1-_primera_columnaEl 30 de abril, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora conmemoraron los 38 años de su primer encuentro en Plaza de Mayo, donde reclamaron públicamente al Gobierno de facto por sus hijos detenidos-desaparecidos.

El 30 de abril de 1977, la desesperación por la falta de respuestas acerca del paradero de sus hijos detenidos-desaparecidos, llevó a 14 mujeres a desafiar la feroz dictadura cívico-militar que vivía la Argentina desde el 24 marzo de 1976. Por iniciativa de Azucena Villaflor acordaron encontrarse en la Plaza de Mayo, frente al Monumento a Manuel Belgrano, para reclamar –de manera colectiva y pública- al gobierno dictatorial la información que individualmente les negaban: dónde estaban sus hijos, sacados por la fuerza de sus hogares, de sus lugares de trabajo, de estudio, o levantados en la calle por grupos militares fuertemente armados.

Acompañadas por militantes de organismos defensores de derechos humanos, de movimientos sociales, políticos y sindicales, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora conmemoraron este jueves los 38 años de ese primer encuentro. A las 15:30 comenzaron a marchar alrededor del Monumento a Manuel Belgrano y luego comenzó el acto en el mismo lugar.

Mirta Acuña de Baravalle, una de las 14 madres de aquella primera reunión, relató el contexto que motivó la idea de agruparse para reclamar de manera colectiva y recordó a cada una de sus compañeras de entonces, en particular a Azucena Villaflor, “la líder que nos inició”, dijo. Durante estos 38 años, refirió que “las madres tenemos nuestros desencuentros y discusiones, pero más allá de las motivaciones, hay algo intangible que nos une: nuestros hijos. Puedo estar en desacuerdo con determinada madre, pero en ese momento yo pienso que ella es la madre de un hijo desaparecido y la discusión queda al margen”.

Baravalle, que también es cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, dijo sentir “profundamente la presencia de nuestros 30 mil detenidos-desaparecidos”. Entre ellos, su hija Ana María Baravalle y su yerno Julio César Galizzi, quienes continúan desaparecidos desde el 27 de agosto de 1976, al igual que su nieta o nieto, nacido en cautiverio.

“Tenemos momentos que nos sentimos débiles y tal vez los necesitamos para que nos levanten el ánimo. Ustedes nos reconfortan y nos hacen seguir adelante”, les dijo a los presentes, quienes respondieron: “Madres de la Plaza / el pueblo las abraza”.

5_-_margarita_noiaMargarita Noia, quien tiene desaparecida a su hermana María Lourdes, destacó que “donde hay un derecho vulnerado, están las Madres; donde se intenta escamotear la memoria, están las Madres; donde se quiere ocultar la verdad, están las Madres, y no podemos ni queremos estar en otro lugar que no sea junto a ustedes”. Agregó que “millones de futuros luchadores llevarán a la victoria sus banderas, alumbrados por la luz de los pañuelos blancos”.

La madre Nair Amuedo leyó una carta que las madres les escribieron a sus hijos cuando se cumplieron 11 años del primer encuentro en la Plaza de Mayo.

Charo Moreno, ex-presa política liberada en 1984 y actriz, leyó fragmentos de sus cartas desde la cárcel, las que transformó en libro y en una obra de teatro. Manifestó que durante sus años de encierro y tortura, comprendió que “la cárcel es la primera escuela de un revolucionario”, frase de Ho Chi Minh que nunca olvidó. “Nada más cierto que eso”, dijo.

Además de numerosas adhesiones, se leyó un mensaje que envió la madre Taty Almeida, quien no pudo asistir por encontrarse con serios problemas de salud, al igual que la madre Josefa “Pepa” Noia.

Las cantautoras Alejandra Rabinovich y Sara Mamani interpretaron canciones, acompañadas de sus instrumentos y de las palmas de los presentes. A continuación finalizó el acto con la frase que cierra las rondas de las Madres todos los jueves: “Treinta mil compañeros detenidos-desaparecidos: Presentes. Ahora y siempre”.

Las primeras Madres que desafiaron el Terrorismo de Estado

3_-_habla_mirta_baravalleEl 30 de abril de 1977, catorce madres que habían acordado luchar de manera colectiva para reclamar a la Junta Militar y a los poderes públicos por sus hijos detenidos-desaparecidos, se encontraron en Plaza de Mayo. La iniciativa había sido de Azucena Villaflor, quien entendía que unidas tal vez podían lograr la respuesta que de manera individual el presidente de facto Jorge Rafael Videla les negaba cuando solicitaban información en la Casa de Gobierno.

Las catorce mujeres fueron Azucena Villaflor de De Vincenti, Josefa “Pepa” Noia, Mirta Acuña de Baravalle, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard (4 hermanas), Delicia González, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Elida de Caimi y una joven que no dio su nombre.

Ese día, las mujeres formaron grupos frente al monumento a Manuel Belgrano y conversaban cuando un militar portando una itaka se acercó para decirles que debían caminar porque el estado de sitio prohibía reuniones de tres o más personas en la vía pública. Entonces comenzaron a caminar y a dar vueltas mientras intercambiaban sus experiencias de búsqueda de sus hijos. Así nacieron las Madres de Plaza de Mayo, el movimiento de derechos humanos más poderoso que enfrentó el terrorismo de Estado.

4_-_vista_desde_los_coordinadoresEn diciembre de ese mismo año, Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María E. Ponce de Bianco -producto de la información del espía infiltrado y capitán de la Armada Alfredo Astiz- fueron secuestradas en la Parroquia Santa Cruz por un grupo de tareas de la Marina. Las llevaron a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde fueron torturadas y luego arrojadas vivas al mar.

El dolor por la pérdida de sus compañeras fortaleció el reclamo y cada semana las Madres regresaban a la Plaza para pedir justicia y que les devuelvan a sus hijos. “Con vida los llevaron. Con vida los queremos”, clamaban.

Treinta y ocho años después, su lucha colectiva por la memoria, la verdad y la justicia no se detiene. Cada jueves -con frío, calor o bajo la lluvia- marchan alrededor de la Pirámide porque quieren saber el destino de sus hijos y nietos apropiados. Al actual gobierno, que se autoproclama “defensor de los derechos humanos”, le piden que dé a conocer todos los archivos de la dictadura cívico-militar, a la vez que exigen juicio, castigo y cárcel común y efectiva a todos los genocidas.

 

Crónica y fotos: Liliana Giambelluca para www.anred.org

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *