El 31 de marzo el biólogo Santiago Andrich, del Instituto Antártico Argentino (IAA), sorpresivamente fue incorporado por un funcionario de la administración saliente a la triste lista de despedidos, sin causa que lo justificara, muy por el contrario su desempeño y sus reiteradas campañas antárticas ameritaban la suficiente capacidad y experiencia para presentarse con posibilidades en algún concurso próximo de planta permanente.
«La gran mayoría de sus colegas investigadores y sus superiores antárticos quedaron sorprendidos por esta decisión, pero de alguna manera confiaron en que las autoridades entrantes revisarían la medida y se darían cuenta del error, porque Santiago lejos estaba de ser un supuesto “ñoqui”, había sido contratado hace años sin militancia mediante, y con tareas bien definidas, y había demostrado su capacidad profesional en sucesivas campañas antárticas siendo parte de varios proyectos de investigación, por lo tanto, no portaba el estigma condenatorio esgrimido por el nuevo Poder Ejecutivo, para justificar despidos.
«Pero, los políticos de este país no dejan de ser sorprendentes, y sus enunciados siempre se ven rebatidos por la realidad. Se había dicho que los investigadores no debían preocuparse, que de haber cambios en la política científica siempre sería para mejor, que la ciencia es y será un elemento fundamental para el crecimiento de un país, herramienta de independencia y soberanía, eje de cualquier política de Estado, y palabras más, palabras menos, en cada discurso se repetía y se siguen repitiendo frases como estas; por ejemplo, el 13 de marzo de 2016 el actual Presidente señalaba: «Queremos que los científicos argentinos puedan expandirse, crecer y recibir el reconocimiento que merecen en su propio país», el deseo está muy bueno y lo compartimos, pero, lo concreto es que el joven biólogo Santiago Andrich, llegado hace unos años de Olavarría para sumarse a los proyectos científicos antárticos, y así cumplir su gran anhelo de trabajar en las campañas de investigación, no tiene trabajo porque la Cancillería le negó la renovación del contrato sin causa alguna, o en verdad sí, la única causa no manifestada, es que un funcionario lo utiliza como medio de desquite a raíz de otros conflictos y su encono personal con el gremio ATE, cobrándose venganza a través de un “afiliado” al gremio, y sosteniendo la decisión de mantener el despido con justificaciones absolutamente falsas e inventadas, y desconsiderando los pedidos de reincorporación de la Junta de ATE, pero también, de las autoridades de la Subsecretaría de Malvinas, de la Dirección Nacional del Antártico, del Instituto Antártico Argentino, de los Directores de Proyectos, y de los compañeros de trabajo que desde el primer día han firmado un petitorio solicitando su reincorporación en el cargo.
«Lo concreto es que nada cambia, solo la figurita de quien ejerce el poder, pero los métodos siguen siendo los mismos, las decisiones autoritarias, la soberbia y el silencio despreocupado ante el insistente reclamo, la negación a dialogar, a escuchar y a buscar soluciones, la prepotencia y el abuso de autoridad que caracteriza a algunos funcionarios públicos, eso no cambia con la tendencia del administrador de turno, parece una marca registrada de algunos que consiguen llegar un poquito más alto.
«Pero, a pesar de la obstinación de la Cancillería, en ATE tenemos claro una cosa, el investigador antártico licenciado Santiago Andrich deberá seguir con su carrera científica en el Instituto Antártico Argentino, porque ha demostrado capacidad para el trabajo, conocimiento y pasión por lo que hace en la Antártida, y además porque sus compañeros seguirán dando pelea hasta verlo nuevamente en una base antártica realizando su labor científica».
Fuente: www.ateantartico.com.ar