales se recogen y sirven para abordar el movimiento de masas en nuestro país y como se expresa en el siguiente documento:
Otro de los problemas a tratar, planteándose ha sido el problema de la organización de la juventud y de la mujer textil, planteándose la incorporación de los mismos en todos los organismos de dirección, desde las comisiones internas hasta la Comisión directiva a la vez que se organicen comisiones especiales de jóvenes y mujeres en la lucha por incorporar a la
actividad diaria del sindicato la defensa de esas reivindicaciones específicas y para impulsar la elevación moral, cultural, física y técnicas de los mismos.
Los nombres de Dora Genkin, Blondina Lorenzo, Gregoria Pereyra y Alba Tamargo, entre otros, resuenan como unas de las protagonistas en las numerosas luchas desplegadas por aumentos salariales, la jornada de 6 horas por la insalubridad de la tarea realizada y el seguro por maternidad.
Digan ustedes que a uno de nuestros patrones, el señor Fonteche Morales, le gusta mucho participar en distintas actividades de beneficio social. Es miembro del Museo Social Argentino, y desde ahí ha hablado muchas veces de la necesidad de proteger la salud de nuestro pueblo. Sin embargo, en su fábrica quiere que los obreros de la sección cardas trabajen ocho horas, aspirando un polvo terrible. Además pretende que se conformen con cuatro pesos diarios. Es decir, que parece que no le importa que se conviertan todos en tuberculosos.
Algunas características generales de la década de 1930
El contexto económico argentino funcionaba a través de oscilantes ciclos económicos que se desarrollaban de acuerdo a las exportaciones y el ingreso de capitales. Julio Godio (2000), agrega:
el proceso de sustitución de importaciones iniciado en la década del treinta se opera inicialmente sobre los rubros de importación que incidían fuertemente sobre la balanza comercial. Entre el quinquenio 1925-1929 las importaciones textiles y de vestimenta representaban el 22,4% de las importaciones totales (…)
El proceso de industrialización encontró condiciones favorables en el proteccionismo y en la demanda interna disponible (…) Dado que el intervencionismo estatal no se planteó encontrar recursos en el recorte de la renta agraria, fueron las inversiones extranjeras directas, principalmente norteamericanas, las que tomaron la iniciativa.
En este contexto se incorporan cientos de trabajadores y trabajadoras a la industria, muchos provenientes del sector rural, de sectores populares urbanos y se comienza a reconvertir la mano de obra de las industrias tradicionales.
Estas modificaciones se reflejan en la actividad sindical:
La localización de cientos de miles de trabajadores en el subsistema industrial en expansión alienta la acción sindical reivindicativa, al tiempo que se va conformando en estos trabajadores actitudes favorables a la protección y estímulo de actividades productivas que, al tiempo que aumenta los niveles de ocupación favorecen la autonomía nacional. Este último hecho explica a grandes rasgos las posturas nacionalistas (…)
La reivindicación por igual salario por igual trabajo y la protección a la maternidad fue un reclamo muy sentido por trabajadores y trabajadoras. Los documentos que citaremos, lo avalan.
Es necesario diferenciar la participación de las mujeres por la forma y el contenido durante la década, donde se observa una desproporción entre las numerosas obreras y el género de los dirigentes.
Según la investigadora Mirta Lobato (2007), centrado su estudio en Berisso:
la Unión Obrera Textil constituyó comisiones femeninas pero el grado de movilización alcanzado fue parcial, incluida la hilandería de Berisso. Sin embargo se produjeron numerosos actos de protestas en la ciudad de Buenos Aires ante los despidos y reducciones salariales que siguieron a la crisis económica y política de 1930.
Esta desproporción y la representación y subordinación fueron reconocidas en un gremio donde el setenta por ciento eran mujeres y jóvenes y transformados en reclamos y propuesta para su integración al gremio, tanto por varones y mujeres.
“El Obrero Textil”, una fuente directa
“El Obrero Textil” una publicación del sindicato es una fuente directa que refleja los problemas que se planteaban en la década sobre los derechos de la mujer que trabaja y la necesidad de protección de la maternidad, de organizarse y por la liberación de la mujer y la revolución proletaria.
La selección de textos de publicaciones en las décadas 1930-1940, realizadas por María del Carmen Arnaiz y Patricia Chomnalez (1992) son una contribución importante pues abarca una diversidad de temas: los derechos de la mujer que trabaja, sobre el rol instituido de la mujer, la protección de la maternidad, la desigualdad salarial, denuncias sobre condiciones de trabajo, invitación a la participación gremial, solidaridad con la guerra civil española. Citaremos a continuación algunos párrafos:
El obrero textil, Nº 11, 1º de mayo de 1936, Reglamentose la ley de protección a la madre empleada u obrera. Publicación del texto.
