Frente a la confitería La Giralda, sita en Corrientes 1453, se realizó entre CTA Capital y vecinos autoconvocados, un acto en repudio por la agresión sufrida por un vendedor ambulante que fue golpeado por los mozos y, luego arrojado a la calle.
* Por Martín Brunás, CTA Regional Centro
Martín Brunás, de la CTA Regional Centro, se paró frente a las puertas del local y dijo “no queremos, focalizarnos solo en los mozos, quienes, por más que se excedieron en la violencia, actuaron por orden de los dueños del local. Por ende, la idea no es generar una lucha entre trabajadores, de pobre contra pobre, sino, también, el intento de generar conciencia de que el vendedor ambulante es un trabajador precarizado y estigmatizado, por ende debe ser respetado como tal. Y, por tal razón estamos hoy acá. Defendiendo a los pibes que salen de los barrios informales con la intención de ganarse el pan de manera honrada, y son el claro ejemplo de que ningún niño nace chorro”.
Luego, el referente de la regional centro continuó: “Además buscamos con este acto darle un abrazo simbólico a los vendedores ambulantes que nos estén escuchando, un abrazo para contenerlos y darles la certeza de que alguien se ocupa de sus derechos. Pero, también, que sirva como advertencia a los que manejan los bares para que, la próxima vez que intenten ejercer violencia contra un trabajador, lo piensen dos veces”.
Brunás, finalizó, comentando el accionar de la policía: “Se ensañaron con el pobre pibe, y armaron un operativo impresionante que parecía estar pasando algo realmente crítico. Y”, agregó,” esta mañana presenté mi alegato como testigo, en ese momento, había una comerciante diciendo que en un mes le entraron como cuatro veces. La comerciante le preguntaba a la policía que hacer, a los cual le respondían que no sabían que decirle. Claro, si pareciera tener todos sus recursos para meter presos a estos chicos que intentan vender”.
El balance de la jornada fue positivo, muchos transeúntes se detuvieron a escuchar lo que se decía, con gesto de asentimiento, y tantos otros nos preguntaban de dónde éramos, o nos daban la mano agradeciéndonos la movida.