0420_claudio_lozano_g-jpg_1735720609Luego de que el INDEC revelara los nuevos datos sobre la pobreza e indigencia en la Argentina, el diputado nacional de Instrumento Electoral por la Unidad Popular (UP) y economista de la CTA, Claudio Lozano, salió al cruce para rechazar esos datos con un informe propio.

“Pese al resultado electoral, el Gobierno insiste con la evidencia más grosera de la disociación entre relato y realidad –afirmó-. En la Argentina real el 10% de los hogares son indigentes, el 40% no llega a adquirir una canasta que los saque de la pobreza y 7 de cada 10 no reúnen ingresos suficientes para una canasta promedio de consumo familiar.”

En su Informe “Entre el Relato y la Realidad. Del patético INDEC a la pobreza de los argentinos” -elaborado por Lozano y Ana Rameri, del equipo de investigación del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) dirigido por el diputado de UP-, detaca que “el patético INDEC de Moreno y Edwin ha publicado que la pobreza asciende a solo un 4,7% de la población y que la indigencia sólo involucra al 1,4%”.

“Frente a esto sostenemos que en la Argentina real el 10% de los hogares no alcanzan a cubrir una canasta alimentaria (es decir, son indigentes), el 40% no llega a adquirir una canasta que los saque de la pobreza y 7 de cada 10 no reúnen ingresos suficientes para una canasta promedio de consumo familiar”, agregó.

«Entre el relato y la realidad»

«El INDEC publicó las tasas de pobreza e indigencia correspondientes al primer semestre del año 2013 que arrojan un cuadro social sumamente alentador en cuanto a las condiciones de vida de la población. Según el organismo encargado de elaborar las estadísticas públicas nacionales, nuestro país tiene apenas el 3,7% de los hogares en situación de pobreza y el 1,5% de los hogares con insuficiencia de ingresos para cubrir la canasta de alimentos necesaria. En términos poblacionales, la tasa de pobreza es del 4,7%, que implica la existencia de 1,9 millones personas pobres y la tasa de indigencia es del 1,4% determinando que 581 mil personas son indigentes.

A continuación se presentan los valores de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) correspondientes al mes de Septiembre de 2013, según el INDEC y según nuestra propia estimación. De allí surge que para el organismo oficial intervenido, una familia tipo puede cubrir sus necesidades de alimentación con $750,6 mensuales, esto es, $25 por día para alimentar a dos adultos y dos niños. Según nuestra estimación, que surge no sólo de aplicar una pauta de inflación alternativa sino también de una actualización del patrón de consumo en el cual se basan las canastas, la CBA alcanza los $2.872,2 mensuales, es decir, $2.122 por encima de la canasta oficial (un 282,7% superior). Dicho de otra manera, una familia en realidad necesita $95,7 diarios para alimentarse, esto es, casi 4 veces lo que dice el INDEC.

Por otra parte, en lo que hace a la suma de gastos alimentarios y no alimentarios necesarios para no caer en la pobreza, el organismo oficial valúa la CBT para una familia tipo en $1.717,9 mensuales. Dicho de otra manera, una familia de cuatro miembros necesita según el INDEC $57,3 por día para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias y, de ese modo, no ser considerada pobre. Los resultados que arroja nuestra estimación distan mucho de ese valor, ya que una familia tipo propietaria de su vivienda requiere una CBT de $5.076,8, mientras aquellas que deben pagar un alquiler, necesitan $6.227 para cubrir sus necesidades más básicas. Para poder comparar estos valores con los del INDEC, que no hace distinción entre propietarios e inquilinos, hemos promediado nuestras canastas, ponderándolas por la proporción de hogares propietarios e inquilinos que surge de la EPH del 4to trimestre 2012. De este modo obtuvimos una canasta promedio de $5.498, es decir, una CBT que supera en $3.780 (220%) la canasta del INDEC, y que implica $183 diarios para que una familia pueda superar la pobreza, nuevamente, más de tres veces el valor difundido por el organismo de estadísticas públicas.

