Todas los análisis políticos estaban dirigidos a que el 2015 era un año electoral. Que la hegemonía de los acontecimientos estaban relacionados con el fin de ciclo político y el fin de una era. El conflicto era reconocido pero se lo relegaba a un papel secundario.
Por Horacio Meguira, Director del Departamento Jurídico de la CTA.
La huelga del 31 de marzo desplazó la hegemonía electoral. El conflicto de clases ocupa el centro de la escena política y los trabajadores son los actores principales.
La posibilidad de una nueva medida de 36 horas genera más expectativa aún.
El enfrentamiento de los trabajadores va más allá de este gobierno y se instala en las relaciones de poderes en un doble sentido: El descontento por la afectación del salario real y el preaviso a las clases dominantes que no va ser variable de ajuste.
Fue tan inteligente el proceder. La unidad de acción fue tan oportuna que se inició por un espacio no habitual. Los sindicatos del transporte.
Hubo sorpresa y efectividad, dos atributos del arte del conflicto.
La CTA Autónoma fue el nexo.
El factor determinante en el vínculo de la medida de fuerza y la sociedad.
Hubo apoyo de los sectores sociales afectados, a pesar de los intentos del discurso presidencial de invertir la responsabilidad e intentar el enfrentamiento entre trabajadores.
La huelga general desplazó la disputa entre los grupos dominantes.
Hoy para resolver las contradicciones políticas van a tener que tener que dialogar sobre las contradicciones sociales y económicas, este gobierno y el que le siga.
Ese es el gran triunfo de los trabajadores organizados.