En el marco del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Alejandra Angriman, Secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de CTA Nacional se refirió a la importancia de pensar y avanzar en una legislación laboral desde una perspectiva de género. «Donde mejor se evidencia la desigualdad tiene que ver con el uso del tiempo y todo lo que tiene que ver con la política de cuidado», argumentó la dirigente.
-¿En qué aspectos de la legislación laboral se pone al descubierto la desigualdad entre los hombres y las mujeres?
Hay varios puntos donde se manifiesta la desigualdad. La más clara tiene que ver con las desigualdades salariales, eso sigue siendo una constante no solamente en la Argentina sino en el continente y en el resto del mundo. Más alla de los esfuerzos de las compañeras en discutir y en plantear la necesadiad de que los salrios se igualen, sigue habiendo una brecha importante que ronda entre el 25 y el 30%. Esa es la desigualdad más manifiesta que se resuelve sólo en casos de aquellas trabajadoras que pueden negociar convenios colectivos pero cuando se pretende ascender en los lugares de trabajo, ahi aparecen más claras las diferencias en torno al salario. Por otro lado, donde mayor se evidencia la desigualdad tiene que ver en el uso del tiempo y todo lo que tiene que ver con la política de cuidado. Seguimos siendo las mujeres las que más tiempo dedicamos al cuidado de nuestros hijos y no sólo de los hijos sino de los familiares enfermos y adultos mayores.
-¿Cómo se podrían mejorar las licencias ante el nacimiento de un/a hijo/a para que sea más igualitario?
Nosotras entendemos que la única licencia que tiene que ser exclusivamente para la madre es la licencia por maternidad, que en nuestro país es la más baja del continente y del mundo, son solamente 90 días.Creemos que efectivamente cualquier mujer necesita un tiempo prudencial para poder recuperarse. En nuestro caso, nosotras peleamos por una licencia para la madre de 6 meses. Pero hay una confusión con esta licencia porque se piensa que es para cuidar al niño y no es así, es para que la mujer pueda recuperarse y poder volver a insertarse en el mercado de trabajo.
El resto de las licencias, empezando por el período de excedencia, que es lo que una puede tomarse o lo que la ley habilita para que las mujeres nos tomemos de 3 a 6 meses (sin goce de sueldo) para el cuidado del hijo/a después de haber nacido o después de haber sido adoptado, en ese caso nosotras estamos peleando para que también se lo puedan tomar los varones, que pueda ser una licencia compartida.
Es absurdo que sólo le den 2 días a los varones para el cuidado del hijo porque te alcanza simplemente para hacer algún que otro trámite. Todo lo que tiene que ver con el cuidado simpre está pensado en términos de las mujeres. Así que nosotras pensamos que sí es posible y deseable una mejora en la legislación en ese sentido.
-¿Existen iniciativas parlamentarias?
Si, hay distintos proyectos de leyes presentados por varios diputados para modificar la Ley de Contrato de Trabajo que sería el piso mínimo de derechos que tenemos los trabajadores en relación de dependencia en este país. En todos los casos se refieren al capítulo de licencias especiales: licencias por maternidad, adopción que hoy no existe, el período de excedencia, el cuidado de los hijos, de los adultos mayores, etc. Hay un proyecto presentado por Recalde y que tiene la firma de varios diputados y diputadas que apoyan al proyecto pero que ni si quiere tiene fecha para ser tratado y el año pasado ATE, por medio del compañero Victor De Gennaro presentó un proyecto de licencia por violencia de género, entre otros.
-¿Por qué estos proyectos ni siquiera son debatidos?
Hay un condicionante clave para la posibilidad de alcanzar un debate parlamentario que es la presión de las patronales y cuando hablamos de patronales fundamentalmente estamos hablando de las patronales del sector privado. ¿Dónde se evidencia eso? Se evidencia cuando las trabajadoras y los trabajadores negociamos colectivamente, que eso obligatoriamente las patronales tienen que hacerlo al menos una vez al año. Se niegan rotundamente a discutir condiciones de trabajo, lo único que quieren negociar es el salario, pero todo esto de lo que estamos hablando tiene que ver con las condiciones de trabajo. Hay una presión muy fuerte de no mejorar los niveles de vida de los trabajadores y las trabajadoras en general y esto se demuestra tanto en hombres como en mujeres. Para el sector privado, condiciones de trabajo es una mala palabra. En el caso del sector estatal los y las trabajadores tienen mayores posibilidades de discutir mejoras en las condiciones de trabajo, han coseguido algunas pero son insignificantes en general.
Hay que recordar que la mayoría de los convenios se firmaron en el año 1975 y en esa época, la participación de las mujeres en las unidades de negociación era mínima. Si bien existía un movimiento de trabajadoras impulsando condiciones de igualdad, ésta es una reivindicación muy nueva. Persiste una negativa rotunda como hubo una negativa muy grande durante muchos años para que las mujeres nos incorparáramos a trabajar en muchos de los puestos laborales.
-¿Podemos decir que por un lado existe una negativa de las patronales pero también existe una falta de concienca de los trabajadores hombres para entender que esto mejoraría también sus propias condiciones de trabajo?
Totalmente, si nosotros lográramos que los propios trabajadores varones plateen esto como una necesidad también propia, si ellos entendieran la importancia de poder tomarse una licencia por paternidad de mayor tiempo o que el período de excedencia para cuidar a los hijos/as lo pudieran tomar también ellos, (eso también tiene que ver con las relaciones sociales, hay mucho que transitar…) pelearíamos desde otro lugar. Nosotros entendemos que, como la ley de cupo, una mejora en la legislación sería interesante porque eso permite que después el debate en el seno de cada lugar de trabajo y en el seno de cada familia, se dé en otros términos. Nos parece que una legislación más igualitaría es interesante más allá del debate que sigan teniendo los varones, que evidentemente no están atrás de esa discusión, al menos por ahora.
-En el caso de las trabajadoras, ¿pensás que somos concientes de la desigualdad con la que nos tratan las leyes?
Nosotras tenemos un problema serio que es que tenemos la convicción de que todos nuestros problemas los tenemos que resolver en el ámbito privado. Mientras que nuestra preocupación en términos del cuidado de los hijos sobre los adultos, o el tema de llevarlos a la escuela, etc., siga siendo buscar la solución “como sea que lo podamos resolver” y pensemos que es un tema del ámbito de lo privado y que no tiene que ver con nuestros derechos laborales, estamos complicadas. Hemos avanzado un montón en terminos de concientizarnos de que tiene que ver con nuestros derechos y con pelear por una vida más justa, mejor y más equilibrada pero seguimos resolviendolo “como podemos”. De hecho la clave está en el tema del cuidado de los hijos/as. Todas las trabajadoras piden jardines maternales pero mientras que lo piden, van viendo cómo lo resuleven, con las abuelas, pagando un jardín privado, pagandole a una chica que los cuide, con una prima, con una hermana, etc. Lo seguimos visualizando como un tema que lo tenemos que resolver como sea y que es un problema nuestro, privado.
Por eso para la CTA y desde la Secretaría de Género nos parece fundamental tomar este eje como uno de los principales a abordar en los próximos años, porque como central de trabajadores y trabajadoras tenemos la responsabilidad de poder visualizar estas problemáticas y construir canales de solución por medio de modificaciones a las leyes pero sin duda, fortaleciendo la organización de las compañeras para que puedan asumir estos debates en sus lugares de trabajo, en las organizaciones políticas y sindicales y en sus propias familias.