El secretario adjunto de la CTA y secretario general de Fetera, José Rigane, repasó los logros de la Central durante 2014 y trazó los ejes de la agenda para 2015: «La Central está convocada a producir las transformaciones imprescindibles y necesarias que necesita este país. Es un protagonista de primer nivel y es una herramienta estratégica en función de organizar el poder propio, de los trabajadores, de los sectores populares. Con esta convicción seremos capaces de reconstruir la identidad de clase, es decir, que ser trabajador sea un orgullo».
-¿Cómo ha sido el 2014?
2014 ha sido un año sumamente importante, significativo porque el proceso de devaluación del peso por un lado, sumado a la inflación y el deterioro del desarrollo productivo, en cuanto al sostenimiento de los puestos de trabajo ha significado una dura situación en términos generales en el movimiento obrero y particularmente en el movimiento nuestro se viven momentos muy especiales en ese marco.
-¿Por qué?
Porque el gobierno ha desatado una política que tiene como objetivo central la política del subsidio y está permanentemente desarrollando subsidios a los grupos multinacionales, a las empresas que generan energía y por supuesto que también lo hace con la población, con los consumidores, con los usuarios. Este modelo está basado en la privatización y en la extranjerización y por ende estas políticas terminan perjudicando a los que menos tienen, es decir, a los sectores que conforman la cenicienta del modelo energético y esos sectores cuáles son, esencialmente las cooperativas que son centenares a lo largo y a lo ancho del país, y fundamentalmente aquellos sectores que todos los días para mantener un servicio acorde a las necesidades de los usuarios pero que no tienen los ingresos imprescindibles y necesarios y sobre todo se ha agravado el año pasado y este año se vuelve a ratificar como política la denominada convergencia que no es otra cosa que, para no aumentar los precios de la energía, para no modificar las políticas de subsidios, el gobierno nacional asume el compromiso que después no cumple y no ejecuta y esto termina perjudicando a los sectores que tienen un sentido más social en el modelo energético nacional y esto termina siendo un problema más importante, más significativo para el conjunto de trabajadores que dependen de esa situación.
-¿Cómo se sale de los subsidios?
La decisión del Gobierno de poner en contradicción el problema de la tarifa con el subsidio, es una decisión que al Gobierno le ha permitido avanzar precisamente en el sostenimiento de un modelo energético que garantiza la demanda y no tiene capacidad de oferta precisamente en función de sa demanda y la prueba más importante y más significativa de esta situación es la profunda crisis energética que vive el país. Y en el marco de esta crisis energética y de las políticas de subsidios con las que supuestamente el gobierno estaría beneficiando al conjunto del pueblo, podemos comprobar precisamente en estos días algo que ya en estos días toma estado público, que el ministro de Economía Axel Kicilof, como integrantes de La Cámpora, que forman parte de la Comisión Directiva o de la cúpula de Enarsa, que precisamente es el ámbito que adminsitra todo lo que tiene que ver con la generación eléctrica en el país, ha venido beneficiando a los denominados moto generadores, pagan millones de dólares a una generación que contamina, vibra, utilizan más combustible que las unidades productoras estables y que no son garantía de sostenimiento estable porque son equipamientos que se utilizan para hecatombes, para grandes apagones, para las guerras. Estas usinas móviles terminan beneficiando a las multinacionales, fundamentalmente extranjeros.
-¿Cuáles son las medidas que vos creés que debería tomar un gobierno que tenga una política seria y que vaya en el sentido de los interesas populares?
Lo primero que debería hacer este Gobierno es modificar este modelo energético, basado en la extranjerización y en la privatización. Además habría que desarrollar una recuperación de la soberanía en términos energéticos. Argentina es el único país de la región que no tiene una política soberana en ese sentido y que está todo en manos de las multinacionales. Convengamos y clarifiquemos: la expropiación del 51% de las acciones de Repsol YPF significan nada más que eso, la expropiación pero el Estado se convierte en el accionista mayoritario de una Sociedad Anónima que cotiza en las Bolsas de Nueva York y de Buenos Aires.
-Y tiene la lógica del Mercado.
