El Diputado Nacional y Economista Claudio Lozano, fue entrevistado en el programa de radio Estación Central (Radio Sur, FM 88.3) y habló sobre el dólar blue, la economía y sus propuestas.
– ¿Por qué se sigue sosteniendo algo como el dólar blue, que hoy, a 4 días de las PASO llegó casi a los 15 pesos y se despegó totalmente del valor del cambio oficial?
– La verdad es que no había ninguna razón para esperar que ocurriese otra cosa. La Argentina está en una situación en donde a la autoridad pública, al Gobierno Nacional le faltan dólares, no le sobran. En ese contexto, las reservas de las que dispone le Banco Central son pocas, tienen vencimientos de deuda próximos e importantes, las exportaciones del país se han caído de manera significativa en aproximadamente 20 mil millones de dólares comparándolas que las que tuvimos en 2011. Esto tiene que ver con que los precios internacionales de los productos que vende Argentina han caído también. Incluso los resultados del saldo comercial, o sea, la diferencia entre lo que la Argentina vende y compra, en el primer semestre de este año ha sido negativo, o sea que la Argentina no está consiguiendo dólares genuinos por su comercio exterior. Junto con esto, además, uno tiene una economía gobernada por empresas trasnacionales que, como tales, realizan sus ganancias en dólares, y por ende, tienen permanentemente una estrategia de dolarización de sus carteras.
Esto, el Gobierno lo vino manteniendo, una suerte de calma chicha durante el último año –por decirlo de alguna manera- sobre la base de permitir algunas bicicletas financieras en pesos, pero todos sabíamos que a medida que se acercara la coyuntura electoral y donde las expectativas de que haya devaluación existen y son muy evidentes, la lógica era que todos antes de que se produzca el cambio de gobierno, iban a querer cambiar de pesos a dólares.
Así que no está pasando nada que no hubiera sido previsible que pase. Ahora el problema es que cuando el dólar blue empieza a moverse, por las características que tiene la economía argentina, esto termina impactando en los precios y obviamente afecta el poder adquisitivo de la población. Ahora, todo esto es resultado de que en los tiempos en que hubo posibilidad para avanzar en un control adecuado sobre el manejo del dólar, no se hicieron las cosas que se debían haber hecho, y en este sentido, la más importante que la Argentina jamás llevó a cabo es establecer un control sobre la oferta de dólares, que en la Argentina en realidad la manejan 30 empresas. Y en ese sentido, la solución acá no pasa ni por mantener un cepo, como el que tiene el Gobierno, que asfixia la actividad productiva, ni proponer devaluaciones como lo hacen algunos sectores de la oposición conservadora que pulverizan los ingresos populares. Lo que hace falta acá es establecer una Agencia Estatal de Comercio Exterior que audite a estas 30 empresas para que sepamos a ciencia cierta cuantos dólares tenemos y de que manera ingresan al país, porque, la verdad, hoy no lo sabemos, porque los dólares de los que nosotros decimos disponer, los conocemos a partir de que las empresas nos dicen los que ingresan. Es decir, es una declaración jurada por parte de las empresas. No hay ningún tipo de auditoría pública.
– O sea que así como no sabemos cuantos pobres hay, tampoco sabemos qué pasa con el dólar…
– Son las empresas las que nos dicen cuantos dólares hay. Nosotros no tenemos una fiscalización por parte de la autoridad pública para saber exactamente cuantos dólares puede tener la Argentina año a año y de que manera y en que tiempos deben ingresar. Son ellas las que informan.
– Y según los datos que vos tenés, ¿El dólar blue está sobre inflado y el oficial está sub valuado o hay parte de las dos cosas?
– No, lo que pasa es que acá hay un problema, que es que se pretende pensar la economía de una manera muy simplista, que consiste en pensar que la Argentina puede pensar un solo dólar. Y la verdad es que el país tiene actividades muy distintas en su sistema productivo con diferentes capacidades, y esto hace que de repente el dólar actual en materia oficial, el que está en torno a los 9 y pico, en realidad no es un mal dólar para quienes exportan soja. Ahora, es mal dólar para las economías regionales, y en todo caso es un mal dólar para algunos sectores industriales que tienen un mayor valor agregado, pero para los tubos sin costura que exporta Techint no. Si el dólar además es una sola de las variables que hay que tomar en cuenta, en realidad, hay otras más que tienen que ver con el negocio y las rentabilidades de las empresas que son los estímulos fiscales o las promociones que tienen los distintos empresarios o sectores empresariales. Tiene que ver también con quienes disponen o no de crédito, con el nivel de protección que tiene la actividad, o sea que el tema es mucho más complejo y debiera abordarse en su complejidad y entender que aquí no hay ninguna solución detrás de una devaluación. De hecho, hubo una en enero de 2014 y obviamente, inmediatamente lo que se produjo fue un saqueo en el bolsillo popular, un impacto de carácter recesivo y hemos vuelto luego a la misma situación.
