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por Jaime Fuchs,  es Doctor en Ciencias Económicas de la UBA (1958). Desde joven militó en el movimiento universitario y sindical. Integró diversas entidades en defensa del Petróleo, del Patrimonio Nacional, y contra el pago de la Deuda Externa. Periodista y autor, entre otros libros, de: «Los trusts yanquis contra la Argentina»; Argentina, su desarrollo capitalista»; «Estructura económica social»; «Las transformaciones en la Argentina» y «Argentina de rodillas» en colaboración con José Carlos Vélez.

Si se presta atención a las opiniones difundidas en los últimos días, provenientes del gobierno, sectores políticos y sindicales, inclusive de economistas, acerca de las recientes medidas económicas y financieras, salta a la vista, a nuestro entender que en su mayoría, pasan por alto mencionar de qué Argentina estamos hablando.

Preguntamos: ¿se pueden analizar las recientes medidas de desvaluacion de nuestra moneda, alza notable de las tasas de intereses, el enorme déficit fiscal acumulado, la inflación monetaria , alza de precios de productos de primera necesidad, y sobre todo, la caída del poder adquisitivo de los asalariados,etc. dejando de lado la base estructural de nuestra economía ?

Creo que se subestima, los grandes cambios que se sucedieron en nuestro país en las últimas tres a cuatro décadas. Por ejemplo, ¿se mantiene o han disminuido notablemente el grado de concentración económica, financiera por parte de poderosos monopolios extranjeros y de la burguesía terrateniente y otros grupos del poder?

Ello se vincula con la política y la ingerencia que tienen las transnacionales y poderosos grupos económicos locales en la vida interna del país. Por otra parte, si consideramos que sus casas matrices están ubicadas en las principales potencias capitalistas, sus crisis económicas actuales, también repercuten en nuestra economía. En una palabra se trata de tomar conciencia del alcance que tiene la actual dependencia de nuestro país y su subordinación a los intereses imperiales.

Tal cuadro de situación pone fuertes limites al ejercicio de nuestra soberanía y al ejercicio de poder de decisión.

Abramos la caja de Pandora. Sobre el grado de monopolización extranjera de nuestra economía, nos remitimos a nuestro último libro: “¿El capitalismo argentino en su etapa final? Un ensayo marxista”, en el cual se ha analizado la trayectoria de las 500 empresas mas grandes del país, durante los años 1993-2011 según la “Encuesta Nacional de grandes Empresas” a cargo del INDEC que dice: «brinda información básica sobre el perfil y el comportamiento de la cúpula empresaria del país» Las pertenecientes al capital extranjero les corresponden mas del 90% del Valor Agregado del conjunto de las empresas.

Es también revelador el siguiente dato periodístico de mediados de 2013: “deacuerdo con un estudio de «Equity Research Desk” hoy el 90% de los negocios con accionas argentinas se hacen en WallStreet (a través de American Depositary Receipts ADR) cuando hace 10 años solo el 16% de las operaciones se concertaban en el extranjero”.

Nos quedaríamos muy cortos si pretendiéramos en beves líneas resumir nuestro actual grado de dependencia de las potencias imperialistas y sus consecuencias. Cuando se pretende rebatir esta realidad apelando a las estatizaciones realizadas por el gobierno actual, se pasa por alto lo que ha pasado al día siguiente.

Antes, digamos que el gobierno norteamericano también se hizo cargo de las más grandes empresas industriales y financieras después de la crisis de 2008. ¿Con que objetivo ?.Para salvarlas de la quiebra. Luego de “ sanear las empresas”con despidos, y otras medidas, de ajustes, las ha ido restituyendo a sus accionistas. Todavía tiene en sus manos importantes consorcios. La crisis financiera ha servido para «una limpieza», que periódicamente sucede durante las crisis capitalista, quedando en pie los mas fuertes.

En los países dependientes, como el nuestro, lo sucedido tiene otras implicancias. Tales medidas de salvataje se llevaba cabo para “ayudar” a las empresas extranjeras, que en los casos de Aerolíneas e YPF, y otras, han vaciado prácticamente el patrimonio de las mismas y perdimos el autoabastecimiento

Con la estatización de las AFJP, que no se critica, el gobierno se hizo cargo de un número importante de grandes empresas que habían recibido préstamos. En lugar de utilizar dicha participación, para el control de precios de valiosos productos, lograr la participación obrera en sus directorios, ha sido utilizado para corromper a altos funcionarios con puestos muy remunerados. La firma posterior con la yanqui Chevron no esta ajena a este proceder.

La tiranía del espacio nos impide detallar la transnacionalizacion capitalista del país.

Solamente mencionaremos algunos hechos: a través del monoculito de la soja, se ha estrechado una alianza inédita entre la burguesía terrateniente argentina y el monopolio extranjero. El complejo agro-industria, los puertos, los transportes, múltiples servicios fines, muchos pueblos y ciudades del interior, las economías regionales, han pasado bajo el control mayor o menor de poderosos intereses antinacionales. El estancamiento en la producción agrícola-ganadera en los últimos cuatro años no es ajeno a sus consecuencias.

Nuestra minería, con grandes reservas de minerales estratégicos, que durante muchas décadas había sido ignorada hoy está en manos de las transnacionales más grandes del mundo, se ha convertido en la gallina de huevos de oro, que se la llevan las transnacionales, dejándonos los escombros, materiales contaminantes y graves daños a nuestra naturaleza, sin hablar del genocidio que quieren llevar a cabo con las etnias sobrevivientes.

¿ Qué paso con nuestra industria?

El ex secretario de Cultura, José Nun, que hasta 2009, estuvo estrechamente relacionado con los Kichner, que llevo a cabo grandes jornadas de debates políticos, económicos y sociales, en el marco del Bicentenario cuando se le peguntó que paso en la ultima década, fue terminante:” No hubo un proceso de industrialización. Y sin industria no hay desarrollo posible” ( La Nación, 23/5/2013).

Con este marco de fondo, puede suponerse, sin olvidar las diferencias existentes, supuestas guerra de guerrillas entre la llamada oposición y el oficialismo, que el poder económico y financiero real, y su estado mayor encabezado por la Asociación Empresaria Argentina (ayer Consejo Empresario Argentina) que financió y se benefició, con el Terrorismo de Estado ver (Jaime Fuchs y Juan Carlos Velez, “Argentina de Rodillas” Edit,.Catálogos, 2002/3) ¿no tiene nada que ver con el actual paquete de medidas oficiales de ajuste, de contenido neoliberal.?

No están dispuestos que se les escape de las manos el grado de explotación capitalista de nuestra clase obrera.

Vaya un ejemplo. En las 500 grandes empresas citadas, en una jornada diaria de ocho horas se ha estimado, solamente dos horas de trabajo equivale al salario recibido y el resto de seis horas es trabajo no remunerado. O sea trabaja gratis el resto de 6 horas.

Suma actualidad tienen las palabras de Carlos Marx en su conferencia de 20 y 27 de junio de 1865, pronunciada en el Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores: la clase obrera, decía, no debe nunca renunciar a la lucha por mejoras salariales y combatir la tendencia del capital a disminuir el valor de su fuerza de trabajo. Esta luchando contra los efectos pero no contra las causas de estos efectos. Que lo que hace es contener el movimiento descendente, pero no cambia la dirección: aplica paliativos, pero no cura la enfermedad.

Y termina diciendo:”…En ver del lema conservador de un salario justo por una jornada de trabajo justa, deberá inscribir en su bandera esta consigna revolucionaria Abolición del sistema del trabajo asalariado.

Buenos Aires, 7 de febrero de 2014.

 

 

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