Hace unos días UPCN, Comercio, UOCRA y UOM negociaron aumentos que rondan el 27% en dos y tres cuotas. Esos aumentos están por debajo del nivel de inflación y algunos trabajadores recién en noviembre percibirán el total. Estos sindicatos vienen desde hace años utilizando esta metodología: aprovechan las medidas de fuerza ajenas y debilitan la huelga general anunciada por la CGT y la CTA para el 9 de junio. En la jerga de los delegados sindicales se denomina carneros a las personas que aceptan trabajar en día de Paro a cambio de una remuneración. Para hablar de este tema desde Estación Central (Radio Sur, FM 88.3) se comunicaron con Horacio Meguira, Director del Departamento Jurídico de la CTA Autónoma.
– ¿Qué efecto produce en los trabajadores esta traición reiterada de sus dirigentes sindicales?
– Tradicionalmente hubo sindicatos que hicieron lo mismo. Uno lo nota cuando hay afiliación compulsiva de las patronales. En la industria, cuando quieren evitar el Convenio Colectivo de la actividad específica afilian a la UOCRA. Y en Comercio, cuando quieren evitar alguna mejora, afilian directamente a Comercio. O sea que es tradicional lo que hicieron esos dos sindicatos. Y UPCN está para eso en la Administración Pública. Es un sindicato oficialista con Dictadura, con Democracia, con Radicales o con Peronistas, siempre se ha caracterizado por su condición pro patronal.
Ahora, el tema es en esta situación y en esta disyuntiva, lo que pone el Gobierno como límite no es el mismo límite que pone en otras rondas negociales. La primera característica distinta es que los topes impuestos por el Gobierno o inducidos en la mayoría de los casos, tenían una banda de flexibilidad, pero en general por arriba de la inflación pasada. Esto lo que tiene es que está por debajo de la inflación pasada. Y además, por encima de que haya una proyección de inflación del 25%, la mayoría de los sindicatos está recuperando salario real perdido en el 2014. Por lo tanto a nadie le cierra el 27%, ni para recuperar el poder adquisitivo que tenían.
Y a eso debemos sumar que el límite del 27% impuesto por el Estado, por el Gobierno y por el Ministerio de Trabajo, es impositivo, es decir, nadie puede firmar por debajo del 27%, tal como le acaba de pasar a la Federación Aceitera.
Entonces, este sistema rígido está llegando a su fin. Está agotando un ciclo histórico de negociación colectiva que con sus idas y vueltas, sus poderosos defectos y algunas virtudes, ha servido como para que la negociación colectiva se instalara nuevamente entre los métodos de resolución de conflicto en las relaciones de trabajo.
Ahora, el tema es que está muy complicado, porque si el Gobierno persiste en la idea de querer imponer ese límite sí o sí y no homologar, va a poner una contradicción muy fuerte e innecesariamente va a dividir al movimiento obrero entre los que firman y los que no firma, que es la principal y la más nociva división. Esto sí divide al movimiento obrero en serio, porque la mayoría de los trabajadores está muy expectante, porque sabe positivamente que no le alcanza para llegar a fin de mes. Por lo tanto, la expectativa sobre la negociación colectiva ha aumentado en forma importante.
La Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) está peleando por superar el límite del 27 por ciento impuesto por UPCN; los Judiciales están en lucha para tratar de superarlo. Los profesores universitarios; los profesionales de la salud, que se agrupan en FESPROSA también. Por lo tanto, hay posibilidad de una estrategia general para vencer esta valla que impuso el Gobierno, pero para eso se requiere la mayor acumulación de fuerza posible no necesariamente en la identidad, sino en la acción.