Por lo tanto, no pasa por ahí. Acá hay que hacer un reordenamiento más general del sistema de precios, que involucra pensar como ordenar las variables para que la Argentina pueda seguir un camino distinto al que ha venido recorriendo hasta acá, y en eso hay que reconocer que no se necesita un solo dólar sino varios, y que para poder administrar algo con esa característica se necesita tener control sobre la oferta de divisas.
– Y también como manejar el dólar, que está repercutiendo en el negocio inmobiliario. Los inmuebles están tasados en dólar blue y desde que se implementó la medida, las viviendas aumentaron entre un 50 y 70% y están cada vez más alejadas de la gente…
– Eso está pasando prácticamente en todas las actividades. Pero tiene un impacto mayor en mercados que están fuertemente dolarizados como son los de los inmuebles y los autos, pero en general, por las características y la presencia que tiene de manera dominante el capital extranjero a través de sus empresas en los principales mercados de la economía argentina, es el ajuste de los precios el que acompaña al dólar blue.
En el caso inmobiliario, no se altera en nada los costos de construcción por el hecho de que se mueva el dólar blue, pero las empresas buscan maximizar sus beneficios en dólares, por eso es que acompañan esto y como no hay una regulación adecuada de los mercados, esto sigue funcionando de esa manera.
El tema es que –vuelvo a insistir- se necesita otro sistema de regulación pública, en particular sobre el dólar para ir sobre el control de la oferta de divisas y un reordenamiento más general del sistema de precios de la economía argentina. Hay que plantear una estrategia integral en materia de política económica y eso es obviamente, lo que este Gobierno ni está haciendo ni va a hacer porque lo único que pretende es tratar de aguantar que la cosa se mantenga sin mayor modificación de lo que hoy ocurre para llegar a octubre. Luego vendrá otro tiempo.
– ¿Cuáles son las medidas que hay que tomar para solucionar el tema del dólar blue?
– La fundamental es el tema de controlar la oferta de divisas, estableciendo una auditoría sobre los contratos y las operaciones de comercio exterior que tienen las 30 empresas que son proveedoras de dólares en la Argentina. Esas empresas que son fundamentalmente aceiteras, petroleras, mineras, y algunas que otras pocas empresas de actividad industrial son las que deben tener una auditoría muy eficaz para que nosotros podamos tener una administración mucho más razonable de los dólares que tenemos y del valor que el dólar en todo caso tiene que tener en función de la estrategia de desarrollo. Segundo lugar, esto tiene que estar de alguna manera acompañado por un replanteo integral del funcionamiento del sistema financiero para que sea declarado servicio público, los bancos actúen por cuenta y orden del Banco Central, remunerando adecuadamente el ahorro interno para que efectivamente eso ocurra, y estableciendo un crédito de fomento para el consumo popular y para los sectores productivos que establezcamos en función del plan de producción que la Argentina tiene que tener, que implica un replanteo del proyecto productivo porque este debe orientarse no a la lógica que tiene hoy, de reproducción de la desigualdad social y de la depredación ambiental sino que tiene que tener que ver con asociar la respuesta productiva a un cambio del patrón de consumo donde las prioridades sean otras. Básicamente, vinculadas a que ningún hogar esté en situación de pobreza y que coloque por lo tanto el tema de alimento, vivienda, salud, educación como claves fundamentales a abastecer por parte del proyecto productivo.
Así que es una estrategia general en donde en particular en el tema cambiario es imprescindible articular el control de la oferta de divisas con un reordenamiento del sistema financiero, con un peso dominante del Banco Central en la orientación del mismo.
– ¿Sos optimista en que después de la elecciones de octubre el presidente que asuma va a intentar revertir esto y acercarse más a un modelo de solución similar al que planteás?
– Digamos, que si el candidato que triunfe está entre Scioli, Macri o Massa, no tengo ninguna expectativa. Sí las tengo en el comportamiento del pueblo argentino que no tengo la menor duda de que, más allá de lo que vote, no tiene dentro de su perspectiva y futuro la idea de aceptar que vuelvan estrategias de ajuste que puedan poner en discusión los niveles de vida que tiene nuestra población. En ese sentido, se va a abrir una discusión social muy significativa frente a cualquier intento de resolver esto por vía de los ajustes convencionales, y en ese marco sí tengo mucha esperanza de que configuremos las condiciones políticas para orientar la política económica y las políticas públicas a favor del conjunto de la población.