Ayer lunes 15 de julio los compañeros y compañeras de la Asamblea de San Telmo lograron, mediante audiencia de concilición, parar el desalojo del merender Darío Santillán y de las 20 familias que viven ahí. La próxima audiencia será el 30 de octure, en la cual se fijaría fecha de desocupación, que podría ser para el próximo año.
La CTAA Capital se solidariza con los compañeros y compañeras de la Asamblea de San Telmo y del Merendero Darío Santillán, quienes están por ser desalojados tras la venta fraudulenta del local que alquilaban. Desde mayo pasado la Central Porteña participa de actividades de difusión y visibilización de la problemática, en la puerta de la inmobiliaria Martul -grupo que se quedó con la propiedad a precio vil-.
Como parte de esta campaña de visibilización del problema, los compañeros y compañeras de la Asamblea convocan a una volanteada en las puertas de la inmoviliaria para el próximo jueves 25 e julio alas 16 horas.
¿Qué es la Asamblea de San Telmo?
En México 638/640 funciona, desde hace
15 años, un Centro Comunitario de la Asamblea de San Telmo. Allí se
llevan a cabo, de manera totalmente autogestionada, numerosas tareas
y emprendimientos productivos que le brindan oportunidades laborales
a decenas de compañeros. Pero, la principal actividad de ese local
es el Merendero Darío Santillán que, desde el año 2003, realiza
una gran tarea de contención con más de 200 pibes y pibas del
barrio. Los chicos no solo toman la merienda y reciben viandas para
el hogar, sino que, además, participan de talleres recreativos y
educativos, festejan sus cumpleaños y el fin del año escolar,
organizan la gran Fiesta del Día del Niño y, con el paso del
tiempo, han transformado el local en un espacio de contención y
desarrollo de una niñez castigada por las privaciones y
necesidades.
En el año 2003, la cooperativa alquiló ese
viejo inmueble y la derruida parte de atrás, que antaño había sido
un conventillo. En un esfuerzo titánico, los compañeros y
compañeras habilitaron el local y reconstruyeron 20 habitaciones,
rehicieron estructuras, colocaron vigas, impermeabilizaron los
techos, revocaron paredes, colocaron instalaciones de gas y
electricidad nuevas, pusieron a nuevo los viejos baños y
construyeron dos más. El resultado fue que, además del local del
merendero y de los emprendimientos, hay 20 familias viviendo en la
parte posterior del edificio.
Los propietarios del inmueble,
una numerosa y mal llevada sucesión, les fueron renovando y
actualizando los contratos cada tres años, hasta llegar a octubre de
2018. Acuciados por sus necesidades de dinero y empujados por sus
peleas internas, decidieron casi “rematar” la propiedad sin
siquiera avisar a los miembros de la cooperativa, sus inquilinos
legales. Así fue como, a cinco días de finalizar el contrato
vigente (venció el 31 de octubre) les llegó una notificación de
que han vendido la propiedad y de que han iniciado un juicio de
desalojo para echarlos del inmueble de manera intempestiva.
Ante
esta novedad, los compañeros y compañeras de la Asamblea de San
Telmo comenzaron a averiguar y descubrieron que la inmobiliaria a la
que la sucesión había confiado la venta –el Grupo Martul- se
había quedado con la propiedad por un precio vil. Un inmueble de
casi 400 m2, más una planta alta de 200 m2, en pleno casco
histórico, había pasado a sus manos por la irrisoria suma de 105
mil dólares, la quinta parte de su valor real. Los compradores se
habían aprovechado, una vez más, de las peleas internas de la
sucesión, de su descubrimiento de que estaban “flojos de papeles”
y del hecho de que la propiedad estaba alquilada a una organización
social que iba a resistir el desalojo, para quedarse con un negoción
que consiste en comprar el inmueble a precio vil, demolerlo y
construir allí una torre de lujo para nuevos y ricos vecinos.