De esta manera, el contraste de la valorización real de los bienes y servicios necesarios para la reproducción de la vida con la estructura de ingresos actual arroja un cuadro social muy diferente al que intenta instalar el relato oficial:

1) Según nuestra última medición de la tasa de la pobreza e indigencia al 1er Semestre 2012: lejos del 6,5% de pobreza que en aquel entonces era presentado por el INDEC, la incidencia de la pobreza con canastas alternativas alcanza a nada menos que el 32,1% de la población. En relación a la problemática del hambre, en lugar del 1,7% que define el INDEC, la consideración de una pauta más real de precios implica que la indigencia afecta al 11,4%. Ello implica que en la Argentina exista 13.195.946 de personas pobres, de los cuales INDEC sólo reconoce una quinta parte de los mismos y 4.691.165 de indigentes siendo que la “miopía” del organismo oficial le permite ver a tan sólo el 15% del total.

2) Estimación alternativa de las condiciones de vida de la población al Primer Semestre 2013: A pesar de no contar, hasta el momento con la información necesaria para estimar los indicadores de pobreza e indigencia al 2013, un cálculo proxy es posible de inferir a partir de analizar la estructura de ingreso de los hogares. De esta manera surge que en base a las canastas alternativas presentadas, uno de cada 10 hogares no logra cubrir la CBA, mientras 4 de cada 10 no puede adquirir la CBT, y 7 de cada 10 no alcanza la canasta de consumo promedio. De hecho, el ingreso promedio de los hogares ($7.594), se encuentra un 11% por debajo de esta última (ver cuadro nº3). Estas cifras, por lo tanto, son absolutamente incompatibles con los números oficiales que indican que la pobreza afecta a uno de cada veinte hogares.

El cuestionamiento sobre los índices publicados por el INDEC en materia de pobreza e indigencia no sólo tiene lugar desde diversos sectores sociales y políticos que no están vinculados directamente al espacio oficial debido a la burda manipulación ejercida por parte del INDEC sobre el índice de precios sino que incluso, nada menos que la directora actual del citado organismo, Ana María Edwin, hizo público su descreimiento acerca de los datos presentados por ellos mismos.

Concretamente, se refirió al tema en ocasión a la difusión masiva que habían tenido datos derivados de la valorización de las canastas básicas del INDEC, argumentando lo siguiente:

“El INDEC nunca ha difundido ni difundirá que se necesitan seis pesos para que una persona coma por día. Aquí hay una vieja historia con la Canasta Básica Alimentaria que ha sido un invento del año 1987 de quien fuese Secretario de Política Económica, gran crítico del INDEC y fundamentalmente de nuestro gobierno, cuando Domingo Cavallo era Ministro de Economía de la Nación. A partir del año 1992, como a ellos les daba demasiado alto el valor de la Canasta Básica Alimentaria, lo que hicieron fue tomar los precios mínimos de absolutamente todos los productos, y a partir de eso, para los productos que integran esa canasta, no se hace un revisión de cuál es el precio de cada uno de los productos sino que los que se toman son los precios promedios a lo largo de todo este tiempo y se le aplican a esos productos. De esta manera, son variaciones de precios las que aparecen pero no un exacto monto con el que cada uno tiene que contar para no ser indigente. Nosotros somos sumamente críticos de esta canasta (…) Era un indicador interesante en los años 80, hoy en día no tiene ningún valor para saber efectivamente cómo está viviendo el Pueblo, pero lo seguimos llevando adelante para no discontinuar una serie de estadísticas que nos permite ver si hay mejoramiento, como tendencia general no como dinero per cápita, o si hay empeoramiento en las condiciones de vida de la gente.”

Pese a ello, nada menos que la figura máxima del Poder Ejecutivo de la Nación, la presidenta Cristina Fernández, ha hecho uso de estas cifras para ponderar los resultados de la política de gobierno desplegada desde el año 2003:

“(…) Los porcentajes de pobreza, de aquel 54 y pico por ciento, que teníamos cuando él llegó a la Presidencia, el 25 de mayo de 2003, hoy estamos en hogares en un 4 por ciento, y en persona en un 5,4 por ciento. En indigencia, tanto en hogares como en personas, el 1,5 (…) son los números de la inclusión, que son los números en donde hemos derrotado a la pobreza y a la indigencia.”

