El pasado lunes 2 de junio el programa Con el Pie Izquierdo (Radio Sur, FM 88.3) entrevistó al flamante secretario General de la Central Porteña, José Pepe Peralta. El compañero hizo un análisis del acto eleccionario y adelantó lo que se viene para los próximos cuatro años en la CTA.
“Fue una jornada de fiesta porque se desarrolló con total normalidad, con un montón de compañeros y compañeras trabajando las elecciones, con mucha camaradería, inclusive con las otras listas que se presentaban. Fue algo lindo, porque con todas las trabas que estaban poniendo desde el Gobierno y desde otros sindicatos, la verdad que fue muy bueno ver a tantos compañeros trabajando ese día”, expresó Pepe Peralta en el arranque de la entrevista.
No está de más decir que fue con normalidad. La semana pasada una de las noticias que hubo alrededor de las elecciones de la CTA o por lo cual empezó a salir en los medios, tuvo que ver con que el ministerio de Trabajo dijo que no eran regulares. ¿Hubo problemas en la Ciudad de Buenos Aires?
Sí, por eso digo que fue un día de fiesta, porque los compañeros desde las 4 de la mañana empezaron a llegar a la Central, a la Junta Electoral, para retirar las urnas. Luego van a los lugares de trabajo a donde corresponde que voten, pero en algunos casos por iniciativa gubernamental y en otros por iniciativa de otro sindicato, hacían maniobras para que no se realice el acto, entonces los compañeros inmediatamente instalaban la urna en la vereda o en un hall y se generaba un cuarto oscuro, con una muy buena respuesta de los trabajadores.
Hubiera sido muy fácil caer en provocaciones, sin embargo se priorizó que se realicen las elecciones.
En la Central históricamente desde que se fundó hablamos de la Libertad y Democracia Sindical, hablamos de la transparencia. Es una Central donde se votan todos los cargos, hasta al Secretario General Nacional lo votan todos los compañeros en elección libre y secreta, entonces cuando uno avanza en eso y le dan mandato por cuatro años, la lógica era que a los cuatro años nosotros pusiéramos otra vez en consideración de los afiliados y de los trabajadores la ratificación o no del rumbo que se viene llevando. Cuando uno habla desde la Central de Libertad y Democracia Sindical y después manda a no votar a los compañeros, la verdad es que hay una diferencia muy grande entre lo que se dice y lo que se hace, llegando a la burocratización total del sindicalismo.
¿A dónde tiene que estar un secretario general? ¿Cuál es el rol?
Obviamente que todo lo que uno puede estar presente en cuerpo lo hace cotidianamente, pero el objetivo es llevar la conducción de la Central a que esté en todos los conflictos, con un rol institucional de representación real de todos los sectores. Se viene un tiempo de mayor ajuste, de posibilidades de mayor represión, de despidos, no es un tiempo muy favorable y en el medio de eso, justamente tratar de organizar a la clase es una responsabilidad.
Tenemos que estar presentes, que la CTA se sienta y que todos los trabajadores sientan que la tienen a su disposición como para organizarse y superar esto; si hace falta lucha lucha, si hace falta democratizar la mayor cantidad de sectores también. Entonces, el cambio está en eso, en profundizar. Con la regionalización de Capital, que es la primera vez que vamos a tener tres regionales o secretarios por regiones, esto nos acerca mucho a los conflictos y por fin se pueden empezar a vincular realmente lo sindical con lo social, en donde tiene que estar, que es en el mismo territorio.
¿Cómo viven desde la CTA de Pablo Micheli esta nueva etapa? En el sentido de que ya no hay división, sino que hay dos centrales distintas.
En el padrón que se utilizó para las elecciones no se dio de baja a ningún compañero. Estaban todos los que han quedado del lado de Yasky y van a seguir estando empadronados en tanto y en cuanto no haya una manifiesta voluntad de desafiliarse. Se formalizó el divorcio de los dirigentes, no participó UTE de esta elección como UTE, pero sí muchos trabajadores de la educación se han acercado y han votado la nueva conducción como afiliados directos.