Los tres aspectos fundamentales o básicos de la reglamentación del Poder ejecutivo son la formación del fondo de seguro, prestación de la asistencia del parto y prestación de subsidios en efectivo
El obrero textil, Nº 12, octubre de 1936, Defenderá la ley de protección a las madres obreras la C. G. del Trabajo. (…) en vista la campaña patronal tendiente a anularla, resolvió designar una comisión especial que tuviera a su cargo el estudio de la misma y su defensa. (…)
La comisión entiende que ésta resolución contempla el criterio sustentado por la gran mayoría de las obreras organizadas y en consecuencia ha dispuesto comenzar una campaña de agitación preparatoria de un gran acto público en el que se pondría de manifiesto ese deseo de las mismas. (…)
El obrero textil, Nº 30, noviembre de 1939, Los derechos de la mujer que trabaja, firmada por El Sol: Todavía es una aspiración lo resuelto en Washington en 1919: “A igual trabajo que el hombre, igual remuneración”. ¿Debe trabajar la mujer? Debe quedarse en la casa? He aquí dos preguntas en torno a las cuales han girado hasta ahora y gira todavía la tan debatida cuestión femenina. El problema no lo han resuelto los teorizadores, lo ha resuelto la realidad. (…)
El trabajo femenino según las épocas (…) Serían la máquina y el progreso técnico y no las prédicas feministas, los que sacarían a la mujer de su casa para comenzar así la igualación de los sexos, aunque al principio se acentuara la desigualdad de derechos. Se marchó poco a poco a una igualdad de deberes, pero a una igualdad de derechos. (…) La mujer, como semi esclava , queda relegada a los trabajos más duros del campo y de la industria textil, entroncada más que cualquier otra con el artesanado. Eso sucede en las clases pobres, porque en las clases altas la igualdad de mujer con el hombre se extiende rápidamente.
Este texto se completa con las referencias a la sanción de la Ley 11.357 (1926) que establece igualdad jurídica y económica de la mujer casada, su capacidad civil y al logro con la sanción de la Ley Nº 11933 (1933) y la concreción de la Caja de Maternidad (1936) para garantizar sus disposiciones. El derecho a la felicidad se contrapone con Frente al dolor de las trabajadoras a domicilio con jornadas agotadoras de jóvenes que ven resentida su salud, “envejecida en plena juventud”
El obrero textil Nº 22, junio de 1938 – La obrera textil debe organizarse, firmada por Flora: A través de numerosos llamados de distintas formas hemos tratado de atraer a la mujer textil hacia la organización para así poder elevar el nivel de vida. (…) Es necesario que este
llamado sea escuchado y comprendido por todas las mujeres del gremio y colaboren con la comisión femenina del sindicato para poder cumplir con tal elevada misión.
El obrero textil, Nº23, julio de 1938, El trabajo a domicilio en la industria textil: la ley 10.505 de trabajo a domicilio no se aplica en ninguna parte ya que no existe aún tarifa de salarios, para estas obreras en el D.N. del trabajo.
José Feikes, autor de la nota apela a la organización para lograr la reglamentación del trabajo y la fijación de salarios dignos tanto para obreros como para “fasoniers”.
Sobre este tema publicamos el artículo Argentina: Precariedad laboral en el Centenario y veinte años después, continúa la misma situación:
El trabajo a domicilio – sastres y costureras
Sweating system: sistema de hacer sudar al prójimo o pressurage et la vie sans fin, prensadura
como lo llamaban los franceses.
El desarrollo desigual de nuestro país era evidente en la época del centenario: por un lado la oligarquía agroexportadora y los nuevos emprendimientos industriales y por el otro una clase obrera que luchaba cotidianamente por mejores condiciones de vida.
A los reclamos por salarios y mejores condiciones de vida (vivienda, edificios escolares, etc.) para las que se organizaron innumerables protestas (1), agregaban las denuncias y propuestas sobre del trabajo a domicilio. (…)
En 1918 se sancionó la Ley 10505 sobre talleres formados por familias o extraños, escuelas e institutos de beneficencia que trabajaran para casas de comercio o establecimientos industriales. Su aplicación se extendía al orden nacional.
Al año siguiente se inicia un conflicto en la tienda Gath y Chavés y otras 20 casas de confección y se mantiene por cuatro meses, desde abril hasta julio.
Los reclamos prioritarios eran el salarial, y por las 8 horas de trabajo, descanso dominical, libreta de control para el trabajo a domicilio, control del sindicato de los puestos de trabajo, no obligación de hacer horas extras. (…)
La alianza de los parlamentarios con los representantes de los empresarios, preocupados por la rentabilidad y la competitividad en el mercado nacional e internacional, hacían demorar el tratamiento de la cuestión obrera.
El obrero textil, Nº 28, agosto de 1939: ¿Puede la mujer impedir una próxima guerra?
(…) No hay que permanecer inactivas, inmediatamente debe iniciarse un intercambio entre todas las mujeres del mundo para llegar a un mutuo acuerdo sobre la forma más positiva de impedir la lucha entre los pueblos.
