ELIA_GMañana a partir de las 9.30 horas en el Palacio de Justicia (Talcahuano al 500) Elia Espen, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y miembro de la Mesa Nacional de la CTA Autónoma, declarará en la causa por la desaparición de su hijo Hugo Orlando, desaparecido el 18 de febrero de 1977 a la edad de 27 años. Se convoca a toda la militancia a acompañarla en este momento tan importante para ella.

Elia Espen es integrante de Madres de Plaza de Mayo– Línea Fundadora. Es la mamá de Hugo Orlando Miedan, detenido – desaparecido el 18 de febrero de 1977, a los 29 años de edad. Acorde al objetivo de recuperar la memoria histórica, recopilamos su testimonio en este “Archivo por la Memoria”.

La historia de Elia

“Yo soy Elia Espen. Mi hijo está desaparecido desde el 18 de febrero del 1977. Él se llama Hugo Orlando. Tenía 27 años y estaba en cuarto año de Arquitectura”.

Elia tuvo seis hijos y una vida de trabajo dedicaba a su familia para que no les faltara nada. La solidaridad y el esfuerzo compartido era lo que les posibilitaba salir adelante: “Nosotros éramos una familia de clase media baja. Una familia trabajadora. Yo era ama de casa, estudiaba para ser como masajista, pero era más de estética lo mío. Y después me dedicaba a mi casa. Con los seis hijos que tenía no había mucho tiempo para hacer otras cosas. Con la ayuda de Hugo que trabajaba y las chicas que eran grandes, salimos adelante”.

La violencia del terrorismo de Estado entró en la casa de Elia. No solo le arrebataron a su hijo sino que además tuvo que padecer la humillación en su propio hogar.

“En mi caso cuando estos militares vinieron a casa, además de llevarse todo, absolutamente todo y no dejar nada, nos maltrataron de una manera muy violenta. Yo fui tremendamente golpeada y mis hijas manoseadas”.

Como muchas madres, Elia comenzó su búsqueda en soledad pero luego fue encontrándose con otras madres que como ella buscaban a sus hijos. “Nosotras éramos un grupo en el que todas estaban dispersas con cara de angustia y empezábamos ir a los mismos lugares. Así nos fuimos conociendo y por suerte, tuvimos a Azucena Villaflor. Ella fue quien nos organizó”.

Desde ese momento, Elia comienza la desesperada búsqueda de su hijo y desde entonces mantiene viva la Memoria y trabaja incansablemente por la Verdad y la Justicia. “Yo pienso que para los responsables de la desaparición de mi hijo y de todos los demás, no hay olvido ni perdón».

El recuerdo de Hugo

Elia recuerda a su hijo con mucho amor. Ya de pequeño mostraba su inclinación por las construcciones y su vocación por la Arquitectura: Me acuerdo que una vez para Reyes le regalamos un camión. Como estaba muy silencioso y no se escuchaba nada me acerqué para ver qué estaba haciendo. ¡Lo había desarmado! Entonces le dije:“Hugo ¿para qué hacés eso?” “Y, mamá, para ver si puedo construir otra cosa”, me contestó. Eso es lo que más le gustaba: armar y desarmar. Así fue que terminó estudiando Arquitectura. Ya se veía de chico que era eso lo que le gustaba”.

¿Qué otras cosas le gustaba hacer?

Le gustaba mucho arreglar las cosas de la casa. Pintar, por ejemplo, me ayudaba a mí porque la pintora era yo. Él me ayudaba a arreglar todo, por ejemplo el calefón o lo que se rompiera en la cocina. Me acuerdo que un día me dijo: “mamá, aprendé, porque algún día no voy a estar yo y vas a tener que hacerlo sola”. Y así fue. Gracias a él aprendí un montón de cosas.

Hugo, como todo hijo, dejó una huella imborrable en su madre y en su familia. Era un gran compañero de Elia y de sus hermanas. “Era muy protector, a mí me protegió un montón. Cuando él desapareció, la hermana más chica tenía 11 años. Hugo era como su papá, su amigo y su hermano. Era el que jugaba con ella, el que le revisaba los cuadernos, el que la llevaba a pasear para todos lados. Por eso digo que cuando él desapareció mi hija perdió a su papá, su hermano y su amigo; las tres cosas. Por eso lo sufrió tanto, porque él era muy cuidadoso y atento”.

