En entrevista con ACTA, Juan Carlos Giuliani, secretario de Relaciones Institucionales de la CTA, pasó revista al año de lucha y organización de la Central y detalló la agenda para 2015: «Va a estar configurada por el conflicto social, el crecimiento en presencia, representación y organización de la Central en todo el territorio nacional, privilegiando la constitución de colectivos de trabajadores del ámbito privado ligados a la producción y la convocatoria a un Congreso Internacional sobre la Suspensión de los Pagos e Investigación e la Deuda Pública que se llevará a cabo en abril», dijo Giuliani.
* Por Inés Hayes
-¿Cuál es el balance que se puede hacer de este año de trabajo y de lucha de la CTA?
La CTA es el fiel exponente de que se puede derrotar al posibilismo. La sucesión de acciones, movilizaciones e iniciativas desplegadas durante el 2014, junto a las elecciones de renovación de autoridades del 29 de mayo -con un significativo nivel de participación y protagonismo de los afiliados a la Central en todo el país- y al reconocimiento que se vio forzado a hacer el Gobierno al otorgarnos la Inscripción Gremial, constituyen mojones de una línea argumental basada en la coherencia y en el convencimiento de que la resignación no hace historia.
– Se obtuvo mayor legalidad.
Ya teníamos legitimidad a lo que agregamos una porción de legalidad concedida por la decisión del Ministerio de Trabajo. Una legitimidad que supimos ganar en la lucha, en la calle, defendiendo a brazo partido el concepto de autonomía, que no significa neutralidad, sino la capacidad de definir por nosotros mismos una estrategia acorde a los intereses de la clase, sin interferencias de los patrones, los gobiernos o los partidos.
– ¿Cómo ha sido la construcción en el ámbito privado?, ¿qué es lo que falta?
Es importante el crecimiento cuantitativo y cualitativo de la Central en el ámbito de los trabajadores de la actividad privada. Esa realidad se nota no sólo en la conformación de los distintos escalones de conducción de la CTA donde aparecen cada vez más dirigentes provenientes de organizaciones sindicales del sector privado, sino también en el protagonismo de gremios que integran la cadena productiva alimenticia como pueden ser los azucareros de Jujuy, Salta y la Asociación de Empleados de Profesión de la Industria Azucarera (ADEPIA) de Tucumán o el Sindicato Regional Unión del Personal de Panaderías de Villa María, Córdoba, por citar algunos casos. Pero todavía falta mucho más vigor militante para estar convencidos y, consecuentemente, para convencer a los trabajadores que integran el cordón industrial del Paraná, que se extiende desde Rosario a San Nicolás, el de Córdoba, o el de Buenos Aires, puntualmente en la zona de Zárate-Campana, a sumarse al quehacer cotidiano de nuestra Central.
-Si hubiera que hacer alguna autocrítica en algún punto, ¿cuál sería?
Nos falta avanzar más integralmente en la contención y representación de los trabajadores de la actividad privada que, en su inmensa mayoría, están precarizados y abandonados a la buena de Dios. Por caso, debatir a fondo y tomar resoluciones acerca del tema Obras Sociales Sindicales. Un punto que a veces en la CTA aparece como tabú. Nos guste o no, en la Argentina, además del Sistema Público y Privado de Salud está el de las Obras Sociales Sindicales que prestan servicio a 13 millones de personas. Muchas de ellas pertenecen al sindicalismo empresarial y sirve de “caja” para maniobras de corrupción y negocios con el sector privado. Muchas otras no. Como es el caso del puñado de Obras Sociales de sindicatos enrolados en nuestra Central. No se puede ir a convencer a los laburantes a sumarse a un colectivo gremial o fundar una organización sindical de nuevo tipo sin llevar, además, una batería de propuestas que satisfagan sus necesidades básicas, como la cobertura de salud, el turismo, la recreación, además de lo específicamente gremial. Es necesario que dejemos de verbalizar tanto con que hay que ir a buscar a los privados y poner manos a la obra de manera planificada, organizada, con metas muy precisas y consensuadas a corto, mediano y largo plazo.
-¿De qué manera se van a vehiculizar los puntos claves propuestos en el 2014 como la Consulta Popular sobre los Bienes Comunes?
En tanto y en cuanto representa a la clase trabajadora, que es la que produce la riqueza de las naciones, la Central es una herramienta fundamental en nuestra estrategia de poder integral, combinada con las acciones tendientes a reforzar la convocatoria a una Constituyente Social en nuestro país, que exprese la viabilidad de un nuevo Movimiento de Emancipación. En este año en el que habrá elecciones nacionales, vale la pena expresar la voluntad de no delegar más en las ofertas de la partidocracia sistémica y garante del Pacto de Gobernabilidad que mantiene invicta la injusta matriz productiva y de redistribución de la riqueza. Es hora de intentar la reedición de una nueva alternativa política que de cuenta del conflicto social y los intereses de los trabajadores y el pueblo.
– ¿Entonces?
Las propuestas, ahora unificadas, de lanzar desde la CTA y junto a un inmenso abanico de organizaciones populares la Consulta Popular por la Suspensión e Investigación de los Pagos de la Deuda, la Defensa del Patrimonio Nacional y de la Soberanía sobre nuestros Bienes Comunes, apuntalan la noción de una Constituyente Social como pilar insoslayable de un nuevo Proyecto de Nación. Hacia allá vamos.
– ¿Cuál es la agenda para este año que comienza?
La agenda va a estar configurada por el conflicto social, el crecimiento en presencia, representación y organización de la Central en todo el territorio nacional, privilegiando la constitución de colectivos de trabajadores del ámbito privado ligados a la producción y la convocatoria a un Congreso Internacional sobre la suspensión e investigación de la Deuda Pública que se llevará a cabo en abril.
– La CTA va a enfrentar el ajuste tal cual lo viene haciendo.
Mientras persista el ajuste que se desploma sobre las espaldas de los trabajadores, habrá pelea, resistencia y movilización, que es donde crecen los niveles de conciencia y organización del pueblo. El poder -y el gobierno lo lleva adelante con obediencia debida- ha decidido que los trabajadores y los que menos tienen paguen los platos rotos de una fiesta a la que no fuimos convidados. Cuando el gobierno niega un Bono de Fin de Año para paliar los estragos que provoca la inflación en los bolsillos de los sectores populares, intenta poner techos salariales en las paritarias, o mantiene indefinidamente los estándares de trabajo en negro y tercerizado, claramente explicita una decisión de transferir ingresos de los que menos tienen a quienes se la llevan en pala concentrando y extranjerizando la riqueza. La CTA no lo va tolerar de brazos cruzados la persistencia de la injusticia social. Por eso, seguramente, este 2015 vamos a ser protagonistas de la lucha insobornable del Movimiento Popular.