En la tarde de ayer las compañeras que forman parte del espacio Ñande Roga realizaron una actividad en la Casa, enmarcada en las acciones que se realizan en torno al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y Disidencias. Dicha actividad se centró en la temática de la importancia del autocuidado en la tarea de las promotoras contra las violencias de género, la identificación del estrés y cómo eliminarlo.
El 25 de noviembre es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y Disidencias. “La violencia de género es un problema del sistema patriarcal y capitalista, que tiene su expresión dentro de nuestra propia organización. Por esto, como compañeras de los distintos espacios de la CTA Autónoma Capital nos propusimos la construcción de la Casa Feminista Ñande Róga, un lugar de encuentro, de armado de redes y sororidad”, explicó Marilina, una de las compañeras que forma parte del espacio.
Marilina describió a Ñande Roga y
dijo: “Para nosotras, Ñande Róga -que en guaraní significa
“Nuestra Casa”- es un lugar libre de violencia que inaugura
otros sentidos de “casa” posibles, porque desobedecemos al
patriarcado, construimos y deseamos una experiencia que nos
fortalezca como trabajadoras, migrantes y villeras, de manera plural,
horizontal, popular y feminista”.
En Ñande Roga se realizan
distintas actividades: acompañamiento integral en situaciones de
violencia de género, formación permanente, desarrollo de
estrategias gremiales y fortalecimiento de la autonomía económica.
A principio de año, las compañeras
de Ñande Roga cursaron una capacitación en articulación con el
INAM (Instituto Nacional de las Mujeres) para fortalecer a las
referentes territoriales y delegadas sindicales en las herramientas
para el abordaje en violencias de género. A partir de ese momento se
constituyeron como promotoras contra las violencias de género y
comenzaron a reunirse periódicamente con la intención de
reconocerse como lo que son, un grupo de mujeres que trabajan juntas,
fortaleciéndose individual y colectivamente.
“Hoy surgió la necesidad de
hablar sobre la importancia del autocuidado en nuestra tarea;
identificamos el estrés con el que convivimos cotidianamente y las
maneras en la que cada una busca instalar pausas que nos conecten con
nosotras mismas desde un lugar placentero. Algunas de las formas que
surgieron para esto fueron tejer, amasar la tierra y la masa, bailar,
observar el mar y jugar al futbol. Creemos que es importante, desde
la prevención, hacernos el lugar para este “trabajo reparador”
con nosotras mismas. Continuamos, como solemos hacerlo en nuestros
encuentros, con una dinámica que nos ayudó a seguir pensando
nuestro rol. Trabajamos la coexistencia de distintas miradas sobre
una misma situación. El hecho de que cada una pueda brindar su
aporte sobre una realidad, amplía las posibilidades de
transformación de esa realidad. Para cerrar la actividad,
reflexionamos y profundizamos acerca de la empatía en nuestra labor
como acompañantes en situaciones de violencia de género”, relató
Marilina.