Se dio a conocer ayer el Boletín de Coyuntura Económica Nº1 del Instituto de Estudios y Formación de la CTA Autónoma (IEF-CTA). Período: Enero 2015. Son sus autores, Julio Gambina y Matías Ghio. A continuación, ACTA transcribe el material de formación y capacitación.
«Con pérdida del salario real, inflación elevada -entre el 30 y el 40%, según quien informe- y caída en el nivel de actividad, el 2014 se presenta como uno de los peores años en términos macroeconómicos desde el colapso de 2002. Son varios los indicadores socioeconómicos que muestran los límites de la política económica.
«Uno de esos indicadores es la aceleración inflacionaria. Dicho incremento se explica en buena medida por la devaluación del 23% del peso contra el dólar en enero del 2014. Decisión influenciada por la brusca caída en las reservas internacionales en 2012 y 2013 y por el alza de la cotización del Dólar Blue (en aquellos días la brecha entre ambas cotizaciones había superado el 70%).
«Impactó directamente en los precios de los bienes transables (que se comercializan con el exterior), como los alimentos y bebidas, los medicamentos y los productos importados o compuestos por partes importadas. A la par de los aumentos, se quitaron subsidios en las tarifas de servicios públicos, como el gas y el agua, y se incrementaron los precios del transporte público.
«La mencionada devaluación también generó una caída en el nivel de actividad. Diversos sectores como la industria automotriz, la construcción y la actividad inmobiliaria vieron afectados sus precios por la variación del tipo de cambio.
«Las trabas a las importaciones (ya sea mediante la no habilitación de dólares para el pago a proveedoreso con la no aprobación de las Declaraciones Juradas que exigen la Secretaría de Comercio y la Aduana) también afectaron el rendimiento de las autopartistas y de las fábricas de electrodomésticos de Tierra del Fuego, entre otras.
«El objetivo de estas medidas económicas era sostener una de las últimas fuentes de dólares: el superávit comercial, que tuvo su año más magro en toda la década, aún en cifras provistas por INDEC (-16% respecto al año 2013 y -41% respecto al mismo período de 2012).
«También deterioró el mencionado balance comercial la caída del precio internacional de diversas materias primas, entre ellas, de la soja. Hoy se negocia en los mercados internacionales cerca de los u$s 380 la tonelada, muy por debajo de los más de u$s 500 que se llegaron a pagar meses atrás.
«Otro factor que incidió durante el año en el menor ingreso de dólares fue la reticencia de productores sojeros a vender su producción, obrando así en carácter especulativo (esperando aumento de precios u otra devaluación). El estancamiento de Brasil, principal socio comercial de nuestro país, fue otro elemento que afectó las cuentas externas, en razón de una disminución de las exportaciones a ese país (-15% hasta noviembre).
«Los principales perjudicados por esta combinación de desaceleración e inflación fueron los trabajadores. Se vieron afectados mediante suspensiones, recorte de horas extra y despidos, que llevaron aparejados la resistencia sindical y diferentes medidas de fuerza para denunciar el ajuste y la carga del peso de la crisis.
«Ejemplos de esto fueron la huelga docente de principios de año, los diferentes paros nacionales llevados a cabo tanto por la CTA Autónoma como por la CGT dirigida por Hugo Moyano, y los conflictos por empresa, con los casos de la autopartista Gestamp, Lear y la gráfica ex Donnelley (ahora Cooperativa Madygraf) y otros conflictos menos mediáticos pero igual de importantes.
«Según el Observatorio del Derecho Social, la cantidad de conflictos laborales del segundo trimestre de 2014 fue un 60% mayor que el respectivo dato correspondiente al mismo período de 2011.
«Los trabajadores también sufrieron el deterioro del poder de compra de sus salarios. La resistencia de los trabajadores en la paritaria nacional docente, que siempre actúa de piso salarial a pedir por el resto de los sindicatos, terminó doblegando la postura del Gobierno Nacional de aumentar sus sueldos en un 23%. Lograron un incremento promedio del 28,7% sumado a la activación de una cláusula de reapertura de paritarias ante una nueva aceleración inflacionaria.
«A pesar de esto, podemos afirmar que el mencionado acuerdo terminó quedando por detrás de la inflación. En cualquier cálculo de incremento de precios, el salario real de los docentes terminó perdiendo entre un 3 a 7% respecto a su valor a principios de año.
