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2014 promete ser el año en el que una nueva norma alumbre al sector Medios. Los emprendedores de la revistas y sitios autogestionados -y con ellos una parte vital de la actividad cultural- tendrán una dura pulseada para acceder al debate parlamentario sobre el mercado gráfico y la web, donde los editores están a la intemperie.

Van en busca de una norma que fomente al sector ya que la Ley Audiovisual nunca lo abarcó. Los motivos de la pelea. El rol de Clarín y La Nación en el mercado de las revistas. Los textos en debate, para que nadie se quede afuera.

En la Argentina, un censo oficial, dice que existen 322 revistas culturales independientes y autogestionadas. Según estima, la mitad se producen en las provincias argentinas. Otro 40 % se realizan en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y sólo el 9% alumbran en el Gran Buenos Aires. El 81% de sus dueños son monotributistas o conforman cooperativas.

Es difícil imaginar que sean solamente 322 las revistas que emprendedores de todo el país editan a lo largo de un país muy ancho y extenso, desde la perspectiva cultural.

Varios otros emprendedores, en sus pueblos o ciudades, en papel o en la web (93 % en papel y 7% digitales), se animan mayormente una vez por mes o en forma bimestral (mensuales el 26,4% y bimestrales el 26,8%) a cumplir con una misión, que tiene más de actividad social que de comercial.

Esos emprendedores están a la intemperie del mercado, desde siempre. Las normas que regulan el sector básicamente se originaron de acuerdos de los grandes del mercado editorial con las autoridades de cada gobierno.

Según que etapa se analice, los grandes jugadores consiguieron eximiciones, descuentos, excepciones, en una historia compleja de acuerdos comerciales que involucra al precio de tapa y al Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Hoy un emprendedor monotributista de una revista cultural enfrenta obstáculos insalvables. En términos de mercado, la situación es más dura que en los años ’90, cuando el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo decidió en mayo de 2001, en plena crisis, que la actividad de los editores dejara de estar exenta del IVA y pasaran a pagar el 10,5%.

Los grandes del mercado hicieron su parte: lograron arrancarle al Estado Nación que la alícuota del 10,5% se descuente de los aportes patronales, con el argumento de favorecer “la generación de empleo”. El acuerdo se selló con la firma de un “Convenio de competitividad” (decreto 730 del 2001).

A partir de entonces los caminos se bifurcaron: las grandes empresas lograron en 2002 que el presidente Eduardo Duhalde convalidara el privilegio fiscal (decreto 1072/02).El resto de los emprendedores quedaron fuera de esas categorías, y lejos de dicho “paraguas”.

Por eso hubo dos destinos: el del emprendedor y el del mercado.

El camino del emprendedor

El emprendedor de medios culturales e independientes debe tributar IVA en varios momentos de la producción, colocación de la revista en los puestos de ventas, y distribución.

Además paga el 33 % al circuito de kioscos, cuando los grandes jugadores pagan un 11% menos. Según la región, deben ir al Centro de Distribución, mientras que Clarín y La Nación cargan en sus playas de imprenta, ahorrando costos.

Fuentes del gremio de canillitas explican que “así desaparecen puntos de ventas en Capital, y el Sindicato cada vez es más vulnerable a las presiones del mercado”. El negocio lo hacen las imprentas, cuando por $500 pesos más, le proponen al emprendedor imprimir en vez de dos mil ejemplares, una cifra cercana a los 20 mil porque argumentan “para nosotros por el costo es el mismo”.

Pocos días después el emprendedor aprende la lección: deberá lidiar con la distribución y los kioscos cuando el mercado le devuelva a veces hasta 18 mil ejemplares. La mayoría de esas revistas, lucieron poco expuestas en los puestos de venta, cuando directamente nunca fueron exhibidas.

Pensar en hacer publicidad en medios formales para fortalecer las ventas, no cierra en los costos, a no ser por canje publicitario, o la prensa de locutores o periodistas amigos que recepcionan la publicación y la mencionan al aire.

A todo esto… el Estado, ausente sin aviso.

Esa es la oportunidad que tendrán los legisladores porteños y nacionales, oficialistas u opositores, de cambiar estas injusticias, dicen los emprendedores.

El emprendedor de hoy no sólo debe tributar IVA sino que enfrenta otros enormes inconvenientes: ¿Qué hace un monotributista titular de una publicación cada vez que paga IVA? ¿Y si no tiene posibilidades de descargarlo impositivamente? Debe pagar IVA todos los meses sobre lo facturado, aun incluso cuando no lo haya cobrado.

Es peor aún: cuando por el monto de facturación anual que alcanzara (supongamos que además facture por otras tareas o actividades) quedará comprendido por el Impuesto a las Ganancias, que lo obliga a pagar una vez al año el 35% de todo lo facturado.

Al emprendedor a lo largo del año, según los casos, el IVA lo va limando, y el impuesto a las Ganancias, lo liquida.

