Durante la tercera jornada del Curso de Formación sobre Economía Política para Militantes de Organizaciones Populares, dictado por Tomás Raffo en la sede nacional de la CTA Autónoma, se profundizó sobre la estructura de desigualdad y la manera en la que el Estado ejerce la dominación para que la rueda de la economía capitalista siga girando.
Ante una sala llena de trabajadores y trabajadoras, el economista Tomás Raffo, explicó la estructura de participación de los distintos sectores sociales dentro del funcionamiento capitalista. Asimismo cuantificó la participación de los mismos en el PBI. La fuerza laboral se queda con 162.491.000, que representa el 31,6% y el excedente empresario con 352.211.000, o sea, el 68,4%. El Estado, que está intrínsecamente condicionado por la economía dado que se financia con recursos impositivos, rige aquella relación, haciéndola, al final del proceso, más desigual aún.
Citando a Louis Althusser y su trabajo conocido como Aparatos Ideológicos del Estado, explicó que el éxito de la reproducción del sistema capitalista radica en hacer pasar el interés particular de una clase como si fuera el interés general. En otras palabras, la cuestión es universalizar el interés particular. Para lograr este objetivo, el Estado capitalista apela a lo que el autor y pensador francés denominó los aparatos ideológicos del Estado que son la Iglesia (cuyo poder fue central en la época precapitalista), la educación (eje sobre el cual se sostiene y reproduce el capitalismo actual), los medios de comunicación y la familia.
Para Althusser el capitalismo se sostiene y desarrolla no sólo a través de la coerción sino fundamentalmente por medio de la generación de consenso y este consenso se construye gracias a los aparatos ideológicos del Estado que son los que precisamente hacen pasar el interés particular de una clase, en el caso del capitalismo, la burguesía (con sus diferencias y tensiones internas), como si fuera el interés de toda la sociedad. Los Aparatos Represivos del Estado, de los que también se ocupa Althusser, son también imprescindibles para garantizar la reproducción del capitalismo, pero son utilizados en situaciones especiales. Por el contrario, los aparatos ideológicos, no descansan jamás.