«Esta caída, sin embargo, es menor a la que se hubiese incurrido de haber acordado un aumento de los ingresos de un 23%, que hubiese implicado un descenso de los ingresos reales en más de un 11%. Porcentajes similares de caída de salario real se reflejan en otros gremios, como se registraron en los metalúrgicos, los trabajadores de la construcción, y otros del sector privado y público.
«El incremento en la masa de desempleados y la caída del salario real tuvieron su correlación con el incremento de la cantidad de hogares que no logran cubrir la canasta básica. Podemos reportar que, según los datos de la Junta Interna de Ate-INDEC, para el primer semestre de 2014 el 25,5% de las personas no contaban con los ingresos suficientes para poder cubrir sus necesidades básicas (Canasta Básica Total para el segundo trimestre = $5.801), mientras que 1.448.000 personas no llegan a cubrir sus necesidades alimentarias mínimas (Canasta Básica Alimentaria para el segundo trimestre = $2.544).
«De esta manera, los mencionados indicadores sociales, -calculados con la metodología comparable- alcanzan valores similares a los que oficialmente medía y publicaba el INDEC a fines de los años 90. A su vez, si se aplica la metodología de canasta de consumos mínimos, vemos que el 44,9% de la población no llega a cumplir los requerimientos mínimos de dicha canasta (Junta Interna ATE-INDEC).
«Dicho deterioro y los problemas en el sector laboral tuvieron un impacto directo en el consumo y el empleo. Por parte del primero podemos citar caídas en las ventas de automóviles (-28%, según ACARA), de electrodomésticos (-9,7% hasta diciembre en Pymes) y de alimentos y bebidas (-4,65% en CABA). En este año también se experimentó un aumento del desempleo. Así lo demuestra el informe del IPYPP: “El deterioro de las condiciones de vida de la población al tercer trimestre del 2014” que, tomando cifras del INDEC (tasa de desempleo oficial), recalcula que para el tercer trimestre de 2014 se habían perdido más de 400.000 puestos de trabajo en comparación con el mismo período de 2013.
«Asimismo, recalculando la tasa de actividad a niveles de 2011, estima que la proporción de personas desempleadas es mayor al 10%.
«Estos datos revelan que los programas de estímulo estatales, tales como Pro.Emple.Ar, Ahora 12, Pro.Cre.Ar y Pro.Cre.Auto, no pudieron revertir la tendencia recesiva de la economía. En consonancia con el bajón económico, se produjo una disminución en las tasas mensuales de inflación para los últimos meses de 2014. Esto en un principio sería motivo de tranquilidad respecto al incremento de precios, pero son justamente los causantes de la desaceleración lo que causan preocupación.
«La caída en la actividad económica, la absorción del efecto de la brusca devaluación en el primer cuatrimestre y la estabilidad cambiaria consecuente terminaron por apaciguar el crecimiento de los precios para finales del año. Esto último, sumado a la exención del cobro de impuesto a las ganancias al medio aguinaldo para los trabajadores con ingresos menores a $35.000 mensuales y a los fuertes descuentos por las fiestas, dio lugar a una leve recuperación comercial en las compras para Navidad y Año Nuevo, que no modifica los análisis para 2015.
«Las perspectivas para este 2015 no son muy alentadoras, si tenemos en cuenta la inflación, la caída en el consumo privado, la falta de financiamiento externo barato y la firmeza de las trabas a las importaciones. La volatilidad del panorama económico mundial también puede llegar a ser un problema. La caída del precio del barril de petróleo (de u$s 105 el barril en Junio a u$s 46 el barril y tendencia incierta) debería ser un aliciente para el comercio internacional entre economías no dependientes de las divisas generadas por la exportación de dicho commodity.
«Pero la mencionada baja no sólo deteriora las finanzas públicas de algunos socios comerciales de nuestro país (Venezuela, Ecuador, Rusia), sino que también arrastra a los precios internacionales del resto de las commodities (metales como el cobre y la plata, y cereales como la soja y el trigo). Estas caídas fundamentaron a la depreciación de diferentes monedas de países latinoamericanos, como Colombia, Brasil y Chile, con economías donde las exportaciones de estas materias primas son la principal fuente de ingresos del país.
«Este escenario, sumado a la desaceleración del crecimiento chino y a una muy probable alza de las tasas de interés de Estados Unidos (históricamente, cuando Estados Unidos sube sus tasas, los mercados de commodities tienden a la baja) augura inestabilidad en un marco de continuidad de la crisis mundial del capitalismo».