El pasado sábado 2 de mayo trascendió la noticia de la primera muerte en el Barrio Padre Carlos Mugica, ex Villa 31 y 31 bis, algo que se esperaba por la velocidad con que se venía propagando el coronavirus en ese barrio. Toribia Balbuena, tenía 84 años, era la mamá de la primera contagiada de la 31, vivía con su esposo e hija en la misma casa y compartía el baño con otras 11 personas; recién 48 horas después del test positivo de su hija, el Gobierno de la Ciudad comenzó a rastrear el teléfono de ella y de su marido, mientras que en los medios anunciaban que ya los habían aislado.

* Por Valeria Garay

El Observatorio del Derecho a la Ciudad dio a conocer, ese mismo sábado, un relevamiento de los barrios en el que advierte, por ejemplo, que hay casos confirmados en 12 barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires y que se está dando un crecimiento exponencial del contagio conforme avanzan los días. A su vez, y citando el mismo informe, al día sábado 2 de mayo había 182 contagiados y casi 300 sospechosos. Los barrios con más casos eran el Padre Carlos Mugica con 107, y la Villa 1-11-14, con 62 casos confirmados hasta esa fecha. En una semana el barrio porteño de Retiro, donde se encuentra la Villa 31 y 31 bis, aumentó el número de contagiados en un 764 por ciento, pasando de uno a 107 casos en un lapso de doce días.

En este contexto, dónde además llevan más de 10 días sin agua corriente, los vecinos organizados armaron un Comité de Crisis, pero a la vez esperan algún tipo de ayuda de la Secretaría de Integración Urbana (SISU), que hasta ahora no llegó, lo que genera una preocupación muy grande por el desprecio que tiene el Gobierno de la Ciudad hacia estos barrios.

A raíz de la difusión que se le dio a esta noticia en los medios durante el fin de semana, se anunciaron testeos por parte del Gobierno para este martes 5 de mayo y también una Mesa de Trabajo conjunta entre Aysa, el Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad. Algo que mantiene en alerta a los vecinos y vecinas que esperan con mucha expectativa esta reunión.

Amalia Aima, vecina del Barrio Padre Mugica, integrante del Movimiento de Villas y Barrios Germán Abdala y miembro de la Mesa Ejecutiva de la CTA-A Capital, al respecto opinó: “Somos muchos los que hablamos, somos muchos los que nos hacemos ver, porque la verdad que la salud nos importa y nos importan nuestros hijos, nuestros viejos, nuestras familias y consideramos fundamental que el Estado, tanto el de la Ciudad de Buenos Aires como el Nacional nos haya escuchado. Desgraciadamente tuvo que morir una persona para que nos atiendan.”

“Habíamos entregado notas tanto en la Ciudad de Buenos Aires como a Salud y a la SISU, exigiendo que hubiera un operativo serio. Estamos metidos en esto y vamos a seguir trabajando y viendo el tema de los alimentos, el agua y la salud. Todo nos preocupa, pero no podemos quedarnos quietos. No queremos hacer movilizaciones para no exponer a la gente a un posible contagio; por eso estamos al frente las organizaciones, los referentes y estamos juntándonos todos para que se tome conciencia de que esto puede triplicarse en todo el barrio y en todas las villas de la Ciudad. Por eso, nos da un poco de tranquilidad que empiecen un operativo serio y real en nuestro barrio”, agregó Amalia.

Por su parte, esta mañana Adolfo Perez Esquivel, referente del Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en un documento firmado que será presentado junto a una denuncia ante la Comisión Latinoamericana de Derechos Humanos, expresaron: “Hoy apelamos a la responsabilidad de los funcionarios públicos, al compromiso de los medios de comunicación y a la conciencia de toda nuestra sociedad, para dimensionar y visibilizar la gravedad de la violación a los Derechos Humanos más esenciales en la Villa 31 de Retiro, donde ningún problema entre su titular y la empresa prestataria pueden justificar estos 9 días sin agua para más de 50 mil personas. Anteayer, una vecina del sector Bajo Autopista murió de coronavirus. Pero no sólo de coronavirus. Tenía 84 años, mantenía una salud estable y habitaba una enorme comunidad empobrecida, enclavada en la ciudad más rica de la Argentina. Murió por el abandono y la desidia que padecen silenciosamente 350 mil seres humanos hacinados en las peores condiciones de hábitat. No puede ser en democracia. No puede ser en silencio. No puede ser”.

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