Más de cincuenta compañeros y compañeras de distintas organizaciones participaron del primer Encuentro de Formación Política Niñez y Territorio en Ruca Hueney, un espacio de debate y construcción política que tiene como eje la niñez.
* Por Clarisa Gambera
Desde temprano, fueron llegando educadores populares, trabajadores/as de la niñez, militantes de organizaciones sociales que trabajan con chicos/as, pibes/as que se van sumando a los debates y chicos/as que se vinieron a compartir el campito de Ruca, la casa de amigos, donde se puede hacer un picadito y correr a pata suelta.
Abrazos, mates y galletas acompañaron la llegada y a media mañana se dio inicio a la jornada de trabajo con una actividad de esas que nos acercan los cuerpos, nos animan a mirar a los ojos y nos predisponen a escuchar las voces que tímidamente van apareciendo.
Arrancó con sol y muchas ganas, el Encuentro de Formación Política Niñez y Territorio. Otra vez Ruca Hueney fue la organización elegida para dar inicio a este ciclo de encuentros que surgió por la necesidad de generar espacios reales que puedan debatir y construir política en términos de niñez con aquellos compañeros/as que construyen cotidianamente. Así lo expresó Omar Giuliani, que fue el encargado de poner en palabras la propuesta y abrir la ronda de presentaciones y expectativas.
Se trata de una convocatoria a compartir experiencias concretas con quienes trabajan con los chicos y con las chicas en los barrios y que necesitamos espacios de formación, de debate, de encuentro y también es una apuesta a la construcción de organización y poder. Porque desde nuestras organizaciones en soledad no podemos, explicaba Estela de Chicos del Sur, otra de las organizaciones responsables de esta convocatoria junto a Hijos del Campo, El trasformador de Haedo, el Equipo de Educadores Populares de Pañuelos en Rebeldía y la CTA Capital.
Las actividades planificadas buscan abrir los debates, poner en común saberes para que en grupo puedan ser apropiados por todos/as y generar las condiciones para que circule la palabras y que la participación de verdad sea colectiva. Esto es parte del aprendizaje y del desafío para cada uno de los encuentros.
Esta vez elegimos para empezar las Representaciones sociales de la niñez y la construcción histórica del concepto de infancia. Un debate que nos permitió analizar la situación actual que atraviesan los pibes/as como consecuencia de representaciones sociales puestas a circular en los medios de comunicación que estigmatizan, victimizan, segregan, reproduce estereotipos sobre los jóvenes.
Un análisis de la coyuntura política que quienes estamos en los barrios vivimos y resistimos. Una mirada sobre los pibes y las pibas que los representa como peligrosos y de la que se borran contextos, responsabilidades, otras representaciones posibles. Una representación de la niñez que no es inocente, ni casual que tiene explicaciones, causas y efectos históricos. Que hoy son la excusa para generar propuestas legislativas e institucionales que no son otra cosa que respuestas represivas que usan a los pibes/as como los chivos expiatorios de una sociedad violenta y desigual.
En grupos trabajamos los periodos históricos caracterizamos los modelos políticos y económicos y marcamos hitos importantes desde la llegada de la inmigración de Europa que dio inicio al movimiento obrero en Argentina. Hombres y mujeres que buscaban trabajo y un hogar, que llegaron porque había promesas de progreso en el país agro-exportador que se ponía en marcha una vez corridas las comunidades originarias a sangre y fuego para liberar las tierras.
Campesinos/as y obreros/as pobres que se fueron concentrando en las ciudades, generando las primeras villas de emergencia y sumándose al mercado de trabajo como mano de obra barata. Que rápidamente se volvieron un peligro para la elite gobernante porque muchos/as traían experiencias de organización y resistencia.
La historia del movimiento obrero es también la historia de los hijos e hijas de trabajadores/as. Y de las instituciones creadas por quienes buscaron y buscan ordenar, controlar, educar, disciplinar, encerrar, tutelar, corregir, de eso se trató este primer encuentro.
Un día con tiempo para la emoción, para el intercambio y para un guisito compartido. Con espacio para leer, escribir y compartir las reflexiones que parecían muy difíciles hasta que comenzamos a reconocernos en esas pinceladas de historia. Entonces una compañera que había estado silenciosa se identificó con la historia de los inmigrantes pobres llegados de Europa a quienes llamaban ignorantes, inferiores y hasta criminales porque ella también es inmigrante, pero de un país vecino. La puesta en común, las dudas, las certezas y la sensación de que algunas cosas cambiaron pero otras se nos aparecen como puras continuidades.
Caía la tarde, era tiempo de cerrar la jornada y llevarnos las vivencias, las cosas nuevas, las viejas vueltas a ver y debatir pero sobre todo la alegría de ir recorriendo un camino donde podamos construir las herramientas de trasformación para lograr para nuestros pibes/as un país que merezca ser vivido.