Los programas de asistencia a varones y mujeres en situación de emergencia se han convertido en políticas permanentes, naturalizando el destino de ese sector de la población. La preocupación alrededor del tema, amerita algunas consideraciones. Las expectativas depositadas en lograr la igualdad de oportunidades entre varones y mujeres a través de reclamos y propuestas, con logros relativos, nos lleva nuevamente a indagar como es la relación entre políticas sociales, modelo productivo y la responsabilidad principal del Estado, en un contexto donde la pobreza viene en fuerte ascenso por el estancamiento del empleo y la suba de los precios.
* Por Estel Kandel, Escritora. Egresada de la carrera de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Del análisis de la EPH- INDEC, se desprende que “a la pobreza por falta de ingresos se suma el fuerte deterioro de las condiciones de vida, entre ellas las de vivienda, como lo revelan la proliferación de asentamientos precarios y el hacinamiento crítico de sus habitantes o la falta de acceso de esa población a servicios elementales” (Ismael Bermúdez, 2014) Una realidad compleja y conflictiva.
La pobreza emergente de políticas económicas que no defienden los intereses populares, se registra desde las últimas cuatro décadas. El análisis de las políticas implementadas en la década de 1990 y en el último período apuntan a compensar las privaciones de sectores empobrecidos, aunque sus objetivos proclaman lo contrario.
Cuando analizamos las políticas de la década de 1990, señalábamos:
El mes de abril de 1976, marcó un hito en la orientación económica, al establecer un programa de liberalización de los mercados y posterior apertura externa, eliminando las regulaciones y los subsidios.
En la década de 1990, se implantó un ajuste estructural, que tuvo como objetivo central, crear las condiciones para asegurar a los empresarios privados la obtención de tasas significativas de ganancia que estimularían en un primer momento el ahorro interno y la inversión, luego la producción y el consumo, y finalmente el empleo. 1
Disminuyó la actividad productiva y aumentó la inversión financiera, y el número de desocupados fue creciendo en forma gigantesca. Asimismo se produjo una caída en los ingresos de los trabajadores ocupados. 2
Los programas de emergencia laboral y para la mujer
Los programas de emergencia ocupacional fueron concebidos también en el marco de la Ley Nacional de Empleo N° 24013 3.
Dentro del título “De la promoción y Defensa del Empleo”, el Art. 21 dice:
El Poder Ejecutivo incorporará el criterio de la generación de empleo en el análisis y diseño de las políticas nacionales que tengan una incidencia significativa en el nivel y composición del empleo”. Y en el art. 108 expresa: “Los programas de emergencia ocupacional consistirán en acciones tendientes a generar empleo masivo por un período determinado a través de contratación directa del Estado nacional, provincial o municipal para la ejecución de obras o prestación de servicios de utilidad pública o social, e intensivos en mano de obra, a través de la modalidad prevista en los arts. 43 a 46 de esta ley. En este supuesto, el plazo mínimo de contratación se reducirá a tres (3) meses, así como el de las renovaciones que se dispusieran.
La desocupación de las mujeres sufre un proceso ascendente desde 1993.
En los considerandos de la Resolución N°11 (febrero/00) figura: (Ley 25.212 4,
Anexo V), ‘Plan para la Igualdad de Oportunidades entre Varones y Mujeres en el Mundo Laboral’, donde se establecen los compromisos de la Nación, de las Provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de diseñar e implementar políticas, planes y programas operativos que promuevan:
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la incorporación de la mujer al trabajo;
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impulsar la formación profesional y técnica de las mujeres para lograr la diversificación de sus opciones profesionales;
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ampliación de sus posibilidades de inserción laboral”.
En síntesis, en todas las resoluciones hay un reconocimiento de la falta de trabajo -lo cual constituye la principal causa de pobreza en nuestro país-, así como de los bajos niveles de representación femenina, de la necesidad de promover su incorporación al trabajo, su formación profesional y el aumento de su empleabilidad.
El objetivo que orienta los programas es aumentar la calidad de vida, proponiendo la capacitación orientada al “desarrollo de competencias básicas para favorecer la asimilación de los contenidos específicos de las actividades a desarrollar y para lograr una nivelación entre las/os beneficiarios/as optimizando el trabajo grupal». 5
En lo que respecta a las mujeres en particular, se proyecta “dar continuidad a las acciones destinadas a fomentar sus oportunidades de empleo y capacitación laboral” 6,
y “brindar capacitación en temas de género que contribuyan al desarrollo de las aptitudes particulares y sociales de las mujeres 7
. También se agrega, en el Art. 28 de la Res. N° 11, que “el Consejo Nacional de la Mujer podrá brindar a los organismos interesados en participar del Sub Programa, asistencia técnica referida a la formulación de proyectos”.
Este sector de la población está ubicado dentro de la población inactiva, es decir que “no está presente en el mundo del trabajo remunerado, y comprende todas las personas que, por su edad, su situación y/o su decisión están fuera del mercado de trabajo” 8.