Con orgullo y emoción, Elia comparte una anécdota que muestra el amor de su hijo: “En la época en la que estudiaba Arquitectura, un día me llamó y me dijo “vení, mamá, sentáte”. Y agarró una hoja grande, empezó a dibujar y me dijo “cuando yo me reciba, ésta va a ser tu casa”. Bueno, obviamente me emocioné y me sigo emocionando…”

Al igual que muchos de los jóvenes de su generación, Hugo quería cambiar el mundo. Buscaba una sociedad más justa e igualitaria. “El sueño de Hugo era querer cambiar el mundo, que haya más justicia, que no existan tantos pobres. Estudiar para poder ayudar –porque eso era lo que decía siempre-. Por ahí iba a una villa, por ahí ayudaba a los mismos compañeros de la facultad. Era el único sueño que tenía en verdad, yo creo que la mayoría de los chicos tenían ese sueño de poder cambiar la historia. Siempre hablábamos de esto y Hugo me decía “mamá, algún día va a cambiar”. “Bueno Hugo, ojalá que así sea” –le decía- “sí mamá, va a costar mucho, pero puede llegar a cambiar. La cuestión es que nosotros pongamos lo que hay que poner para cambiar las cosas, como lo queremos hacer”, me explicaba

Un recuerdo…

«Nosotros éramos una familia trabajadora, así que para los cumpleaños yo preparaba tortitas individuales. Las hacía con una velita y así festejábamos los cumpleaños. Pero cuando fue creciendo yo le preguntaba “¿qué querés para tu cumpleaños?” “Pastel de papa, mamá, porque lo hacés muy rico”, me contestaba Hugo. “Bueno, te hago pastel de papa”, le decía yo. Así fue que desde el día en que desapareció, no pude hacer más el pastel de papa”.

La lucha con las madres

Elia sabía que la situación política del país se complicaba cada día más y que el terrorismo de Estado impuesto por la Dictadura estaba teniendo consecuencias atroces en una parte de la sociedad.“Un día le dije: “Hugo, te voy a decir algo: ¿no te querés ir del país?” La mirada de él fue terrorífica y me dijo “Nunca, mamá. Vos sabés que hay muchos chicos de la facultad que están secuestrados, entonces yo no me puedo ir y dejar a esos chicos”. Nunca más le propuse irse. A mí me había salido el instinto de toda madre, de querer protegerlo, pero se ve que era el destino de él. Y así fue…”.

Pero a pesar de conocer lo que estaba pasando, apoyó y acompañó a su hijo en sus decisiones.“Lo acompañé en todo lo que pude. Nuestras conversaciones eran largas y creo que constructivas, porque aprendí mucho de él”

Hugo fue secuestrado el 18 de febrero de 1977 y, a partir de ese momento, Elia comienza su propia lucha. Elia recuerda la unión de las Madres en esta búsqueda desesperada y el rol que cumplió Azucena Villaflor en la organización:“Lo primero que se nos ocurrió fue ir a un tribunal a denunciar. Ir a las iglesias a hablar con el párroco. De las comisarías y la iglesia éramos rechazadas. Nos quedaban los tribunales pero teníamos, pienso yo, caras muy especiales en ese momento. Las Madres nos fuimos conociendo totalmente en los tribunales. Y enseguida te preguntaban «Y vos ¿quién sos?» y «¿qué te pasa?». Así empezamos a armar lazos entre nosotras. Y teníamos, por suerte, a Azucena Villaflor».

Azucena Villaflor cumplió un rol decisivo en la lucha de las Madres y en la conformación de las Madres de Plaza de Mayo. Sin embargo, no pudo vencer la represión de la Dictadura y fue secuestrada el 10 de diciembre de 1977 en la puerta de su casa.“Ella fue la que nos organizó pero tomó parte del todo también. Ella, por ejemplo, fue de las primeras que formaron Madres de Plaza de Mayo. Yo la conocí porque también estuve con ella. Y era tan amorosa y tan cálida.Venía con unos papelitos preparados y decía: “Bueno, vos andá acá y vos a otro lado”. Mayormente a las iglesias. Juntábamos firmas para sacar algún dinero para poder sacar las solicitadas. Y justamente ese día que desaparecieron las madres en la Iglesia Santa Cruz, yo estaba en la Iglesia de Betania juntando firmas. En un momento cae un muchacho y me dice: “Te vas”. Yo no me quería ir pero me explicó que se habían llevado a las madres de la Iglesia Santa Cruz. Entonces, agarré lo poco que había juntado y me fui. La desaparición de estas madres creo que nos unió mucho más. Nos ayudó a seguir la lucha».

