Familiares del testigo fundamental en la causa que permitió condenar al genocida Etchecolatz, Julio Jorge López, desaparecido en democracia ante la indiferencia del poder, y militantes de organismos de derechos humanos, de la CTA Autónoma, agrupaciones políticas y sociales se manifestaron ayer en todo el país para reclamar justicia y recordar a López.
A diez años de la desaparición de Julio López, familiares, organizaciones de derechos humanos, estudiantiles, políticas y sociales -entre las que se contaba la CTA Autónoma- marcharon para exigir justicia. Las movilización central se realizó en la ciudad de La Plata, frente al municipio donde en 2006 se realizó el juicio contra Miguel Etchecolatz, del que López fue un testigo clave. La convocatoria se realizó con la consigna “Pasan los años, sigue la impunidad”.
Rubén López, el hijo del albañil, participó de la marcha, en la que sostuvo que los fiscales “no cuidaron” como testigo protegido a su padre. También sostuvo que “la Justicia no investiga” la desaparición de su padre “porque son burros o porque alguien no los deja”.
Remarcó que “es difícil, son 10 años de impunidad, que no sabemos qué pasó y nadie nos informa dónde está mi viejo, 10 años que se mal investigó y está comprobado. Hoy en día están pidiendo que no se borren 50 mil llamadas que hubo el 18 de septiembre de 2006, ese es el grado de investigación e injusticia que hoy tenemos”.
“Siempre digo que las cosas se dan en el momento que se tienen que dar y la manera que se dan. En estos años se dieron muchas circunstancias en 10 años, las prisiones domiciliarias a Etchecolatz, las faltas de respuesta, de justicia”, comentó.
Por la mañana, antes de la marcha, la familia encabezó una jornada de reflexión en la puerta de su casa, en el barrio de Los Hornos. Familiares y dirigentes sociales llevaron además una ofrenda floral al Pozo de Arana, centro clandestino donde López estuvo detenido durante la dictadura.
Luego, cerca de las 16.30, llegó el turno de la multitudinaria movilización desde Plaza Moreno hasta la gobernación bonaerense, frente a Plaza San Martín. Allí, referentes de los organismos de derechos humanos pidieron la apertura de los archivos de inteligencia.
Guadalupe Godoy, abogada en la causa por la desaparición del testigo, consideró que “este es un aniversario muy complejo porque hay un contexto político muy difícil” y sostuvo que hay que “evitar los retrocesos y que se consolide la impunidad”. En este sentido, Hijos-La Plata y la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos reclamaron “juicio y castigo a los responsables del secuestro y desaparición” de López, y repudiaron la posibilidad de que Etchecolatz sea beneficiado con la prisión domiciliaria.
A la multitudinaria marcha se sumaron los gremios de la CTA Autónoma y dirigentes estudiantiles: “Es fundamental estar presentes, acompañar al conjunto de las organizaciones sociales en este momento donde se expresa una concepción de los derechos humanos y sociales totalmente distinta a la que compartimos”, dijo el presidente de la Federación Universitaria de La Plata, Mateo Compagnucci.
En la Ciudad de Buenos Aires
En la Ciudad de Buenos Aires, la marcha salió del Congreso y llegó a la Plaza de Mayo. Así, marcharon el MST, el Frente de Izquierda y los Trabajadores, la CTA Autónoma, el PCR, la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos, entre otras agrupaciones
Entre quienes la encabezaron estuvieron, entre otros, Nora Cortiñas y Mirta Baraballe (Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora); Margarita Noia (CTA-A Capital); Patricio del Corro (legislador porteño del FIT); Alejandrina Barry (hija de desaparecidos e integrante del Ceprodh); Carla Lacorte (víctima de gatillo fácil, Ceprodh), María del Carmen Verdú (Correpi) e integrantes de Hijos zona Oeste.
Un hombre sencillo
Jorge Julio López nació en 1929 en General Villegas, al noreste de la Provincia de Buenos Aires. Cuando terminó el servicio militar, que cumplió en Neuquén, su padre dejó el trabajo en el campo y empezó a cuidar casas. Julio López se mudó a la la periferia de La Plata y allí conoció a Irene Savegnago, con quien se casó y tuvo sus dos hijos: Rubén y Gustavo.