Ni pensar en formar una Editorial: por el posicionamiento ante la AFIP está alcanzado por el IVA mes a mes, y tributaría Ganancias, salvo que decida desenvolver su economía doméstica en forma marginal al sistema tributario. Y el ministerio de Trabajo le exigirá a la Editorial un mínimo de personal en relación de dependencia…¡ a emprendedores que espalda contra espalda reman juntos por sostener la publicación!

En promedio, todas las revistas editadas por La Nación y Clarín pagan al circuito de kioscos un 11% menos que las culturales independientes

¿ Por qué?

Eso fue el resultado de dos fenómenos en paralelo: primero los grandes siguieron la tendencia mundial de “nichear” públicos, con publicaciones altamente segmentadas. Así fue como Clarín y La Nación hace una década atrás casi no editaban revistas. En los últimos años, ambas empresas sumaron decenas, en todos los segmentos. Junto a Editorial Atlántida, Editorial Perfil, Publiexpress y los mexicanos de Televisa son los seis grandes del mercado de revistas comerciales.

Esta nueva estrategia de ocupación del mercado de revistas fue acompañada con presiones a canillitas para rebajar el porcentaje que cobran por la venta de ejemplares, según reconocieron al DsD fuentes del sindicato. La Nación logró el récord con la salida de la revista Violetta: obligó a los canillitas a aceptar un 22% en lugar del 33% que fija le ley.

Los cambios en el mercado de revistas comerciales, provocó que para octubre de 2012, la Asociación de Revistas Culturales Independientes de Argentina (AReCIA) fuera una realidad.

El primer foro se realizó en la capitalina Manzana de las Luces. Convocaba a debatir una “Ley de Fomento a la Comunicación Cultural Independiente y Autogestiva”. Los emprendedores tuvieron conciencia que estaban contra la pared.

El camino del mercado

Los cambios en el mercado fueron en paralelo y agudizaron la situación de aquellos pequeños y medianos medios, cuyas condiciones de participación se complicaron.

El convenio de competitividad de Cavallo fue derogado en marzo de 2003, pero en el caso de los editores de diarios y revistas se estableció una excepción, para “estudiar con mayor profundidad la problemática de los mismos a fin de encontrar una solución alternativa”.

Durante la presidencia de Néstor Kirchner, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFP) se presentó ante la Justicia porque entendió que las grandes empresas periodísticas habían contraído una deuda de IVA por precio de tapa, ya que la norma vigente habían “caído”.

Los principales empresarios periodísticos se presentaron ante la Justicia. Y el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Desde 2008, el litigio originado en 2001, pasó a formar parte de la “guerra” entre el Gobierno nacional y el Grupo Clarín, para muchos desinformados. En realidad, la disputa fue anterior.

El 27 de mayo de 2009, la presidenta Cristina Fernández firmó convenios de canje de deudas impositivas por publicidad, reconociendo expresamente el problema que afrontaban las PyME periodísticas. Y se armó un registro para condonar deudas impositivas: muchos medios pagan actualmente sus deudas con espacios publicitarios que no le cobran a Presidencia de la Nación.

Por ejemplo, la editora del diario La Gaceta de Tucumán decidió participar del mismo para regularizar su situación. El Grupo Clarín –en plena guerra con la Casa Rosada- se presentó ante la AFIP y pidió un plan de facilidades de pago, para no tener que participar del registro: aún hoy está pagando sin condonaciones y con intereses.

En esa oportunidad, el Ejecutivo anunció que enviaría al Congreso un proyecto de ley para modificar el cobro de la alícuota del IVA tanto sobre el precio de tapa como para la venta de espacios publicitarios, según la categoría de empresas periodísticas “grandes o PyME”.

Señaló la jefa del Estado: “las empresas periodísticas también pueden ser PyME y se debe resguardar su rentabilidad”, porque ello “también hace a la libertad de prensa”.

Al menos hasta hoy, el proyecto no ha ingresado.

El kirchnerismo a través de diversos voceros expresaron el año pasado la expectativa de que por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia finalmente falle en el juicio por deuda impaga de IVA en el período cuestionado le sigue a S.A La Nación.

Mucho se especuló en el medio periodístico acerca de la mudanza de edificio de La Nación a una modernísima torre en Vicente López, donde finalmente la empresa decidió vender varios pisos del emprendimiento propio.

“Se preparan para pagar la deuda millonaria si el tribunal falla en contra de la empresa” aseguraron empresarios del sector. Enfrascados en la lucha contra los “monopolios”, el oficialismo no tuvo capacidad para mirar al sector. Varios dirigentes opositores acercaron su predisposición: primero para entender e informarse sobre el funcionamiento y luego para intercambiar ideas.

Pero según dijeron dos emprendedores al DsD, “nosotros en 2014 vamos a ir para sumar voluntades, sean kirchneristas o no, juntos podemos cambiar este estado de cosas”.

Fuente: www.diariosobrediarios.com.ar

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