¿Pudo saber qué pasó con su hijo luego del secuestro? Yo supe la trayectoria de mi hijo, en parte. Mi hijo estuvo en el Atlético. Porque yo iba a la plaza con esta foto que llevo siempre, y un día se acercó un muchacho y me preguntó “¿vos qué sos de él?” Y le dije “la mamá”. “Bueno, dice, yo estuve con él en el Atlético.” Entonces le pedí que me contara qué le había pasado. Esta persona no quería contarme pero yo lo convencí. Porque si hay algo que yo dije e hice toda mi vida no es suponer, porque yo no quiero suponer, quiero saber. Y eso les dije a mis hijos: “hay que saber la verdad por más cruda que sea, pero suponer no sirve”. Porque suponer mal te puede destruir. Entonces, este muchacho finalmente me contó que mi hijo había estado en el Atlético, que lo tenían encadenado, que no estaba bien por las torturas, y que él sentía que a veces gritaba “mamá, mamá”. Y lo último fue el vuelo de la muerte.

Conocer el destino de su hijo, hizo que Elia redoblara la fuerza para continuar en el camino que había trazado.“Cuando me despedí de este muchacho me preguntó “¿y ahora qué vas a hacer?” “Ahora voy a pelear más todavía, ¿o vos te creés que me voy a quedar en mi casa sentada?”, le contesté. Y eso fue lo que hice y sigo haciendo».

Elia, hoy

Elia le otorga una gran importancia a la tarea de construir la memoria y dar a conocer su testimonio para que la historia no se repita. “Cuando yo he ido a las escuelas a hablar siempre les digo lo mismo a los chicos: Yo les voy a contestar lo que yo pienso, pero ustedes que tienen que leer y estudiar, porque no tienen que quedarse con mi palabra solamente. Averiguar la historia porque es la única forma de entender la situación. Hay que estudiar y profundizar. Y tener memoria, porque un pueblo sin memoria, pierde el objetivo».

Elia explica la emoción que encierra dar charlas en las escuelas y el entusiasmo e interés que muestran los chicos. “Dar charlas en las escuelas primarias es muy emotivo. Las caritas de los chicos reflejan curiosidad cuando preguntan y mucho asombro cuando respondemos. Llegar a ellos no es difícil: cuando les digo que soy una mamá que salió a pelear para saber la verdad sobre su hijo y todos los desaparecidos, eso les da pie para sus preguntas. Y estas preguntas parecen inocentes pero son certeras. Y cuando los miro, veo que el futuro es promisorio”.

Sobre la importancia de construir la Memoria, Elia afirma: “Mantener la Memoria es muy importante. Y eso es lo que yo quisiera que se consiga. No sé si lo voy a llegar a ver, pero para los jóvenes o para los que vengan, es importante que tengan las cosas claras o por lo menos que las investiguen. Que averigüen verdaderamente todo lo que pasó, sin mentiras, sin ocultamientos. Porque para mí lo peor es ocultar, estos son los hechos y hay que decir la verdad. Para mí esa es la forma de que todo vaya adelante, porque si no, te quedás a mitad de camino”.

«Mi sueño es que se abran los archivos, porque si los archivos no se abren no llegaremos a la verdad. Lo que ocurrió en el país es cívico – militar, no han sido solamente los militares los únicos responsable de todo lo que ha pasado. Yo agradezco todo lo que se está haciendo con los juicios, pero para mí son incompletos, porque se agarra un grupo y se lleva de acá para allá, pero no surge nueva gente de los que están implicados. Entonces mi sueño es ése, que en algún momento se sepa la verdad sobre cómo ha sido el desastre que han hecho».

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