Cómo narró uno de sus biógrafos, el periodista Miguel Graziano, en el libro En el cielo nos vemos, López empezó a militar cuando ya era grande. A los 43 años, se acercó a la Unidad Básica Juan Pablo Maestre, instalada en Los Hornos. López quería ayudar y el local quedaba a tres cuadras de su casa. Para el albañil, la militancia y la familia eran mundos separados: casi nunca hablaba de una con la otra.
López era introvertido, parco, pero un trabajador sin descanso. Lo secuestraron por primera vez en su casa, el 27 de octubre de 1976, y lo liberaron el 25 de junio de 1979. Luego se dedicó al oficio de obrero de la construcción. En silencio. Cuando se reabrieron los juicios, sintió que tenía un papel vital que cumplir. Nunca pensó que sería tan triste.
Un testigo vital
Jorge Julio López asistió cada vez que lo llamaron a declarar sobre el accionar de la dictadura militar, iniciada en marzo de 1976, de la que fue víctima. Su testimonio fue un mapa detallado del calvario que soportaban quienes pasaban por los centros clandestinos de detención: primero, en los Juicios por la Verdad y, después de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, en las investigaciones preliminares que indagaban sobre los padecimientos en cada centro clandestino.
El 28 de junio de 2006 se sentó en el estrado y declaró por última vez. Relató que en esos tres años, no solo Miguel Etchecolatz lo torturó en persona, sino también cómo un grupo de represores, en el llamado Pozo de Arana, había fusilado a los militantes peronistas Patricia Dell Orto y su esposo, Ambrosio de Marco.
El 18 de septiembre, cuando debía asistir a los alegatos del juicio contra su verdugo, desapareció. La investigación por su segundo secuestro naufragó entre las dudas iniciales de la Justicia -que investigaba el hecho bajo la hipótesis de “averiguación de paradero”- y las declaraciones irresponsables de dirigentes políticos que sugirieron que López se había extraviado. Los primeros meses, además, los jueces que investigaban mantuvieron a la Policía Bonaerense como fuerza auxiliar en la investigación, cuando los querellantes pedían que se la apartara, porque una de las principales sospechas llevaba a los nexos con el expolicía bonaerense, Etchecolatz.
Desde entonces, casi nada más se supo. En las vísperas de cada aniversario alguna supuesta novedad termina en las mismas vías muertas. Este año, se dijo que un cuerpo aparecido en Córdoba pudo ser el de López. Falsa alarma, como las anteriores. Solo hojarasca.
La CTA Autónoma presente en la marcha a 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López
Durante el día de ayer se llevó a cabo en La Plata una multitudinaria marcha a 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, que contó con la presencia de organizaciones de derechos humanos, gremiales, sociales, políticas, barriales, y estudiantiles.
La gran participación juvenil fue uno de los datos políticos más importantes de la jornada. Al respecto, el Secretario de Juventud de la CTA Autónoma bonaerense, Gerónimo Martire, reflexionó que “a 10 años sigue vigente la búsqueda de Jorge Julio López, como así también continúan vigentes los sueños de los compañeros que lucharon por una patria más justa y soberana. Julio López buscaba Memoria, Verdad y Justicia, por eso hoy la juventud se va a expresar en la calle y seguimos buscando a la persona que fue decisiva en la querella contra el genocida Miguel Etchecolatz, al que hoy quieren dar prisión domiciliaria, cosa que sería un gravísimo retroceso. También estamos marchando por eso, para que permanezca preso y en cárcel común. Desde Memoria, Verdad y Justicia queremos reforzar todo aquellos que nuestros compañeros y compañeras militaron, así que redoblaremos nuestros esfuerzos y nuestras esperanzas”.
La gran concentración en Plaza Moreno partió hacia diagonal 73 en dirección a Plaza Italia, y durante la marcha se vieron numerosas intervenciones artísticas con grafitis, performances teatrales, y murgas.
César Baliña, secretario General de la CTA Autónoma Regional La Plata y Berisso manifestó: “Entendemos que para poner freno a la política que va en contra de los derechos humanos tenemos que seguir caminando a partir de lo que venimos planteando desde la CTAA; el camino de la unidad. No podemos regalar los derechos que hemos ganado en la calle peleando a estos gobiernos neoliberales que en esta nueva ofensiva contra los DDHH, y que lo encuentra al presidente Macri diciendo desconocer cuántos son los desaparecidos y que se trató de una guerra sucia. Nosotros entendemos que fue terrorismo de estado y que los compañeros que desaparecieron pelearon por un país mejor y nosotros decidimos continuar transitando ese camino. En ese marco seguimos siendo partícipes como lo hemos hecho desde el primer día de la desaparición para luchar por su aparición con vida y por la condena a todos los responsables del genocidio en nuestra Patria”.
