Fue un 30 de abril, el día en que 14 Madres de desaparecidos y desaparecidas se juntaron en Plaza de Mayo para exigir la aparición con vida de sus hijos e hijas. Cuando las fuerzas de seguridad de la Dictadura Militar les ordenaron que circulen, ellas comenzaron a girar al rededor de la Piramide de Mayo. Y nunca más frenaron, cada jueves siguen marchando. Hoy, 41 años después, son el ejemplo vivo de que la única lucha que se pierde es la que de abandona.
Fue Margarita Noia, hija de Pepa Noia y Secretaria de Derechos Humanos de la CTA Capital, quien abrió la actividad celebrando la bendición de las madres que ya no están: «fueron ellas las que nos corrieron las nubes para que hoy podamos estar acá abrazándolas. Gracias por su lucha, Madres».
Durante casi cuatro horas, pasaron por la ronda poesías, saludos, mimos, canciones, y más expresiones artísticas que desde hace años abraza la lucha de las Madres.
En su discurso, Mirta Baravalle recordó a cada una de esas compañeras que por años llenaron de lucha la Plaza:»no es la presencia de las Madres lo que queremos, es la presencia de nuestrxs 30 mil. Cada jueves deberíamos traer la historia de nuestros hijos para recomponer la memoria. Hoy estamos rodeados de nuestrxs hijos y de ustedes, que de alguna manera abrazamos y adoptamos. Nos llegan sus energías y por eso podemos seguir estando acá».
Cerró la tarde las palabras de Nora Cortiñas: «Hoy estuve todo el dia recordando a todas las madrecitas que hoy homenajeando. Con cuántas caminamos juntas. Todas tienen ese pedacito nuestro. El año pasado éramos más madres. Vamos quedando menos pero vamos a joder hasta el final».
Como ya es tradicional, en medio de su discurso se peleó con Mirta por una foto y reconoció: «Menos mal que podemos seguir discutiendo. Significa que no perdimos la chispa».
«Qué falta nos hacen las que nos faltan», extrañó Nora y reivindicó la lucha de los trabajadores y trabajadoras despedidas: «Hoy no podemos dejar de pensar en toda la gente que está sufriendo. Miles de dolores, miles de ofensas a nuestro pueblo. El ataque en el Posadas, en Senasa, en el INTI. Corremos peligro porque no hay control de nada».
«Esto que se hace es un crimen. Como lo fue el robo de bebés y de identidad. Los vuelos de la muerte, las torturas, nuestros presos y presas, violadas y humillada. Todo lo que hicieron y quieren dejarlos en libertad ¿vamos a permitirlo? Claro que no. 41 años y no estamos cansadas de luchar. No nos cansamos porque los tenemos a ustedes».
Y como siempre, vibró la esperanza: «Tenemos que irradiar este amor a las madres del mundo que están sufriendo tanto. Esta plaza, cada jueves, renueva ese acto de amor. Les agradezco los abrazos, los aprietos, y que sigamos luchando juntos y juntas».