Bandera Roja, Nº 17, 17 de abril de 1932, Nos escriben los obreros- Nos escribe una obrerita
En la fábrica textil de la calle Darragueira, Bánfield, sufrimos una explotación cobarde. Hace un año, aprovechando el estado de sitio y la falta de organización, nos rebajaron el ya mísero salario; ahora quieren rebajajarlos de nuevo. Trabajamos 9 horas y no llegamos a ganar más que pesos 25 por quincenca; además por cualquier cosa nos cargan 0,50 o 1 de multa, si llueve o faltamos, o si hablamos durante el trabajo, nos suspenden. (…)
El obrero textil, Nº 8, agosto de 1934- Las mujeres textiles y la organización gremial
Lenin decía que para afianzar la revolución social había que hacer de cada mujer una dirigente del Estado, nosotros sin dejar de desear que la mujer se capacite para la función de dirigente del Estado, nos sentiríamos satisfechos si consiguiéramos que cada mujer que trabaje sea una obrera organizada en su sindicato y tuviera capacidad de defenderse frente a la explotación de que víctima por parte de los capitalistas. (…) firmado B.D.
El obrero textil, Nº 12, octubre de 1936 -Es una necesidad el mejoramiento del trabajo textil. A las autoridades y a la opinión pública
Carta dirgida por Basilio Dimópulo: (…) Es necesario que sepa en que condiciones traban las millares de mujeres y menores que llenan en un 70%, los establecimientos textiles. (…)
El obrero textil, Nº 16, junio de 1937 – La obrera textil tiene un lugar en el sindicato
Llamado de un llamado de Flora, trabajadora textil a sus compañeras (…) Tenemos legislado un buen seguro de maternidad por la ley Palacios, pero nuestras pagas son tan magros que sacar de nuestro sueldo cualquier suma es un dolor que sentimos en nuestra casa y debemos querer su reforma y apoyar la campaña que la Unión Obrera Textil empezó hace algunos meses alrededor de esta ley. (…).
El obrero textil, Nº 21, mayo de 1938 – A la mujer obrera textil
Para miles y miles de mujeres obreras de la “Grafa”, “Sudamtex”, “Argentina de Alpargatas”, “Algodonera Argentina”, “Del Sel” y de todas las fábricas textiles en el día 1º de Mayo.
1º de mayo, fecha de la clase obrera del mundo. Día consagrado para exteriorizar el clamor hacia una vida digna y feliz. Día de afán para el proletariado del mundo en su lucha por la elevación moral y material de toda la humanidad.
A modo de síntesis, lo nuevo en estas publicaciones es que los diversas inquietudes y debates llegaban a la mayoría de las trabajadoras y trabajadores, sintiéndose parte de la clase obrera ¿Cuál era la realidad que se les imponía? La necesidad de sostenerse individualmente o en familia y la cruda realidad de la explotación y la doble opresión. La experiencia de lucha contra la rapacidad de los empresarios en connivencia con el Estado y la satisfacción por el logro obtenido con la reglamentación de la ley 11.933 de protección a la madre obrera.
Las publicaciones también dan cuenta del peso de la cultura sobre el deber instituido para cumplir con la maternidad y las tareas domésticas, resistiendo la participación en actividades gremiales, la pertenencia a una organización con compromisos sociales y políticos, les permitió expresarse sobre diversos temas, como la oposición al fascismo y conmemorar el 1º de Mayo.
Las leyes protectorias del trabajo, no fueron comprendidas por el movimiento de mujeres. Existieron posiciones polémicas con feministas de la burguesía que desde principio del siglo XX debatían sobre el rol de las mujeres, en nuestro país y en Europa. Las desarrollaremos próximamente, ya que continúan actualmente en las interpretaciones de muchas académicas
El poder del Estado sobre el cuerpo de las mujeres, también, amerita continuar con el tema, ya que todavía soportamos esta situación.
Julio de 2014
Bibliografía
Arnaiz, Carmen – Chomnalez, Patricia, Mujeres que trabajan (1930-1940), Centro Editor de América Latina, 1992.
Camarero, Hernán, A la conquista de la clase obrera – Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920 – 1935. Siglo Veintiuno, Editorial Iberoamericana, 2007.
Ceruso, Diego, Comisiones internas de fábrica, Comisiones internas de fábrica, Pimsa- Dialektik, 2010.
Godio, Julio, Historia del movimiento obrero, Corregidor, 2000.
Kollontay, Alejandra, Memorias, Edición en castellano Editorial Debate, Madrid, 1979.
Lenin, V.I., Día Internacional de la obrera, 8 de marzo de 1918, Obras Completas, t.32, Editorial Cartago, 1960
Lobato, Mirta Zaida, Historia de la trabajadoras en la Argentina (1869-1960). Edhasa, 2007.