Los estatales bonaerenses también dijeron presente en la movilización. Carlos Díaz, Secretario Adjunto de ATE y Secretario de Relaciones Institucionales de la CTAA, sostuvo que “este es el grito, aparición con vida y fin de la impunidad de los poderosos. Estamos convencidos que la desaparición de Julio López ha tenido que ver con la lucha de las organizaciones populares, los organismos de DDHH bajo las banderas de Memoria, Verdad y Justicia, y en estos 10 años luego de lo que significa la figura de Julio López en lo que fue la lucha contra la impunidad por los delitos cometidos en la última dictadura Cívico Militar, lo que significó su testimonio para que se condene al Comisario Miguel Etchecolatz uno de los máximos responsables junto al entonces jefe de la policía bonaerense Ramón Camps de la represión estatal en toda la provincia, y que sin dudas las líneas de investigación que debían conducir hacia esos sectores de la bonaerense, seguimos exigiendo la búsqueda, el juicio y castigo por la segunda desaparición de López, además rechazamos las domiciliarias a los genocidas que han sido juzgados y condenados, y reflexionar de la ampliación de DDHH sino también las demandas las reivindicaciones de trabajo, Salarios dignos, acceso a las salud pública, educación, y políticas sociales”.
Por su parte el secretario General de la Asociación Judicial Bonaerense Región La Plata Santiago Fontela entiende que “el estado es responsable de la segunda desaparición de López. Han pasado los gobiernos, y al día de la fecha no hay ninguna novedad que indique donde está el compañero. Por eso creemos que esa desaparición refleja que el estado represivo sigue vigente a más de 40 años del golpe genocida”.
Para Emiliano Huevarilio, uno de los bebés nacidos en la ESMA, quién eso hoy referente en Derechos Humanos de la CTA Autónoma y de ATE “No es casual que quieran darle domiciliaria a Etchecolatz, parar los juicio de lesa humanidad, y en estos 10 años de la segunda desaparición de López no es casual que el estado nacional quiera darle privilegios a estos genocidas. Por eso desde la CTA junto a otras organizaciones gremiales, políticas, de derechos humanos seguimos llevando adelante los reclamos a la justicia para generar la presión para que este genocida no vaya a domiciliaria. El testimonio de Julio López fue fundamental para meter a este genocida en prisión perpetua y común. La continuidad del plan económico que buscaron imponer a sangre y fuego hace 40 años, lo quiere generar este gobierno nacional con todas sus características. Hoy al cumplirse 10 años de la desaparición marchamos con organizaciones estudiantiles, y la expresión cultural que le vanos a poner a esa marcha desde la Central armamos una carroza en la que se emitirán las palabras del compañero Jorge Julio López cuando declaró minutos antes de ser desaparecido. Seguimos peleando pidiendo juicio y castigo y aparición con vida de Julio López”.
Finalmente Germán Mogilner, referente de Derechos Humanos de la CTA A destacó que “Tenemos que poner en contexto que toda esta avanzada para liberar a los genocidas y ejecutar políticas de vaciamiento en áreas de derechos humanos, tiene que ver con el tratar de los grupos económicos concentrados de poder de imponer un sistema político económico y financiero que va en contra de los intereses de los trabajadores y el pueblo y va de la mano de la concentración de la riqueza en las manos de unos pocos. Entonces hoy más que nunca es necesario que estemos en la calle reclamando, y cuando decimos Memoria verdad y justicia no estamos hablando del pasado, estamos hablando del futuro. Cuando reclamamos que estén presos, Bussi, Mendendez, nosotros además de querer que se haga justicia por los compañeros muertos, torturados, desaparecidos, también hablamos del hambre del pueblo que es una consecuencia de los que fue la dictadura cívico militar, apostamos la futuro. Decimos que queremos un país donde los asesinos no estén sueltos en la calle. Por eso consideramos que dentro de esa perspectiva de futuro que venimos planteando, la participación de los jóvenes es fundamental”.
Fuente: www.ctabuenosaires.org.ar