En la previa a la Jornada Nacional de Lucha que se llevará adelante en los días 6, 7 y 8 de marzo, se entrevistó a Pablo Spataro, secretario General Adjunto de la CTA Capital, para que de un adelanto de lo que serán estos días de paros y movilizaciones.
– Contanos un poco cómo se preparan para las Jornadas de Lucha que se avecinan en los próximos días
– Creemos que es importante estar en todas las peleas donde nuestro pueblo protagonice procesos de resistencia a estas políticas antipopulares. El lunes vamos a estar presentes en el reclamo de trabajadores y trabajadoras estatales, convocados desde nuestra ATE y también vamos a estar solidarizándonos con la lucha docente. En un contexto donde se pretende atomizarnos en las peleas es clave entrelazar reclamos para ir construyendo en la calle la resistencia y la fuerza necesaria para quebrar la voluntad política de un Gobierno que no quiere abrir las paritarias, que no cesa con su políticas de despidos, y que sigue avanzando en la consolidación de un Estado al servicio de las minorías enriquecidas.
En este mismo sentido es que decidimos participar también en la marcha por Trabajo convocadas por las Centrales obreras, porque más allá de las valoraciones que se puedan hacer o no sobre quiénes convocan, la etapa nos exige sumar fuerza y golpear todos juntos, y por supuesto, vamos a estar protagonizando el día 8, en el Día de la Mujer Trabajadora, el paro y movilización que han construido nuestras compañeras con la fuerza del movimiento de mujeres que ha logrado irrumpir de manera masiva para impulsar sus reclamos y han logrado unificar sus luchas al asumir que todas son trabajadoras. Entonces este miércoles luchamos por el reconocimiento del trabajo de nuestras compañeras de los barrios y también por la inclusión de claúsulas con perspectiva de género en los Convenios Colectivos de Trabajo de las compañeras que tienen trabajos formales, exigimos basta de violencias, basta de precariedad. Para la organización es importante asumir esta lucha en un país que tiene una muerta por día por violencia machista entendiendo que necesitamos avanzar hacia una sociedad que nos permita tener los mismos derechos y oportunidades.
– Todos los referentes de distintos espacios hablan de la necesidad de construir unidad, ¿Vos también? ¿Qué pensás sobre este tema?
– Como te decía me parece que es clave construirla en este proceso de avance de un gobierno neoliberal y antipopular. Ahora también creo que la unidad no tiene que borrar las identidades que cada espacio porta, ni las miradas que existen sobre cómo balanceamos una etapa que abrió nuestro pueblo en el 2001 y se se cerró con la asunción de Macri en el 2015. Hay identidades, formas organizativas, y balances diferentes. Esto lejos de separarnos, nos obliga a reconocer todo esto que nos recorre como organizaciones populares en una discusión franca, fraterna, que tiene que ir sedimentándose simultáneamente en un proceso de lucha y de ganar las calles.
Por eso, creo que no se puede acelerar tiempos de manera voluntariosa u oportunista, construir unidad es un proceso, un proceso no romántico por cierto, que no está exento de disputas y contradicciones internas. Por la tanto, es importante como primera cosa un cambio de actitud, que debería ser estratégico, es tiempo de reconocer al otro y predisponerse a escuchar. No creo para nada en los discursos hipócritas que llaman a la unidad y lo que se busca de fondo es seguir promoviendo la fractura de los espacios organizativos que nos costaron tanto tiempo construir. Si queremos dar muestras a todos nuestros compañeros y compañeras que hay que construir un proceso de unidad sincero, hay que hacerlo en cada acto, desde el más chico al más grande.
– En el caso de las dos CTA, hay dirigentes que están diciendo que han iniciado un proceso de unidad, ¿Qué opinión te merece esta situación?
– En principio insisto con que por ahora los llamamientos de unidad orgánica son más declamativos que reales, y sobre todo más oportunistas que genuinos. Un proceso qué arranca de las necesidades personales de un puñado de dirigentes es en principio cuestionable y después tendrá pies de barro seguro.
Creo que mas allá de lo que planteen los dirigentes lo importante es la discusión colectiva que tenemos que dar y que ya estamos dando para que ese proceso sea legítimo y no esté travestido de oportunismo. Personalmente creo que suena poco creíble que los dos referentes que fueron la cabeza de la fractura en el año 2010 sean justamente quiénes pretendan promover un proceso de unidad entre las dos centrales. Huele más a sobrevivencia personal que a la unidad que necesitamos los laburantes.
Michelli y Yaski no han querido o no han sabido alentar durante el proceso kirchnerista posiciones comunes, en una etapa donde convivían políticas que favorecían a nuestro pueblo con políticas de retroceso o de continuidad con lo que nuestro pueblo dijo basta en el 2001. Lejos de intentar transitar esa etapa promoviendo la fraternidad abriendo un proceso de discusión que nos permitiera caminar juntos de manera inteligente, lo que se hizo fue promover la fractura para conservar espacios de poder interno, no evaluando que la CTA es una herramienta de los trabajadores y las trabajadoras más allá de cualquier coyuntura de Gobierno.
Por otra parte, sí creo que hay compañeros y compañeras que genuinamente quieren la unidad de las dos centrales, como también los hay quienes genuinamente no la quieren. En esto hay que saber separar, porque con todos ellos nos tenemos que encontrar en un debate fraterno y en la calle codo a codo para saber cuáles son los pasos que necesitamos como pueblo para frenar el ajuste. Pero reitero, sin oportunismos, y hay que darlo de cara abierta a todos y todas.
Por último, creo que en este proceso nuestros compañeros y compañeras también van a analizar conductas, no se puede hablar de unidad y fraternidad y querer ganar una discusión política usando prácticas patoteriles, eso no tiene que ver con la práctica politica que le dio sentido a nuestra organización. Si los que llaman a la unidad son copaces de cruzar el limite y agredir fisicamente no solmanente bastardean nuestra historia sino que se devalúan cuando nos llaman a la unidad.
Tampoco es creíble un abrazo y las fotos con quienes mutuamente se acusaban de hacer fraude, los compañeros y compañeras no comemos vidrio. Si la política no puede ser sincera y honesta en los lugares donde estamos y construimos, estamos reproduciendo todo lo que espanta a nuestro pueblo de la participación en espacios de decisiones, y nos estamos alejando de nuestros principios fundacionales. Creo que en estos tiempos de balances como trabajadores y trabajadoras que somos debemos replantearnos muchas cosas.
– Y entonces ¿qué hacemos? ¿Construimos la unidad o no?
– Por supuesto que la construimos, este es un camino que recién empieza y hay que encararlo con mucha humildad y paciencia. No hay que desesperarse ni caer en mezquindades de ningún tipo. Este lunes hay que salir a ganar las calles por los estatales y por los maestros, el martes vamos a hacer parte de esa contundente movilización que nuestro pueblo trabajador va a protagonizar, y el miércoles a seguir acompañando este movimiento de mujeres que avanza y avanza como ningún otro movimiento en nuestro país. Tengo esperanza en nuestro pueblo, en los valores que posee, en la cantidad de compañeros y compañeras que van a ir marcando el paso y el tiempo justo de ir construyendo un proceso de unidad y resistencia que ponga fin a estas políticas que son nocivas para nuestras familias, para nuestro país en su conjunto. Esta semana que viene vamos a dar un paso más, vamos a encararlo con toda la bronca hacia quienes nos oprimen, y con toda la alegría con quienes soñamos y tenemos esperanza de que podemos construir un país para todos.