En el cuarto programa de Estación Central -FM 88.3 Radio Sur- se entrevistó a Liliana Parada, Secretaria de Justicia y Derechos Humanos de UP Nacional y Diputada mandato cumplido. Se refirió a la soberanía alimentaria, un tema preocupante debido tanto a los cambios en los hábitos alimenticios como en el uso de pesticidas y diversos cultivos transgénicos que amenazan a todos los argentinos.
-¿Qué significa soberanía alimentaria?
– Soberanía alimentaria como concepto es la capacidad de los pueblos de decidir qué comer, qué producir, cómo comercializarlo, o sea, decidir sobre el alimento, sobre la tierra y sobre su vida. Significa decidir por la vida en lugar de que lo hagan otros países o multinacionales las que deciden qué siembra un país, como está sucediendo hoy en Argentina, donde tenemos más del 61% del área cultivable sembrada con soja, que no es para alimento humano. Tenemos sembrado el maíz y subsidiado para hacer biodiesel, y por lo tanto, lo que queda para alimento es casi nada.
Por otro lado, la mayor cantidad de ganado que en lugar de pastar está en feedlots (área destinada para el engorde intensivo) y todo esto está afectando gravemente la salud de los argentinos. Y digo gravemente, incluso con la cuestión de los pesticidas donde, si todos nos hiciéramos un análisis de sangre, aunque no vivamos en zonas fumigadas y seamos urbanos, vamos a encontrarnos con la desagradable sorpresa de que la podemos tener la sangre contaminada.
Dentro de la soberanía alimentaria –como todos los grandes temas- nos encontramos muchas temáticas en las que todos podemos intervenir cotidianamente: el consumo responsable, por ejemplo, el buscar que los productos tengan el etiquetado para saber si estamos comiendo transgénicos o no, o sea, estar informados de que es lo que comemos, educar en alimentación a través de las escuelas, o sea, podemos tener muchísimos planes que en definitiva son caminos hacia la soberanía. Y en este camino ATE ha generado en el Instituto de Estudios un área de soberanía alimentaria en el marco del área de salud que fue inaugurado en los últimos días.
-Con respecto al Instituto, ¿Cómo fue la primera reunión, a que diagnósticos llegaron, ya propusieron algún método de trabajo?
– Si, por supuesto. Hubo representantes de distintas organizaciones políticas y sociales. Fue una reunión absolutamente fructífera y hemos decidido lanzar un mapeo de la soberanía alimentaria, empezando por experiencias alternativas de agricultura que son exitosas en nuestro país para mostrarlas, para hacerlas visibles y demostrar que se puede tener otra agricultura que no sea el agro negocio. La primera idea parte desde ahí, es mucho lo que se puede hacer, y lo importante que se haga desde ATE es que algunos de nuestros trabajadores del Estado algunos trabajan directamente en organizaciones que están relacionadas directamente con el tema alimentación. Ni hablar de los que están en el SENASA, otros trabajan en las municipalidades –donde está el tema de los comedores escolares-, justamente tenemos lo mejor: trabajadores que pueden decirnos y que conocen la temática desde la actividad cotidiana; o sea, ellos, mejor que nadie, junto con los agricultores, con los pescadores, con las personas que producen alimentos, son las voces que necesitamos aunar para saber qué política nos tenemos que dar en este país. Y sobre todo para fortalecerla.
-¿Qué comen nuestros chicos y chicas entonces? ¿Qué pasa con los alimentos?
– Los chicos incorporan hidratos de carbono, menos proteínas, más transgénicos, sumados a los aditivos y conservantes que producen efectos nocivos en la salud. Hay médicos mediáticos que dicen sin ponerse colorados que no hay un solo papel que atestigüe que estos productos que hoy reciben nuestros niños en los comedores escolares son lo mismo que comer alimentos naturales. No es lo mismo. Convencen a los maestros de que reciben las mismas proteínas, pero las multinacionales que se la pasan haciendo campañas en los colegios no les dicen que las proteínas no es el único tema, sino que es lo negativo que contiene ese producto.
Es una situación muy preocupante porque tenemos problemas de obesidad y diabetes en los chicos. Estamos haciendo una generación de enfermos. Realmente en el mundo se está cuestionando esta situación y el modelo de desarrollo, no porque el Capitalismo sea benévolo sino porque les está saliendo caro el tema, el sistema de salud está colapsado precisamente porque tenemos gente más joven enferma. El tema de nuestros niños es altamente preocupante y en esta primera reunión lo pusimos en la agenda con la cuestión de los comedores escolares.
-¿Se está proponiendo en Argentina alguna ley que prohíba la publicidad de este tipo de comida o de diferentes productos químicos dirigida a los chicos en canales infantiles, por ejemplo?
– Hay leyes que duermen el sueño de los justos en el Parlamento, habría que ver en la Legislatura. Por esto toma importancia esta nueva área de ATE: para poder motorizar la legislación en el Parlamento Nacional a través del grupo que ya ha sido formalizado e institucionalizado, que es el Frente Parlamentario contra el Hambre. En todas las Legislaturas habría que formar frentes de la misma naturaleza que se dediquen a los temas de la alimentación, a los temas del hambre pero también a los temas de quienes comen y lo que comen.
Porque si hay algo que hasta la propia FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) reconoce es que hoy el veneno está en nuestra mesa. No nos tenemos que ocupar solamente del hambre, cosa que aún no se ha terminado en nuestro país, sino que al hambre hay que matarlo, pero no de cualquier forma. Todos deben tener acceso a la comida, y esa comida debe ser saludable. Inocua para la salud. Esos son principios que hay que reglamentar. Hay un proyecto en Nación, que es una Ley Marco de Derecho a la Alimentación que contiene todos estos principios que estuve enumerando, y que hacen a proteger a las personas para que reciban los alimentos que son adecuados para su salud.
-En las escuelas de Capital llega la comida del Gobierno de la Ciudad todos los días. Los compañeros que están vinculados a comunidades como la boliviana que, por ejemplo, comen distinto, con otros sabores, llevan sus productos para agregarles, porque la comida es la misma para todos. Tampoco dejan mucho lugar a quienes trabajan en las cocinas para pensar o planificar dado que las raciones llegan diariamente…
– Eso que decís es un abuso total. El proyecto que existe defiende que el alimento debe ser culturalmente adecuado, no se puede abordar de la manera en que se lo hace en la Ciudad de Buenos Aires. Ni bien asumió Mauricio Macri lo primero que mandó a los colegios fue la tri soja para menores de 5 años, que está prohibida internacionalmente. También está prohibido el endosulfán, que es uno de los productos que se encuentran en sangre, como se lo encontró en la de Víctor De Gennaro, que vive en la ciudad, y a otros diputados también.
Esto que está prohibido está circulando en nuestro país. Y esto es porque está permitido por el Gobierno Nacional y el de la Ciudad. Acá necesitamos juntarnos y dar una dura batalla junto a los que ya la vienen dando. Y saludo a ATE Nacional que ha asumido este compromiso de entender que esta es una temática que nos comprende a los trabajadores del Estado como actores fundamentales a la hora de definir políticas públicas estatales. Quiénes mejor que ellos y ellas para poder colaborar y que estas políticas sean definidas y generar consciencia incluso entre todos los trabajadores, no sólo los de ATE, por supuesto.