31224933_2228339080785159_4459256709969346560_nEste jueves a las 20 se proyectará en la Casa Cultural Pepa Noia, en pleno corazón de San Telmo, el documental Pibes rodando, no somos peligrosos: estamos en peligro. Estarán presentes Miguel Domínguez, el director de la película y Emilia Rebottaro, su productora general.

El subtítulo que escogieron los realizadores sintetiza el espíritu de ’Pibes rodando’, un documental en que un grupo de jóvenes cuestiona y rechaza la visión que ofrecen los medios de comunicación masiva sobre ellos y vuelve a poner en el centro de la escena la necesidad de volver a decirle no al proyecto que busca bajar la edad de punibilidad.

Son los pibes y las pibas que nacieron y se criaron en la barriada de La Cava, en la próspera zona norte de Buenos Aires, quienes mejor saben sobre las variadas formas en que los prejuicios afectan a su vida cotidiana: se les complica encontrar trabajo, la mirada del otro cambia cuando dicen dónde viven, la estigmatización de “pibes chorros”, por eso explican: “no somos peligrosos, estamos en peligro”.

No es casual que cuando se teclea en Google «pibes rodando», el buscador prevenga: «Quizás quisiste decir pibes robando». Y tampoco es casual que sea ésa la imagen social que se ha consolidado, tras décadas en que los Medios y la política han relacionado delincuencia con pobreza y juventud.

La Asociación Civil por el Empleo Joven (ACEJ) inició en 2008 un taller de periodismo en los barrios de La Cava y se encontró una juventud ofendida, enojada por la discriminación y el estigma que cargan sobre sus espaldas.

Por eso comenzaron a discutir qué podían hacer para cambiar las cosas y decidieron rodar un documental que narrara en primera persona del plural su visión de la realidad, que explicara que en la villa hay chicos que trabajan, que estudian, que acuden a talleres, que quieren una vida mejor y trabajan organizadamente para conseguir un futuro digno.

Además hablan, a su manera, del abandono del Estado que los condena al olvido, la marginalidad, la droga y la violencia. Por eso recuerdan que, más que ser peligrosos, los niños y jóvenes que allí crecen están en peligro. Todo les cuesta un esfuerzo doble, o triple, y la sociedad los condena y los pune a cada paso.

Manipulación mediática

El documental cuestiona también el papel estigmatizante de los medios de comunicación masiva, polemiza sobre el debate sobre la baja de la edad de punibilidad y recoge testimonios de los vecinos y vecinas.

El proceso de realización del documental fue largo. Participaron 20 chicos, apoyados por tres estudiantes de cine de la Universidad de Buenos Aires y por el director, Miguel Domínguez.

Tras cuatro años de trabajo, en octubre de 2011, se estrenó por fin la película. Desde entonces, su recorrido ha sido imparable: ha ganado premios en varios festivales, consiguió una inédita repercusión mediática y fue declarada de interés educativo por el Ministerio de Educación.

Esa es, tal vez, la mayor recompensa para Analía, Ernesto, Emanuel, Yésica y el resto del equipo. Ellos querían llegar a otros chicos y chicas para preguntarles, ¿a ustedes también les pasa lo que a mí? Ya han logrado un paso imprescindible y en sí mismo revolucionario: la recuperación de la autoestima y la dignidad.

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