La huelga del 9 junio no es por el Impuesto a las Ganancias, como se intentó imponer por los medios o por algunos falsos discursos. La última huelga fue por descontento salarial y esta va a ser más aguda, porque hay un profundo descontento y temor a la pérdida del puesto de trabajo. Por lo tanto, creo que estamos en las vísperas, en dos semanas decisivas, a fin de mantener o no el grado de conflictividad racional que existió hasta la fecha. Y después de esa fecha, si siguen las posiciones rígidas, es imprevisible lo que puede llegar a suceder.
Pero lo que sí se puede más o menos leer, es que estamos en las vísperas de un gran momento histórico del movimiento obrero, por encima de las grandes diferencias que puedan existir entre Barrionuevo y Pablo Micheli, o entre Moyano y Caló,
– ¿Qué opinás de los dichos del Diputado Edgardo Depetri sobre la posibilidad de que haya “un nuevo Mariano Ferreyra”?
– Yo tengo un límite. Hasta la división de la CTA yo fui muy amigo de Depetri, es decir, lo conozco. Pero me parece que lo que dijo es una turrada. Porque si él es Diputado Nacional y tiene información de que puede haber actos de violencia o asesinatos, él tiene una obligación ciudadana, que es denunciarlo ante el Ministerio Público. Y después, tiene que decirnos a la ciudadanía por qué él sospecha que puede haber un acto criminal. Porque, no puedo pensar que solo lo hace para amedrentar y para que no haya huelga, porque eso es superar los límites del carnero o el esquirol, va mucho más allá.
Además, está defendiendo indirectamente a la burocracia sindical, porque a Mariano Ferreyra lo mató la burocracia de la Unión Ferroviaria y concretamente Pedraza está preso por eso, porque de él emanó la orden de matar. De esta manera, Depetri, nos está imputando a otros de que podemos con nuestras acciones llegar a un asesinato. Por lo tanto, me parece que es absolutamente inapropiado ese tipo de declaraciones extremas, pero que por otra parte se alinean en el pensamiento del Gobierno, que es “o ustedes o nosotros”. Esta forma de actuar no es nueva en el oficialismo, en general adopta conductas binarias, es decir, en donde cree obligar a la ciudadanía a estar con ellos o estar contra ellos.
– Estos hechos tal vez podrían remontarnos a los dichos de Rodolfo Walsh en ‘¿Quién mató a Rosendo?’, donde ya explicaba el drama del sindicalismo. En una parte decía: “La traición de un líder es más difícil de superar que la oposición de un enemigo abierto.” ¿Qué te parece?
– Sí. Por eso -llevándolo al plano militar- en los ejércitos se fusila al traidor y se apresa al enemigo. Porque siempre, el que surge de tu filas confunde a la opinión y confunde a las masas. Entonces, yo creo que Depetri se está colocando en esa actitud, olvidándose que proviene nada menos que de los Mineros de Río Turbio y con su origen humilde y laborioso, proviene de una Asociación que peleó contra todo eso, que es la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CTA).
– La Presidenta en el discurso del 25 de mayo dijo: “les pido a los dirigentes sindicales que a partir del 10 de diciembre pongan la misma fuerza para obtener beneficios para los trabajadores y si no lo hacen les voy a decir a los trabajadores que cambien de dirigentes para seguir teniendo los mismos derechos y beneficios que tuvieron durante los últimos 12 años”. Con respecto a esto, ¿A quién le está hablando Cristina Fernández de Kirchner?
– No sé, pero la verdad que es poco afortunado. Porque nosotros también cuestionamos el sistema de representación sindical y hace años que venimos denunciando en la OIT que ese sistema de representación argentino genera monopolios y genera dirigentes que se perpetúan en los sindicatos. Y con el Diputado Víctor De Gennaro hemos presentado un proyecto de ley, por su puesto que no fue escuchado por ninguno de los Diputados Kirchneristas y menos aún por los peronistas. Esto es de un autoritarismo importante, porque los que deciden realmente a qué dirigente van a seguir o no, o los que quieren formar una lista o constituir un colectivo, son los propios trabajadores. No requieren de nadie que les indique quien es recomendable para esta etapa.