De los últimos cuatro años, los primeros dos tuvimos que estar dando explicaciones y recorriendo el palacio de Justicia para ver si judicialmente, o en el ministerio de Trabajo, para ver si administrativamente se arreglaba el tema, hasta que nos dimos cuenta que el problema no era la legalidad, sino que el conflicto nos pasaba por adelante. Entonces, ahí fue dónde nos decidimos a decir bueno “la legalidad nos la dan los trabajadores y hay que estar en la calle y en el conflicto.”
Por eso, esta segunda etapa ya es mucho más clara en ese sentido, nosotros no miramos ni para el costado ni para atrás, vamos para adelante y creemos que nuestra responsabilidad es estar en el conflicto y con los trabajadores, y el ministerio de Trabajo y la Justicia decidirán en su momento lo que quieran.
Cuando dijiste “la calle es nuestra” me acordé de los proyectos para regular los piquetes. ¿Cómo es en la Ciudad de Buenos Aires, donde al Macrismo tampoco le gusta?
Hay muy poco diálogo con la Ciudad. Nosotros decimos con orgullo que somos opositores, pero somos opositores al modelo, y por eso la Central es opositora al kirchnerismo pero también al macrismo. Llega un momento donde se ponen de acuerdo, más allá de su color partidario, en las consignas centrales y cada tanto el oficialismo como la oposición más rancia terminan acordando las políticas en contra de los trabajadores o las políticas de vaciamiento, pagándole o garantizándole a las empresas las rentas extraordinarias. En eso se ponen todos de acuerdo y es lo que nosotros obviamente estamos dispuestos a pelear.
Lo que pasa es que a medida de que tratan de invisibilizarnos con la ley antiterrorista o la ley antipiquete, la respuesta de los trabajadores es más movilización, más apoderarse de la calle, más conflicto. En el corredor de la Regional Norte, donde están el INTI y CONEA, automáticamente por el llamado a asamblea en el lugar de trabajo mueven a toda la Gendarmería, al Ejército, a la Policía, lo que están tratando de hacer es condicionar a la asamblea, ya ni si quiera es ante la posibilidad del corte. Después puede estar un espectáculo público y cortar todo el Centro, en eso no hay problema. El problema es cuando los trabajadores quieren expresarse.
¿Se debate sobre los lugares claves para cortar el tránsito?
Nosotros tratamos siempre de usar los emblemas entonces, tratamos de ir a la Jefatura de Gobierno, a la Plaza de Mayo, al Congreso. En realidad no hay una predisposición a cortar el flujo de por sí, hoy la parte de la izquierda sindical tiene a Corrientes y Callao como un emblema y se corta automáticamente, y está bien que así sea para reflejar. Lo que también hay que tener en cuenta es que los medios, si uno no produce un acto donde justamente otros compañeros o inclusive la sociedad tenga alguna molestia, no te levantan. Entonces es necesario cortar, pero cuando uno corta es porque tiene un despido de 30 días continuado, vas a los medios y no te sacan en ningún lado, no dejan expresarte hasta que no hacés un corte, entonces es una dinámica que la propone inclusive el mismo sistema de comunicación.
Entonces, en ese camino uno lo hace en tanto y en cuanto sienta la necesidad de hacerlo. Las asambleas en los lugares de trabajo son continuas, se hace de hecho y los trabajadores lo llevan adelante en la puerta de la fábrica, en los bancos, en las escuelas, continuamente hay asambleas, hay plenarios, hay una dinámica que está siempre. Lo que pasa que no se le dan los medios suficientes como para saber en qué está el proceso y recién se lleva cuando se produce algún corte o se produce alguna movilización, entonces ahí los medios lo toman, sino no se llega a exteriorizar el conflicto.
Fuente: Radio Sur