Para el INDEC, el ingreso medio creció 27,6% anual; los empleados perdieron poder de compra. Hubo una pérdida generalizada del poder adquisitivo. La mitad de las personas que tienen una ocupación laboral en la Argentina gana no más de $ 5000 mensuales, en tanto que el ingreso promedio es de $ 6065. Esta última cifra supera en 27,6% a la de un año atrás, lo cual confirma que hubo una pérdida generalizada de poder adquisitivo, si se tiene en cuenta que la mayoría de las estimaciones de inflación de consultoras privadas y direcciones provinciales ubica esa variable entre 35 y 40% anual.
Los datos de ingresos fueron publicados ayer por el INDEC y surgen de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), la misma con la que se mide el desempleo. Es información del tercer trimestre de este año. A su vez, la Dirección General de Estadística y Censos de la ciudad de Buenos Aires indicó que en el caso de la Capital, y para el mismo período, el ingreso medio de los ocupados llegó a $ 7850.
Según los datos del INDEC para los 31 centros urbanos del país que están incluidos en la encuesta, la proporción de personas con ingresos de hasta $ 5000 mensuales se mantuvo sin cambios respecto del período previo (abril a junio). Los números más actuales muestran que el 10% tiene un ingreso de hasta $ 1500.
Si se mira el monto total de lo que les llega a las familias (la suma de lo que aportan sus integrantes), resulta que en dos de cada diez hogares se perciben por mes no más de $ 4800, en tanto que en tres de cada diez esa cifra tope es de $ 6000. De ello se desprende que más del 20% de las familias no tiene los recursos suficientes para cubrir una canasta de pobreza: según el informe del centro de estudios FIEL, a septiembre de este año (fecha al que corresponden los datos de ingresos), una familia integrada por un matrimonio joven y dos hijos pequeños requería $ 5366,70 -como mínimo- para acceder a los bienes y servicios considerados básicos. Esa canasta de consumo tuvo, según FIEL, un incremento en su valor de 47,3% en doce meses.
El ingreso total percibido por los hogares aumentó en un porcentaje similar al de la ocupación principal de cada persona: un 27,3%. De acuerdo con los índices de inflación estimados por economistas y por organismos oficiales de estadísticas como el de la ciudad de Buenos Aires, ese número reflejaría, en realidad, que los ingresos tuvieron, en términos de poder de compra, un deterioro de entre 6 y 10 por ciento.
La situación afecta, principalmente, a los no amparados por convenios colectivos, que este año cerraron con subas nominales promedio cercanas a 29 o 30%. Los cuentapropistas y asalariados en negro, por un lado, y los empleados fuera de convenio, por el otro, fueron quienes por lo general no lograron ese nivel de recomposición.
Otro indicador incluido en el informe difundido ayer muestra que, si en un ejercicio estadístico se distribuyen los recursos de un hogar entre sus integrantes, a cada uno le llegarían $ 3525. En este caso, tres de cada diez personas (sean mayores o menores de edad) reciben no más de $ 1667, un monto muy similar al que le permite a un adulto acceder a los bienes para mantenerse al margen de la pobreza, según la citada estimación de FIEL.
Esa medición de ingresos per cápita familiar también muestra que el 50% de la población capta sólo el 20,8% del ingreso total, una proporción inferior a la de un año atrás (21,1%). El 31,5%, en tanto, queda para el 10% mejor posicionado, que ganó unas décimas en su participación respecto de 2013, cuando había sido del 31,2 por ciento.
El deterioro de los niveles de ingresos en términos de poder de compra es un dato no reconocido oficialmente, ya que para el INDEC la inflación había acumulado, a septiembre, un 23,7% interanual.
El tercer trimestre había mostrado ya números negativos para el mercado laboral: en ese período la desocupación fue de 7,5% según el INDEC, con una suba de 6,8% respecto de un año atrás.
Fuente: Silvia Stang, diario La Nación