Hoy, en el Día de Lucha contra Asesinatos Laborales, amanecimos con la noticia de la muerte de la agente de tránsito Cinthia Choque, de 27 años, atropellada por un automovilista que intentó eludir el control de alcoholemia este domingo por la madrugada, en la esquina de Figueroa Alcorta y Tagle. La trabajadora murió en el lugar, mientras que su compañero, Santiago Siciliano, pelea por su vida en el Hospital Fernández.
“Una agente de tránsito asesinada. Su amiga, ex compañera de trabajo, es entrevistada en televisión. En la entrevista elige hablar de condiciones laborales -la nota estaba dirigida a que llorara solamente- está muy triste, va a llorar, pero antes explica que renunció hace un año porque tuvo tendinitis y hernia por estar 12 horas parada con frío y humedad de madrugada y que los salarios son bajos. Contó que pudo irse tras evaluar la relación: exposición/riesgo/enfermedad /salario. Contó de la presión por hacer número, de tener que estar 12 horas en la calle y parar 100 autos de madrugada; del esfuerzo por estar atentas y cuidarse entre compañeres en medio de la presión extra porque les pusieron número de productividad al trabajo. Qué están permanentemente expuestas/os a la violencia y que esa parada de la Avenida Figueroa Alcorta, donde murió su compañera de trabajo, era peligrosa por la velocidad de la onda verde. Otro laburante permanece en terapia intensiva, joven y papá de un nene de 8 años. Monotributo, sin seguro de vida, ni ART. Nadie paga accidentes de ningún tipo”, relata Clarisa Gambera, secretaria de Géneros de la CTAA Capital.
Situaciones como estas se repiten en todos los ámbitos de trabajo, porque es una cuestión del sistema capitalista, sobre todo con un modelo político que solo tiene en cuenta los negocios y cómo maximizar ganancias para una clase acomodada y que cada vez ajusta y apreta más a los trabajadores, sus salarios y sus condiciones de trabajo.