A partir de ambas declaraciones y con una lectura flexible sobre las mismas es posible comprender que siempre hay lugar para las malas interpretaciones siendo que la comunicación comúnmente es permeable a cierto grado de perturbaciones y distorsiones. Sin embargo, dada la envergadura de la cuestión analizada aquí nos encontramos frente a una flagrante contradicción: mientras la responsable de los resultados que emanan del organismo de estadísticas públicas desestima la utilidad de los índices de pobreza e indigencia por ingreso, la figura presidencial hace uso de los mismos para enunciar nada menos que la “derrota” del flagelo de la pobreza en el país.

El manto de sospecha sobre la veracidad de los datos publicados por el INDEC, de todos modos, ya es público y ampliamente difundido debido a la denuncia que pesa sobre el mismo por el “toqueteo” que se realiza sobre los resultados del conjunto de los indicadores del sistema de estadística pública, no sólo el índice de precios. Sin embargo, al resultar insustituible el sistema en su conjunto, sólo es posible atenuar los efectos de la manipulación a través de índices alternativos como en el caso de la inflación para lo cual se suele recurrir a estadísticas públicas provinciales.

En este sentido habiendo realizado el contraste con mediciones alternativas de precios más reales es interesante observar que también el resto de los indicadores del INDEC –crecimiento económico, distribución, e intervención pública-, para el período analizado, el primer semestre 2013 contradicen la mejora experimentada por los indicadores de pobreza e indigencia.

De la información presentada se observa que para los primeros seis meses del año 2013, en el que se verifica una reducción de las tasas oficiales de pobreza e indigencia, simultáneamente se observan las siguientes circunstancias:

 La tasa de crecimiento económico para el INDEC fue del 7,3%. Considerando que uno de los impactos de la subestimación de precios impacta en la medición real de la economía, se estima –según diversas consultoras privadas- que durante el primer semestre la recomposición del nivel de actividad fue del 2,8%.

 La distribución del ingreso tuvo un sesgo regresivo. La participación del ingreso del estrato más pobre de la población pasó de ser del 24,4% durante el último trimestre del 2012 a ser del 24,1% a mediados del año 2013 verificándose una caída del 1,14%. Al mismo tiempo, el estrato más rico aumentó el margen de apropiación pasando de representar el 34,8% en el 2012 al 35,4% al primer semestre del 2013 –resultando de ello una aumento del 1,87% del sector más pudiente de la sociedad-.

 Los indicadores laborales durante este período demuestran que el mismo continúa inserto en una ya larga tendencia de estancamiento en la generación de empleo iniciada a partir del año 2007. El segundo semestre 2013 lejos de ser una excepción vio incrementar la cantidad de desocupados en más de 65 mil personas.

 La inflación durante la primera parte del año 2013 se estima de manera alternativa al INDEC cercana al 11,4%, consecuentemente el impacto regresivo en materia de ingresos se verificó de la siguiente manera según las siguientes categorías de perceptores de ingresos:

• La AUH, conforme al aumento del 35% que se otorgó a partir de Junio del año 2013, implicó un aumento del 21,5% en términos reales. Sin embargo, considerando el período analizado, este incremento sólo tuvo un impacto marginal en los ingresos a partir del último mes del 1er Semestre 2013.

• El salario, en términos generales, creció levemente por encima de la inflación (un 15%) implicando una recuperación su poder adquisitivo en apenas un 3,2%.

• El nivel medio de las jubilaciones y pensiones sufrió una caída real del 2% (siendo que el segundo aumento del año 2013 recién se verificará en el segundo semestre 2013).

• El nivel de la prestación originada a partir del Programa Ingreso Social con Trabajo sufrió una caída real del 10,2%. • El Seguro de Capacitación y Empleo sufrió una caída real del 10,2%.

• El Seguro Desempleo sufrió una caída real del 15%.

Lo anterior es reflejo de la mayor de las inconsistencias del INDEC: no es posible que con crecimiento moderado, con una pauta distributiva más regresiva, más desocupación y sin profundización en los programas de transferencia de ingresos a los sectores de menores recursos, la pobreza haya caído a un 4,7% y la indigencia prácticamente no exista… La conducción del actual INDEC debe entender que las estadísticas no deben ser un manifiesto de buenos deseos sino más bien un elemento clave para transformar, en el plano de lo real, la Argentina».

 

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