El secretario general de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) se confiesa «no peronista», y afirma que le gustaría que Víctor De Gennaro sea Presidente de la República Argentina. A continuación reproducimos una entrevista publicada el domingo 2 de febrero en diario Popular.
– Dígame Fuentes ¿A algunos sindicatos les conviene ser oficialistas?
En el sector público, ser oficialista es complicado porque son nuestros empleadores. Les iría mal a los trabajadores del Estado si tuvieran un sindicato que es oficialista.
– ¿Ser oficialista es decir a todo que sí?
Ser oficialista es tener una relación de subordinación. La primera cuestión es que el Estado no debe ser el árbitro en un conflicto entre patrones y trabajadores. El Estado tiene que proteger al más débil, y el más débil es siempre el trabajador.
– ¿Qué pasa cuando el Estado es el contratante?
Por eso, el gremio no puede ser oficialista. Tiene que ser autónomo. En la Argentina el árbitro es el Ministerio de Trabajo, o sea que es juez y parte en los conflictos.
– ¿Qué trabajadores están en ATE?
Todos los trabajadores del Estado nacional, de los estados provinciales y municipales. Y de los poderes, del Ejecutivo y del Legislativo. Nosotros tenemos trabajadores en el Congreso, en las cámaras de diputados, en los concejos deliberantes de la Argentina, y en todas las áreas que dependen del Poder Ejecutivo: los servicios de salud, los servicios de educación. Nosotros quizás somos el gremio más grande entre los auxiliares de educación de la Argentina.
– ¿Quién es su interlocutor?
Los representantes del Poder Ejecutivo; en general, el Jefe de Gabinete. En los últimos años el gobierno no se sienta en la mesa de negociación. El gobierno preanuncia ya el aumento que va a dar y entonces el único espacio que le queda al sindicato es convalidar o la calle y la huelga.
– ¿Con Capitanich como Jefe de Gabinete notaron diferencias?
Le hemos solicitado una entrevista al nuevo Jefe de gabinete, pero hasta el día de hoy no hemos tenido respuesta, espero que eso cambie.
– Las protestas de las fuerzas de seguridad plantearon el tema de la sindicalización. Si así fuera ¿pertenecerían a ATE?
Para que las policías dejen de ser fuerzas represivas y sean servidores públicos se debe permitir la sindicalización y pensar en la negociación colectiva. Por las características del trabajo necesitarían sus propias organizaciones sindicales. El conflicto policial mostró que, en las provincias, los salarios son bajísimos en salud, educación y seguridad. El 2014 será un año de conflictos salariales profundos.
– ¿Le preocupa la CGT dividida?
En la Argentina son los sindicatos los que mantienen la unidad, y cada sindicato en distintos momentos políticos ha pertenecido a distintas centrales. Este sindicato, desde su fundación en el 25 hasta ahora, ha pertenecido a distintas centrales, pero el sindicato ha sido el mismo. No es un problema que haya más de una central. A mí no me preocupa porque creo que hay diversidad de opinión.
– ¿A usted le parece que al gobierno le conviene la CGT y la CTA divididas?
Estas divisiones les convienen a los empleadores, al gobierno. Yasky caminó junto a nosotros durante muchos años y luego no aceptó el resultado de las elecciones.
– Fue dolorosa la división de la CTA porque eran «los Ingalls» del sindicalismo.
Yo pertenezco a la lista de Germán Abdala, hay provincias donde ganamos y hay provincias donde no ganamos. Hugo Yasky, no tuvo el coraje democrático de decir «perdí».
– Me parece que el movimiento obrero, dividido, pierde fuerza.
Eso es un mito. En distintos lugares del mundo hay varias organizaciones. Nosotros no somos fomentadores de que haya más de una central, nosotros queremos libertad. Hoy en la actividad privada argentina, los trabajadores están en un sólo gremio porque está prohibido crear otro, porque no tiene legalidad. Un trabajador que entra a trabajar a un hospital, tiene por lo menos dos sindicatos para elegir. Si entra a trabajar a una industria metalúrgica no tiene esa opción. O es de la UOM o de nadie.
– ¿Qué temas le preocupan?
El tema de minería, el tema de hidrocarburos, el tema de transporte que realmente es un tema grave, serio, el tema de energía. Nosotros no podemos pensar un país con trabajo si no se hacen seriamente inversiones en el tema energético.
– ¿Y por qué no hubo reclamos en su momento?
Hay quienes tienen una visión complaciente de la realidad. Nosotros queremos cambiarla. Cuando hay dirigentes que dicen «no hagamos esto porque los patrones se enojan y se van»…
– Eso es lo que dice Antonio Caló de la UOM.
¿Cómo es en Francia, un país industrial? La Peugeot discute con seis sindicatos. La Peugeot, la Citroen, la Renault, discuten con seis organizaciones sindicales y ningún problema. No es verdad que se van…
– ¿Qué pasa con los docentes? Dicen que es difícil negociar porque son tantos gremios que se les complica.
Para nada. De hecho desde que empezaron con la paritaria nacional hemos tenido los comienzos de clase más ordenados. Si se habla, si hay diálogo y democracia, nosotros creemos que las cosas funcionan mejor.
– ¿Cuál fue para los trabajadores el peor momento desde Alfonsín?
Menem fue lo peor que le pasó a la República Argentina y a los trabajadores del Estado ni hablar. La pérdida de puestos de trabajo, la pérdida de derechos, la pérdida de estabilidad laboral. Nosotros perdimos más de 800 mil puestos de trabajo. Cuando asumió Menem el Estado Nacional tenía un millón 80 mil trabajadores, incluidas las Fuerzas Armadas, y hoy son 340 mil.
– Hay quienes dicen que crear tantos puestos de trabajo en el Estado es hacer «clientelismo».
No es verdad. Nosotros necesitamos más trabajadores. ¿Quién va a apagar los incendios cuando en Córdoba o en cualquiera de nuestros bosques se arman incendios tremendos…? No tenemos la cantidad de brigadistas necesarios. ¿Cómo protegemos nuestros parques, nuestros mares? ¿Cómo cuidamos la alimentación de la población? Nos faltan trabajadores en el SENASA.
– ¿El Estado tiene trabajadores en negro y tercerizados?
Sí, muchos. En negro quiere decir que no tienen la estabilidad del empleado público consagrado por la Constitución. Algunos están contratados por el propio estado. Hay lugares como el SENASA donde los contrata una fundación. Y la relación de dependencia es con esa fundación. Eso es tercerización. La mayoría de los problemas que tenemos es porque no se cumple la estabilidad del empleo público.
– Antonio Gasalla creó el personaje de la empleada pública. ¿Qué pasó puertas adentro con esa imagen?
En muchos lugares ¿sabés cuál era el lugar de castigo? «Atención al público». En mi época el que andaba medio mal, iba a «Atención al público». No se puede generalizar.
– ¿Cómo asciende un trabajador del Estado?
En la mayoría de los casos, «a dedo», porque te designa el superior. Salvo los que adhieren a partir del 2003 a la Ley Abdala del Convenio Colectivo. Eso permite que un trabajador ascienda por su capacidad, por concurso, que ascienda porque es el más idóneo y no porque es del mismo partido que el que está gobernando. Ahora, eso pasa en el 9% del empleo público de la Argentina. Hoy, en el 91% no hay carrera.
– Dígame Fuentes: entre el amor, el sexo y el poder, ¿con qué se queda?
Con el amor.
Fuente: www.diariopopular.com.ar