Compañeras de diversas organizaciones de la CTAA Capital se reunieron -ayer lunes 27 de febrero en la nueva sede de Brasil 430- para debatir los ejes principales que serán el pliego de demandas de este 8M Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Los intercambios recorrieron la agenda nacional que está debatiendo el movimiento feminista, pero pensando desde el propio territorio, el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, rica en presupuesto pero con múltiples deudas con las mujeres, diversidades y niñeces.
“Bajo la premisa de que Trabajadoras Somos Todas y Todes, las compañeras y compañeres de la Central porteña nos organizamos para un 8M en la calle, marcando la agenda política desde la mirada de los feminismos”, expresó Clarisa Gambera, secretaria de Géneros de la CTAA Capital.
En la reunión, Jorgelina Sosa, secretaria General Adjunta, por su parte dijo: “Es la voluntad política de la Mesa de Conducción estar en la calle con todas las compañeras que somos trabajadoras de la Ciudad en los barrios, en el Estado de la Ciudad, en casas particulares, en maestranza, en los comercios, las bancarias, todas las que necesitamos mejores salarios y condiciones y que seguimos esperando respuestas del gobierno de Larreta para acceder a Políticas Públicas de Salud, Género, Niñez, Educación, Deporte, espacios para el esparcimiento y seguridad en nuestros barrios.”
“Queremos estar todas en la calle con nuestra Central, que crece en esta Ciudad. Las mujeres somos protagonistas y queremos ser parte de la agenda nacional, pero también hablar de una Ciudad en la que es más difícil vivir cada día.”, concluyó Jorgelina.
En la reunión se ratificó la voluntad de construcción de unidad de las y les trabajadoras organizadas en el marco de la intersindical y la necesidad de encontrarse con otras y otres en espacios organizativos para ser miles en la calle en un año donde necesitan expresar lo que les falta y también reorganizar la fuerza y las estrategias que les permitan generar las condiciones para defender el proyecto de país que necesitan y desean las compañeras en un contexto de avance de la derecha que pretende instalar la desesperanza y aprovechar el malestar social ante una crisis empujada por los grupos poderosos y también por las definiciones que no llegaron a tiempo, las que fueron contrarias a los intereses populares y la falta de iniciativa desde el Gobierno para intervenir y dar respuestas que mejoren la vida de les trabajadores.
“Queremos volver a expresar con la unidad de las trabajadoras y les trabajadores este 8M el camino necesario para no retroceder, este debe ser construido con autocritica, generosidad, más debate y apertura de los espacios para darnos la oportunidad de seguir creando y recreando la idea de un frente popular que nos represente con capacidad transformadora.”, agregó Clarisa.
El 8 de marzo será una jornada larga, comenzando con la clásica conferencia de prensa del espacio intersindical, que este año será en Tribunales para poner allí el eje de la jornada. Sobre este aspecto aportaron su experiencia las trabajadoras del Poder Judicial, para concluir entre todas que es necesario denunciar a un Poder Judicial que trabaja a espaldas del Pueblo, protegiendo a los grupos económicos concentrados, al servicio de la persecución de referentes políticos populares, impugnado avances de derechos, impartiendo in-justicia patriarcal lejos de las compañeras y compañeres, que garantiza la impunidad de los violentos. Un poder al que nadie vota, que no rinde cuentas y que se perpetúa, por lo cual es importante democratizar ese poder
En el transcurso de la reunión se expresaron las trabajadoras comunitarias que han sido declaradas esenciales durante la pandemia y que no han dejado de trabajar, pero siguen sin ser reconocidas y son víctimas de la estigmatización y el ajuste con el recorte que se promueve a la medida de lo que exige el FMI. También sumaron sus voces compañeras del sector privado y las estatales de la Ciudad que denuncian que se profundiza la precarización y que eso las expone a la violencia laboral y económica en un contexto inflacionario, donde se duplicaron los alquileres y los precios de los alquileres de los mismos en una Ciudad cada vez más expulsiva.