Hoy se cumplen 15 años de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La CTAA Capital, como organización integrante de la Campaña, se sumará en este día a las distintas acciones en el marco de su aniversario. En el Día Mundial de la Salud de las Mujeres, la Central demandará además políticas sanitarias universales, con perspectiva de géneros y protagonismo de la clase trabajadora.

A continuación se difunde el documento elaborado por las compañeras de la Secretaría de Géneros de la Central porteña:

Sin nosotras no hay vida

Es 28 de mayo, solemos pintarnos de verde este día, cada año, para que nadie se olvide que seguimos muriendo en abortos clandestinos, que no hay salud integral sin aborto legal, seguro y gratuito.

Es un día de acción para poner en agenda la salud desde una mirada de soberanía sobre nuestros cuerpos, de promoción de derechos y acceso a políticas públicas pero en este contexto de emergencia sanitaria, social y económica que se ha desatado por la pandemia de Covid 19 nos cuesta encontrar las palabras porque la bronca, la impotencia y la tristeza arman un nudo en la garganta.

Esta Ciudad tiene un gobierno que ha manifestado gestos de mucho desprecio hacia sus trabajadoras y trabajadores y con los barrios populares fundamentalmente ha mostrado su ineficiencia para cuidar la vida ya que es evidente que sus intereses están donde anida la riqueza, donde se acumula ganancia a costa de la precariedad de las mayoria del pueblo.

Andamos sin parar desde que comenzó la cuarentena. Aisladas, hiperconectadas, sobrecargadas con nuestros cuerpos, mentes y emociones dinamitados en este tiempo trastocado de la pandemia que nos multiplica las tareas y nos tiene en la primera línea.

La amenaza del virus que atormenta a los sectores más empobrecidos y vulnerados. Allí donde hay cuerpos castigados por la pobreza porque comer saludable, acceder a servicios de salud de calidad, vivir con menos contaminación, con servicios básicos como el agua, tener tiempo para el ejercicio, el descanso, la recreación se vuelven privilegios. Los derechos son restrigidos en la Ciudad de las desigualdades.

La necesidad de cuidados que se multiplica de manera exponencial como los contagios. Cuanto más precaria es la vida más riesgo y en ese contexto cuidar a otres, cuidarnos para que esos otres no se queden sin cuidado, cuidarnos de la violencia machista que se recrudece en el ASPO, cuidarnos del Estado que nos ofrece en sacrificio, es una tarea dolorosa y compleja.

Nosotras las trabajadoras esenciales del Estado, las trabajadoras de la salud en este día de la salud tan difícil, las trabajadoras comunitarias sin reconocimiento, unas y otras, somos las que vivimos en permanente tensión de cuidar sin poder resolver quién cuida a nuestros hijes y quién cuida de nosotras. Somos las que tenemos miedo de llevar el virus a casa pero casi no podemos decirlo porque nuestro trabajo es heroico. Las que no nos pudimos quedarnos en casa. Las que fuimos forzadas al teletrabajo, sobrecargadas, cuidando mientras trabajamos y otra vez se esconde que cuidar es trabajo. Las que sentimos estrés, alteraciones del sueño, dolores de todo y una ansiedad difícil de describir con palabras. Somos las que nos exponemos al riesgo concreto de contagio porque no llegan los EPP, porque la precariedad del servicio hace difícil el cuidado, porque el cansancio de guardias que se extienden por la falta de personal de salud, somos las que seguimos sosteniendo la olla porque de nosotras dependen las vidas, esas que el Estado abandona con su desidia.

Un Estado que nos expone a la enfermedad porque no les importó llegar a tiempo para mitigar los contagios, porque nos llevaron amontonadas al hospital, porque nos tocó esperar ser testeadas en salas por horas con nuestros hijes, porque los testeos no se hicieron a tiempo, porque no nos garantizaron al aislamiento, porque nos regatearon elementos de protección y nos enredaron en definiciones de contacto estrecho para evitar que nos tomemos días para cuidarnos y cuidar a otres, porque ante la falta de personal pretenden sacarnos horas de descanso ganadas, porque no nos dieron el bono a las que somos trabajadoras esenciales fuera del sistema de salud, porque los protocolos en los comedores y en muchos sectores de trabajo nos los tuvimos que armar nosotras. Porque con nuestras organizaciones nos garantizamos barbijos, máscaras y los insumos de desinfección.

Es imperdonable que comuniquen que el único remedio es lavarse las manos y nos dejaron sin agua, eludiendo su responsabilidad. Nos explicaron que la mejor estrategia para evitar enfermarnos es el ASPO sabiendo que no tenemos donde asilarnos si habitamos el hacinamiento por la falta de urbanización, de la que ellos son responsables, en barrios donde andan les niñes sentados en las escaleras caracol mirando pasar la vida y la muerte porque adentro es muy difícil aislarse en una pieza alquilada donde viven un montón con un solo baño.

Sabemos que es sentir miedo, acompañar el miedo de quienes saben que hay vidas que importan menos, exorcisar el miedo con organización, seguir a pesar del miedo son todas experiencias muy costosas, nada más alejado de la salud.

Hoy tenemos que defendernos del virus pero también de la violencia machista, de la violencia institucional, de la violencia de medios que desinforman y estigmatizan, defendernos de la pobreza, de la falta de todo, defendernos de la indiferencia de sectores que se sienten a salvo, defendernos en aislamiento que lo hace todo más difícil. Defendernos del desamparo al ver que nadie cuida a las que cuidan.

Este 28 de mayo estamos cumpliendo 15 años de participación en la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Este 28 de mayo nos encuentra sosteniendo la cuarentena y defendiendo la vida en viejas y nuevas trincheras, en casa, en el trabajo, en el barrio. La bronca y la angustia son grandes como los riesgos para nuestra salud y la de quienes cuidamos pero más grande es el amor, la solidaridad y nuestra concepción política de que para defender la vida es indispensable organizarnos contra este sistema capitalista y patriarcal para el que no valemos nada. Este 28 de mayo tan particular queremos desde la CTA A Regional Capital saludar y abrazar especialmente a aquellas compañeras de nuestra central, trabajadoras comunitarias, trabajadoras del Estado, del sector privado y no estatal que más que nunca nos están cuidando, que sostienen la vida y pelean por ella.

El cuidado es trabajo.

El cuidado debe ser política pública para defender nuestra salud integralmente.

Es prioridad cuidar a las que cuidan.

Aborto legal seguro y gratuito.

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