Las dificultades predominantes de este sector son varias:
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precariedad de la vivienda;
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bajo nivel educativo;
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falta de acceso a métodos anticonceptivos;
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falta de acceso a jardines maternales.
En líneas generales, la experiencia laboral de las mujeres consiste principalmente en el trabajo doméstico 9
en sus propios hogares y/o como empleadas domésticas. A esto hay que sumarle la situación de las mujeres golpeadas por sus parejas, así como también el hecho de que muchas veces las propias parejas les prohíben a las mujeres salir a trabajar.
La experiencia directa, de la autora de esta tesis, obtenida como coordinadora 10
de un Programa de Reparaciones de Libros y Revistas permiten concluir que con estos planes:
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No se logra mejorar la calidad de vida.
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No se logra una verdadera adquisición de un oficio si no existe una verdadera salida laboral donde las personas se desarrollen, consoliden los conocimientos adquiridos y continúen formándose.
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No se logra aumentar la representación femenina en el mercado laboral.
Los discursos y los escritos resultan invalidados por la práctica, así como quedó al desnudo la inoperancia de los ministerios y organismos especiales, tal es el caso de la Secretaría de la Mujer. Esta política del “remiendo”, sólo sirve para calmar las situaciones coyunturales.
En lo referente al rol de la mujer, se puede observar que se continúan fomentando los roles tradicionales, al proponer programas como el de comedores o atención de niños. De este modo se contradicen en la práctica los objetivos esbozados en las resoluciones, los cuales postulan la promoción de roles no tradicionales.
La última década
A las referencias al aumento de la pobreza, esta última década finaliza con empleo precarizado, bajo nivel adquisitivo del salario y situaciones conflictivas como parte de este modelo económico.
La esencia del modelo productivo de esta última década y al “Estado bobo socio de las multinacionales 11
”, expresada por José Rigane en ACTA 12.
Este modelo productivo reprimarizó la economía, desarrolló el extractivismo para acrecentar las exportaciones, profundizando la contaminación. No es un modelo económico que hace eje en el mercado interno y en la industrialización. Somos principalmente ensambladores, no fabricantes. Esto tiene que ver con las políticas de ajuste con proceso inflacionario alto, porque la idea es bajar el salario a precio dólar. Se centra en la competencia internacional y no en el desarrollo del mercado interno. El modelo productivo hoy lo imponen las multinacionales que siempre desarrollan la misma política: ingresan ganando, porque acá se vio cómo les daban tarifas rebajadas, con acuerdos comerciales a la baja y se despidieron a miles de trabajadores. En muchos casos se aumentó la tarifa al consumidor también. Y cuando se van, encima, hay que pagarles o te hacen una demanda en el CIADI. Argentina le acaba de pagar a 5 empresas por demandas en ese organismo alrededor de 500 millones de dólares.
Los datos sobre el mercado laboral registrados durante el primer trimestre por el observatorio de Derecho Social, 13
da cuenta que:
Durante el primer trimestre de 2014 se registraron 318 conflictos de los cuales 202 corresponden al sector público, 91 al privado, 14 a ambos sectores y 11 a trabajadores del sector informal.
En relación al mercado de trabajo y género, señala. Los gráficos que se presentan a continuación, elaborados por el MTESS muestran diferencias sustanciales en las condiciones de ocupación entre mujeres y varones. Efectivamente, en Argentina, la mano de obra femenina es más barata, más pecarizada (la falta de registro se encuentra entre 7 y 8 puntos por encima que los varones) y desempeña sus tareas en puestos de menor calificación en relación a la que la trabajadora posee.
En el item: Desempleo para varones y mujeres (I trim. de 2008 y el I trim. de 2013) En relación a la brecha salarial se observa que la misma se ubica en torno al 25% en los últimos 5 años. Así y todo, el desempleo es mayor en mujeres que en varones así como la rotación en el puesto de trabajo.
Algunas conclusiones
La aplicación de programas aplacaron el hambre y mejoraron la subsistencia de los integrantes de numerosas familias y se aplacaron las protestas pero se sigue manteniendo a este sector de la población sin verdaderas perspectivas de desarrollo, aunque desde otras perspectivas académicas se señale que “se pone límites a estos procesos sobre todo en el marco del aumento de las desigualdades económicas y sociales” (Claudia Anzorena, 2014).
La aplicación de estas políticas focalizadas en las mujeres, llevó a la creación de organismos específicos en el aparato estatal, cumpliendo con las orientaciones de los organismos internacionales. Se hicieron visibles las numerosas mujeres que son jefas de familia y la articulación con los programas destinadas a ellas.
La igualdad de oportunidades entre varones y mujeres, todavía es una proclama, una aspiración que tenemos en esta sociedad desigual, donde los roles asignados a las mujeres para la crianza de niños/as tiene íntima relación con la base material de la sociedad dividida en clases sociales.
Mayo de 2014