Claro, tiene la lógica del Mercado. O sea, ahí no tenemos nacionalización. Porque hay una gran confusión como la hay con Correo Argentino, Aerolíneas: no se trata de una nacionalización, se trata de una configuración con la lógica del Mercado. La segunda cuestión, si queremos ser soberanos resulta imprescindible cambiar el modelo energético y para eso no hay otra forma que transitar el camino de la recuperación del patrimonio energético nacional que debe volver a manos del pueblo. Que las nuevas empresas estén conducidas por el Estado, los trabajadores y los sectores que defienden los intereses de los usuarios y la cuestión que tiene que ver con el medio ambiente. También es imprescindible no permitir más la exportación de petróleo crudo y sobre todo en un país que necesita desarrollar trabajo y un modelo productivo que se aleje precisamente de los mecanismos de reprimarizar la economía, del modelo extractivo y sobre todo la exportación de materia prima. Porque qué se hace hoy en la Argentina: exportamos petróleo crudo que no tenemos y estamos incorporando, importando los combustibles precisamente premium que son una reiteración de las políticas del siglo XVIII: exportábamos los cueros de vaca y les comprábamos zapatos a los europeos. También hay que analizar el fracking porque los problemas y las consecuencias de contaminación, con los sismos, todo eso, que no está legislado en la Argentina y que desde el propio Gobierno se ha tratado de impulsar y de mostrar como la panacea de los problemas de los argentinos, también es imprescindible y necesario establecer una política mucho más responsable, no sólo que tenga ética, sino que contemple precisamente en primer lugar al ser humano, que no se contempla con iniciativas que se toman y se desarrollan para beneficiar a los grupos multinacionales.
Pero estas no son las únicas medidas, también habría que adoptar otras decisiones y otras medidas que tienen que ver con la recuperación del papel del Estado que tiene que ser controlador, planificador, tiene que ser el que maneje las reservas en todo sentido, reservas comprobadas, reservas a explorar y hay que cambiar de modelo productivo: no hay posibilidad de salir de esta situación en la que vivimos en la Argentina sino terminamos con este modelo productivo que está basado en la exportación, en la contaminación, en la extranjerización y no en el desarrollo industrial que requiere un país como el nuestro.
-Para cerrar, ¿qué esperás para este 2015?
Yo creo que la Central ha sido un protagonista inmenso del desarrollo de las iniciativas que estuvieron en la calle pero también lo que tiene que ver con el desarrollo organizativo de la construcción de poder a favor del pueblo. Creo que la Central, quizás no sea la única fuerza, quizás haya otros que hayan contribuido en la misma dirección, pero sin lugar a dudas, la Central empezó y terminó el año en esa dirección y con ese objetivo. Y creo que este año no va a ser distinto, en tanto y en cuanto, las políticas que se han venido implementando, desarrollando tengan como objetivo fundamental seguir descargando la crisis en las espaldas de los trabajadores y de los sectores populares. Creo que la Central tiene una responsabilidad y tiene en sí misma la necesidad de ir en busca del conjunto de los trabajadores y en ese sentido tiene que crecer en el ámbito precisamente de los no representados, aquellos millones de trabajadores que no están representados por nadie y para eso hay que crecer en las políticas que nos permitan ganar en comprensión, en conciencia respecto de la importancia de salir de creer que uno solo puede resolver los problemas que tiene sino que hay que avanzar en el criterio de ser solidario, darse la mano y establecer la comunidad de intereses que nos habiliten a tener la fortaleza y la decisión y la convicción de poder cambiar y transformar para mejor.
La Central está convocada a producir las transformaciones imprescindibles y necesarias que necesita este país. Es un protagonista de primer nivel y es una herramienta estratégica en función de organizar el poder propio, de los trabajadores, de los sectores populares. Con esta convicción seremos capaces de reconstruir la identidad de clase, es decir, que ser trabajador sea un orgullo. Y sin lugar a dudas, en esa dirección, por supuesto también que la Central tiene que asumir el rol más significativo respecto de terminar con la pobreza, con el hambre y que además podamos aportar en todo aquello que tiene que ver con modificar la estructura de poder existente que es lo que ha posibilitado y permitido que se lleven adelante las iniciativas y las políticas que ponen como centro del privilegio a sectores minoritarios que siguen concentrando y centralizando riquezas en desmedro de las grandes mayorías.